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Tentaciones

Jaden Smith quiere cambiar el mundo llevando falda

El hijo de Will Smith estrena hoy la serie 'The get down' en Netflix. Hemos hablado con él y quiere que todo lo que haga tenga un impacto en el mundo, ya sea sobre entretenimiento o moda

Roger Kisby

Jaden Smith está sentado en una habitación de un hotel de lujo de Londres, con las piernas sobre una mesa de café y el cuerpo echado hacia fuera del respaldo. Si no fuera por su cara de apatía, parecería que está esperando a las inminentes instrucciones de un fotógrafo para cambiar de pose, pero solo lo hace para estirar los brazos mientras bosteza. El hijo de Will Smith y Jada Pinkett Smith, el mismo que debutó en el cine a los 8 años y publicó su primer single a los 14, es uno de los nombres llamados a dominar la industria del entretenimiento en las próximas décadas. Es el chico que podría ayudar a cambiar las reglas del género en la moda; el postadolescente que dice disfrutar construyendo cosas con sus propias manos (su cama, muebles o una pirámide de tres metros a semejanza de la de Guiza); el casi adulto, a unos días de cumplir los 18, que tiene planes tan megalómanos —"quiero sanar al mundo entero como haría un superhéroe", afirmó a la revista Time en 2015— que haría ruborizar al desmedido Kanye West. Ahora mismo, sin embargo, simplemente está aburrido.

Frente a él, Baz Luhrmann, el director de Romeo + Julieta, Moulin Rouge o El gran Gastby, ofrece una ronda de agua con gas. "¿Jaden, quieres?", pregunta, y obtiene un escueto "gracias, Baz". Sentados juntos, parecen una representación del viejo y nuevo Hollywood. El realizador, con su pelo blanco impecablemente cortado, se muestra solícito ante las tareas promocionales. Jaden, con una mata de finos dreadlocks asomando por debajo de su gorra, parece más interesado en otear una tarde londinense insólitamente soleada. Quizás prefiriese estar ahí afuera con su hermana Willow, a la que define como "mi versión femenina", y a la que se podía ver minutos antes salir del hotel con destino a algún sitio seguramente mucho más divertido.

Jaden en sus primeras apariciones en el cine, haciendo de hijo de su padre.
Jaden en sus primeras apariciones en el cine, haciendo de hijo de su padre.

Pero ambos están en esa habitación, y el motivo de ello es The get down, la primera serie de televisión del director australiano, que esta vez lleva su visión estetizada y teatral a un lugar tan poco propicio a los colores brillantes como el Bronx de finales de los 70. Un ambicioso proyecto, que narra el nacimiento de la cultura hip-hop en una zona arruinada y casi devastada hasta acabar convirtiéndose en un fenómeno global, en el que Luhrmann ha pasado trabajando desde que, hace diez años, viese una fotografía de dos chicos de ese barrio neoyorquino en aquella década. "Me pregunté: '¿Cómo es posible que de ahí saliese una fuerza creativa que cambiase el mundo?", apresura a explicar. Se nota que tiene ganas de hablar de su criatura, que estrenará en todo el mundo a través de Netflix. Jaden, mientras, asiste como ausente a su explicación sobre cómo nadie había adaptado todavía a la ficción la génesis de la cultura hip-hop.

«La moda sirve para romper barreras, para hacer cambiar opiniones. Por eso participé en una campaña llevando ropa de mujer. Si me implico en algo es para que tenga un impacto social»

Para probar a desperezarle, le preguntamos sobre su personaje en la serie, Marcus "Dizzee" Kipling, un joven grafitero que parece decidido a dejar su marca no solo sobre los trenes que atraviesan Nueva York, sino en todo el mundo. "¿Qué si me parezco en algo a él? Bueno, creo que tengo muchas cosas en común, pero también otras que no", responde enigmático, con cara de esfinge. Pero alguien que lee libros sobre Andy Warhol durante la cena familiar, recubre su chaleco vaquero con chapas y no le importa que su hermano en la ficción le llame "rarito", en algo debe parecerse a él, ¿no?. "Bueno, sí", concede. "Es un personaje que no tiene ningún miedo a nada, ni a lo que le diga la gente. Eso es algo que, definitivamente, tengo en común con él, y es lo que originalmente me atrajo del papel".

Porque, como ese mini Basquiat al que encarna, y cuya interpretación preparó con la ayuda de leyendas del hip-hop como Grandmaster Flash o la grafitera Lady Pink, Jaden tiene ambiciones enormes y muy poco miedo del qué dirán. En enero de este año, se desveló su participación en una campaña de Louis Vuitton de moda femenina. No era la primera vez que el joven Smith —que tiene su propia firma de ropa, MSFTSrep— aparecía portando vestidos o faldas en público, y no parece que sea la última. "Hoy en día seguimos viendo como la moda sigue sirviendo para romper barreras, para ayudar a la gente a cambiar de opinión sobre ciertas cosas, ¿sabes?", cuenta animándose por fin. "Por eso es por lo que acepté a participar en esa campaña. Si me implico en algo, siempre es para que tenga un impacto social. Todo lo que hago sigue esa misma vocación. Quiero hacer cosas que tengan un efecto".

