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Migrados
Coordinado por Lola Hierro

Los derechos estancados de las empleadas del hogar

AUTORA INVITADA: Luz Bibiana Pineda R.

Cuando el pasado 9 de julio una empleada del hogar perdió la vida en Madrid al caer al vacío mientras limpiaba los cristales de la vivienda en la que trabajaba, el gobierno fue alertado, nuevamente, sobre la necesidad de incluir a los y las trabajadoras del hogar en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Ley 30/1995). Este no es el primer caso que se presenta en España, pues ya en el 2009 también en Madrid y en el 2013 en Marbella, otras dos empleadas del hogar de origen latinoamericano fallecían en similares circunstancias.

La crisis ha servido de acicate para que los avances en la contratación de las empleadas del hogar en condiciones dignas se hayan ralentizado y, en algunos casos, desaparecido por completo por parte de los empleadores. Esto, además de la merma importante en el salario de las internas y en el coste y horas de trabajo en las externas; así como la ampliación de labores que, al amparo de “trabajadora del hogar”, se les ha ido endilgando. Es así, como dentro de las funciones que no les corresponden y por las que a cambio reciben salarios mínimos, se encuentra el cuidado de las personas mayores, siendo en algunos casos, trabajos especializados según los altos grados de incapacidad de las personas a su cargo. Esto sin contar lo expuestas que están a los malos tratos verbales, siendo, muchas de ellas, humilladas por su condición de inmigrantes y, en algunas ocasiones, ser objeto de acoso sexual por parte de algunos empleadores y su entorno.

En este sentido, el gobierno español ha rebajado a su mínima expresión la vigilancia y reglamentación de la actividad y a día de hoy, luego de cinco años de que la Organización Mundial del Trabajo, OIT, aprobara el Convenio 189 cuyo fundamento es procurar el “trabajo decente para los y las empleadas del hogar”, sigue sin ratificarlo, impidiendo que pasen a ser parte del Régimen General Laboral, pues de momento (gracias al RD 1620 de 2011 que las incluyó) sólo se les incluye en un estatus de “Sistema Especial”. Esto es, sin plenos derechos o beneficios que les permita contar con un fondo de garantías, disfrutar de un subsidio de desempleo o, acudir a los tribunales en caso de despidos improcedentes por desistimiento, por ejemplo.

Asociarse para informarse

Sedoac (Servicio Doméstico Activo) es, junto con Territorio Doméstico, la única organización integrada y dedicada en exclusiva a la visibilización y empoderamiento de las mujeres empleadas del hogar en Madrid y de ella hacen parte mujeres de distintas nacionalidades de Latinoamérica y algunos países de Europa del Este. La asociación que en el año 20015 nace en el seno de la Escalera la Karakola (centro social auto gestionado por y para mujeres en el barrio de Lavapiés), está centrando su esfuerzo en cuatro líneas definidas de trabajo: El empoderamiento, la sensibilización, la incidencia política y el trabajo en red. Conscientes de que solas no pueden lograr nada, la fuerte conciencia de red es su principal motor y a través de ella han establecido importantes alianzas estratégicas con logros significativos en áreas primordiales para su gestión, como es la capacitación en el conocimiento de sus derechos y en la consecución de espacios de trabajo.

En España las cifras se acercan a los 700 mil empelados del hogar, de los cuales aproximadamente el 90% son mujeres, en la gran mayoría sin derechos ni a vivienda, ni a comida digna. A Sedoac han llegado casos como el de una empleada interna de Madrid que se tiene que alimentar con las sobras del bar regentado por sus jefes, o a quienes el descuento por alimentación asciende al 50% y en algunos casos hasta el 70% de su salario, ya de por si precario. Otros casos con los que se encuentran, son los de mujeres que al fallecer la persona a la cual cuidaban, han quedado en la calle desamparadas, sin ningún tipo de finiquito, ni posibilidad de cobrar el paro y algunas, incluso, tenido que dormir en la sala de espera de un hospital, o terminal de transporte, mientras continúan con la búsqueda de un nuevo empleo.

Y es que son muy pocas las manos que se extienden a la hora de ayudar para que el sector no se precarice más, porque si dentro de la política social del Gobierno este es un renglón al que poco interés se le presta, por parte de otros actores tampoco es mucha la dignidad con que se les trata. Graciela Gallego, empleada del hogar colombiana quien durante varios años ejerció como presidenta de la asociación y ahora se desempeña como vicepresidenta, cuenta, como parte de su historia personal, la manera tan poco decorosa con que en su búsqueda de empleo fue tratada por algunas agencias de colocación especializada.

