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La población hispana de Estados Unidos ralentiza su crecimiento

El impacto de la crisis económica cambia la tendencia de esta comunidad

La población hispana de Estados Unidos ha sorprendido al país en las últimas décadas con su potente crecimiento y su capacidad para extenderse por amplias regiones. Sin embargo, los últimos datos del Censo revelan que esa tendencia ha cambiado: el aumento de población se ha ralentizado en la última década y la que sigue siendo la minoría más grande del país crece ya a un ritmo más lento que la comunidad de americanos de origen asiático.

Los expertos de la organización Pew Research Center, encargados de un informe que analiza estos últimos datos, atribuyen este cambio a nuevos patrones de inmigración y a los efectos de la recesión económica que afectó a Estados Unidos a partir de 2007. La que un día fuese la comunidad de más rápida extensión del país creció una media anual de 2.8% entre 2007 y 2014, mientras que los siete años anteriores, justo antes de que comenzara la crisis económica, lo había hecho al 4.4%. Aún así, los hispanos siguen siendo la comunidad que más ha contribuido —un 54%— al aumento de población estadounidense entre 2000 y 2014.

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EE UU, con una población de 319 millones, cuenta con 55.4 millones de hispanos, según los datos de 2014. La inmigración fue la principal fuente de crecimiento de esta comunidad en las décadas de los 80 y 90, hasta que se ralentizó a mediados de los 2000 por la recesión y el endurecimiento de las medidas migratorias y la seguridad en la frontera. En el caso de México, apuntan los autores del informe, el flujo migratorio tiene saldo negativo desde 2009: se han reducido las llegadas y aumentado el número de inmigrantes que regresan a ese país.

El crecimiento de la población hispana se debe ahora a los nacimientos en territorio estadounidense, aunque las circunstancias económicas también han tenido su impacto en el número de descendientes por familia. Si hasta mediados de la década de los 2000 la tasa de nacimientos en mujeres hispanas de entre 15 y 44 años era de 95 nacimientos por cada 1.000 mujeres, después de 2007 descendió hasta los 72.1.

El crecimiento de esta comunidad modificó la composición de ciudades y condados por todo el país. A finales de los 90 y principios de los 2000, los Estados de Carolina del Norte y Iowa —muy alejados de la frontera con México— recibieron a sus nuevos residentes, que han cambiado la región para siempre. En Georgia, varios condados registraron el aumento más rápido de la población hispana en una sola década. Y entre 1990 y 2014, según Pew, casi se duplicó el número de condados de EE UU que cuentan con al menos 1.000 hispanos, desde 833 hasta 1.579.

El informe revela que la mayoría de los inmigrantes de origen hispano residen en ciudades de California y Texas. Datos: Pew Research Center.

Pero ahora los datos de Pew muestran cómo los hispanos se han desplazado hasta regiones remotas donde su presencia antes era extremadamente reducida. “El aumento de la población latina está menos concentrada en condados donde históricamente ha habido grandes comunidades hispanas”, dice el informe. Desde el comienzo de la recesión económica de 2007, el Estado que muestra un crecimiento mayor de su población hispana es Dakota del Norte, donde prácticamente se ha duplicado, gracias a la creación de empleo en el sector energético.

Este fenómeno, que se ha desplazado desde estados sureños hasta el norte del país, ha extendido la influencia de los hispanos tanto en todos los ámbitos de la sociedad estadounidense, desde los rostros en las aulas de las guarderías hasta los resultados de las elecciones locales. Los datos de Pew recuerdan que en 2012, hasta 17 Estados cuentan con alumnos de escuelas infantiles entre los que ya son hispanos uno de cada cinco estudiantes. Una década antes, esta proporción solo existía en ocho Estados del país.

El impacto de estas cifras puede tener especial repercusión en las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre. El cambio de tendencia de crecimiento entre los hispanos, desde la inmigración a los nacimientos, supone que cada ciclo electoral aumenta el número de ellos que pueden registrarse como votantes. Así, Texas cuenta por primera vez en 2016 con más de cuatro millones de hispanos con derecho a voto, en California son casi siete millones y en Florida, uno de los Estados que puede decidir el resultado, son 2,5 millones.

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