Aunque ese efecto también conlleve un gran número de odio repartido en redes sociales y críticas crueles sobre su educación, su vida repleta de privilegios o sus supuestos caprichos de niño rico. Hasta su padre tuvo problemas en aceptar su deseo de llevar faldas. "Le dije que no podía llevar eso", declaró el patriarca Smith el pasado febrero. Al final, como era de esperar, acabó convenciéndole. Claro que, antes de eso, había visto cómo elegía un desopilante traje de Batman blanco para asistir a la boda de Kanye West y Kim Kardashian, vecinos de los Smith en un muy exclusivo vecindario de Calabasas, Los Ángeles. Pese a todo, su padre no duda en definirle como "la persona más equilibrada que he conocido en mi vida. Está completamente cómodo y confiado con quien es, y eso es algo que admiro de verdad".

En efecto, Jaden transmite una seguridad en sí mismo que bordea la insolencia. Será por haber crecido rodeado de cámaras, por haber recibido una educación en su propia casa destinada a potenciar su talento y la toma de sus propias decisiones o por tener la posibilidad de hablar con el Presidente Obama sobre la existencia de los extraterrestes con solo 13 años. Por todo eso, también es consciente de que el mundo le mira con una mezcla de curiosidad y recelo, y él está dispuesto a servirse de eso para llevar a cabo sus grandes metas. Si con su manera de vestir aspiraba también a que "dentro de cinco años, cuando un chico vaya a la escuela con falda, no le peguen ni se metan con él", como declaró recientemente, con su participación en The get down quiere que las minorías tengan una mayor representación en la pequeña pantalla. "Tengo la impresión de que solo se han estado contado un cierto tipo de historias desde hace generaciones", afirma. "Muchas minorías han sido apartadas de los papeles más importantes que deberían haber tenido. Es muy importante escuchar lo que tiene que decir todo el mundo, no solo una parte de él. Por eso, esta serie es un ejemplo perfecto de cómo se le pueden dar la vuelta a las cosas en una industria que, normalmente, no está acostumbrada a cambiar nada".

Todavía no ha podido votar —aunque ha mostrado cierta simpatía hacia la posibilidad de que una mujer sea por primera vez presidenta de EE UU—, pero Jaden se ve a sí mismo como un modelo, como alguien con el poder de cambiar las cosas. A lo grande. "Para mí es un honor que la gente piense que estoy loco", soltó en GQ, "porque la gente también pensaba que Galileo lo estaba". Esta vez, con las tareas promocionales sobrevolando la sala, y con Luhrmann de observador, se muestra más comedido. "La gente que hacía grafitis en los comienzos del hip-hop estaba muy segura de que estaba haciendo arte, de que eso no era vandalismo", afirma. "Era una manera para ellos de que su nombre se viese en toda la ciudad, de hacer que el mundo supiese que tú estabas ahí, incluso si vivías en el Bronx, con edificios ruinosos, incendios y gente muriendo por todos lados sin que nadie se preocupase por ella. Hacía que esa gente sintiese que existían. Por eso es muy importante contar esta historia, porque va a inspirar a chicos que pueden estar en el Bronx hoy en día, o en Calabasas, en Chicago… En todo el mundo".

Jaden Smith con un traje de Batman blanco para asistir a la boda de Kanye West y Kim Kardashian. Puro superhéroe, vaya.
Jaden Smith con un traje de Batman blanco para asistir a la boda de Kanye West y Kim Kardashian. Puro superhéroe, vaya.

Como esos grafiteros, Jaden quiere dejar una huella en el mundo. Pero no durará para siempre. "En 10 años, nadie sabrá dónde estoy", ha afirmado, de nuevo jugando al misterio. Una década para tan grandes metas no parece demasiado margen. ¿Cómo piensa entonces cambiar tantas cosas en tan poco tiempo? "Bueno, esta serie es un comienzo", asegura haciendo suyo el discurso promocional del entorno. Ya, claro, ¿y cómo más? "Bueno, habrá que esperar para verlo", dice volviendo al enigma y aprovechando que estamos en el tiempo de descuento de la entrevista. Sin cambiar de postura, tiende la mano, se despide y vuelve a mirar por la ventana. Quizás esté pensando en cómo lograr que el mundo sea un lugar mejor, o en que le apetece un mocha latte. Como mucho de lo que sucede en su universo, expansivo y privado, nunca lo sabremos.

The get down se estrena en Netflix el 12 de agosto.

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