Precisamente, esta es una de las reivindicaciones que hace el colectivo, para que el sector de las agencias sea sometido a una vigilancia más exhaustiva, pues al ser negocios privados, las empleadas domésticas son tratadas como mercancía y con poco miramiento en que su contratación se haga en términos dignos. Existen en Madrid algunas empresas que cobran por el formulario de solicitud de empleo y un porcentaje sobre el primer salario recibido una vez se consiga un contrato laboral, algo inaceptable en otras áreas laborales, pero cuando se es extranjero y se tiene necesidad de un trabajo, se es proclive a aceptar ciertos abusos. En este sentido, las agencias no son las únicas que precarizan el sector, pues a la asociación llego el caso de una empleada a quien Cáritas Diocesana consiguió un trabajo como interna cobrando 300€ al mes, argumentándole que no estaba mal, pues en Bolivia, su país de origen, era demasiado dinero.

El precio que pagan algunas mujeres inmigrantes que no cuentan con apoyo de redes familiares, sociales, o laborales, es muy alto. Es una cifra que no se puede calcular, pero son demasiadas las mujeres que aun llevando muchos años de estancia en el país, siguen sin tejer lazos de apoyo, pues siempre su trabajo ha sido como internas arrastrando con ello la soledad, el enclaustramiento y la desinformación que ello implica. Hace pocos días la asociación tuvo conocimiento de una empleada del hogar boliviana de 65 años y con diabetes grado 2, a quien le dio una crisis que desencadenó en la amputación de una de sus piernas. Sin ningún familiar en España o ninguna red social y familiar que la apoye, está expuesta solamente a lo que la solidaridad de Asoac y el hospital puedan hacer por ella, pues la persona con quien trabajaba interna, es una anciana de 90 años que lo más que pudo hacer en el momento de su crisis diabética, fue llamar al Samur para que la llevaran al hospital; pero por su condición y edad, le es imposible visitarla o hacerle seguimiento a su evolución.

La unión hace la fuerza

Las circunstancias que conllevan a que muchas de ellas con amplios conocimientos académicos y extensa experiencia laboral en diversas áreas en cada uno de sus países de origen, contribuyen para que no quieran pasar por alto –ni perder- el patrimonio cultural que todas, como colectivo y cada una en su individualidad trae en su mochila migratoria, además de conocer y difundir, sus derechos como empleadas y sus deberes como actoras vivas de la sociedad a la que pertenecen. Es así como las alianzas estratégicas que ha hecho Sedoac, tanto para formación, apoyo legal o ayuda sicológica y social, ha dado sus frutos en la consecución de espacios en los que las empleadas el hogar se sientan integradas y puedan desarrollar, así como compartir, sus saberes en medio del reconocimiento de su experiencia vital.

Entre los logros alcanzados en estos años de andadura de la asociación, está haber realizado, junto a la Red de Mujeres de América Latina, el Primer Encuentro de Mujeres Empleadas del Hogar y haber sido co-creadoras de la Plataforma Grupo Turín, cuando fueron invitadas a esa ciudad por la Organización Mundial de Trabajo, OIT, a los grupos de discusión del Convenio 189 y por medio de la cual reivindican que sus derechos sean tenidos en cuenta y que España firme la ratificación del Convenio de la OIT.

Algunas de las recomendaciones básicas que hace Sedoac (sedoactivo@gmail.com) a todas las trabajadoras del hogar, para unir fuerzas y evitar la explotación de un sector laboral invisibilizado, precario y vulnerable, es que en la entrevista laboral se negocien todas las condiciones de trabajo como jornada, salario, horas extra, forma de pago, vacaciones, alta en la Seguridad Social, etc.. Además, conservar guardado cualquier documento o foto que demuestre la relación laboral; realizar sólo las tareas para las que se le ha contratado y tomar todas las medidas necesarias para prevenir riesgos laborales. Todo ello, sumado a que siempre debe pedir el alta y pago de la Seguridad Social desde la primera hora de trabajo, inclusive durante el periodo de prueba y no permitir –y denunciar- los malos tratos, gritos, golpes, o abusos sexuales en el trabajo.

Luz Bibiana Pineda es periodista

Comentarios

Creo que es totalmente necesario que las empleadas del hogar gocen de todos sus derechos como cualquier otro empleado, pero hay que tener en cuenta en cuanto a sus salarios, que muchas de estas personas están trabajando para otras personas trabajadoras cuyos horarios no son demasiado altos y que necesitan una ayuda en casa. Si esto no se valora, terminaremos con cuatro empleadas de hogar que trabajarán sólo para grandes compañías o instituciones, entonces o es eso lo que se pretende o para que la sociedad funcione habrá que estudiar bien sus salarios.
quería decir "cuyos salarios no son demasiado altos y que necesitan una ayuda en casa"
Creo que es totalmente necesario que las empleadas del hogar gocen de todos sus derechos como cualquier otro empleado, pero hay que tener en cuenta en cuanto a sus salarios, que muchas de estas personas están trabajando para otras personas trabajadoras cuyos horarios no son demasiado altos y que necesitan una ayuda en casa. Si esto no se valora, terminaremos con cuatro empleadas de hogar que trabajarán sólo para grandes compañías o instituciones, entonces o es eso lo que se pretende o para que la sociedad funcione habrá que estudiar bien sus salarios.
quería decir "cuyos salarios no son demasiado altos y que necesitan una ayuda en casa"

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