Desembarcos vikingos, nocheviejas en agosto o guerras de merengue: diez fiestas insólitas para terminar el verano
Hacemos un rápido recorrido por la geografía española en busca de las fiestas populares más singulares
Sabemos que la temporada de fiestas veraniegas es extensa y variada. En ella siempre hay clásicos que se repiten cada año: Sanfermines, descenso del Sella o las fiestas grandes y romerías de las principales capitales. Sin embargo, no solo de la Tomatina de Buñol vive el fiestero veraniego y la experiencia nos dice que allí donde hay un pueblo, hay una fiesta popular digna de ser visitada y disfrutada. Por ello, hemos recopilado diez fiestas que le permitirán terminar el verano de una manera singular.
Romería vinkinga de Catoira (Pontevedra)
Catoira es un municipio pontevedrés de algo más de 3.000 habitantes que tiene la peculiaridad de ser uno de los puntos de desembarco más cercanos a Santiago de Compostela. Probablemente por eso, hace unos cuantos siglos, los vikingos lo eligieron para intentar conquistar la capital gallega pero no contaron con la resistencia de los vecinos de Catoira. Como aquí somos muy de hacer una fiesta de toda batalla heroica, desde los años 60, a primeros de agosto los habitantes de esta localidad recrean el desembarco vikingo. Y para ello, cuentan con visitantes de Frederikssund, una localidad portuaria danesa –hermanada con Catoira– que se caracterizan como sus antepasados y luchan, con abundante vino de por medio, por conquistar las torres del Oeste, las únicas que aún se mantienen de la fortaleza que vigilaba el ascenso de los barcos por el río Ulla.
Nochevieja en agosto (Bérchules, Granada)
La Nochevieja de 1994 fue accidentada en Bérchules. Un apagón dejó a los vecinos sin la posibilidad de tomar las 12 uvas como venían haciéndolo habitualmente y, tomándoselo con humor, decidieron hacer una fiesta de esa contrariedad. En agosto, la localidad se viste de Navidad, con cabalgata de Reyes Magos incluida, y vecinos y visitantes se reúnen en sus plazas para tomar las uvas al ritmo del reloj de la iglesia. Luego, como manda la reciente tradición, celebran el Año Nuevo a ritmo de verbena.
Cipotegato de Tarazona (Zaragoza)
Aquí el personaje principal es, efectivamente, el cipotegato, personaje encapuchado y vestido de arlequín que es elegido por sorteo para protagonizar las fiestas y cuya identidad debe permanecer en secreto hasta el día grande. Su misión es entrar en la plaza del pueblo, en la mediodía del 27 de agosto, y esquivar como buenamente pueda los lanzamientos de tomate de la multitud. Si lo consigue, se subirá a una estatua erigida en su honor. Las teorías sobre el origen de esta tradición son tan numerosas como el número de excusas que puede encontrar para lanzar un tomatazo al incauto más cercano.
Limones solidarios en Novales (Cantabria)
Existe un lugar en el que se puede disfrutar de gin-tonics a tres euros mientras se participa de una causa solidaria. Se trata de Novales, en Cantabria, donde el sábado 6 de agosto tiene lugar el Festival Limones Solidarios cuyo fin es recaudar fondos para los parados de Alfoz de Lloredo. Se puede comer, beber y, como no, comprar una malla de limones por tres euros. Desde 2012, que tuvo lugar la primera edición, la cantidad recaudada ha ido ascendiendo hasta los 18.000 euros que se lograron en 2015.
Romería de Xiringüelu (Pravia, Asturias)
La fiesta grande en Pravia es el domingo 7 de agosto pero el ajetreo en esta localidad asturiana lleva días siendo un vecino más. Suenan motosierras y se ven lugareños cargando con maderos a pleno sol. No se trata de una nueva obra del desaparecido plan E sino de las fiestas patronales que aquí conllevan la construcción, durante toda la semana, de casetas de madera en el prau de Salcedo, junto al río Nalón. Si no lleva un arquitecto dentro, pero sabe disfrutar de una buena sidra, puede llegar el domingo y disfrutar del colofón de la fiesta y de las habilidades constructoras de los vecinos.
La Chúndara (Peñafiel, Valladolid)
Si se perdió la Batalla Naval de Vallecas (Madrid), en Peñafiel tiene una segunda oportunidad. Aquí tiene que aprenderse el “Chundara tarata Chúndara” –modificación del pasodoble ‘La Entrada’- y el “viva el pijo del tío Bernardo” para poder entonarlo como un autóctono en los 800 metros que separan la Plaza de España de la del Coso. Durante el trayecto, los solidarios vecinos le aliviarán el calor lanzando agua por sus balcones con cubos, globos o incluso mangueras. No intente acabar seco.
Los Danzantes de Anguiano (La Rioja)
Es una de las últimas fiestas del verano ya que se realiza precisamente para despedir el estío y resguardar a la patrona de Anguiano –Santa Magdalena- en su ermita, donde pasará el invierno. Antes, en julio, la virgen había sido llevada a la iglesia del pueblo por los danzantes que, el último sábado de septiembre, la devuelven a su lugar de origen. Lo impresionante del paseo es el hipnótico baile que realizan ocho vecinos por las intrincadas y empedradas cuestas del pueblo, con escaleras incluidas. Los jóvenes, ataviados con ropas típicas, van subidos en unos zuecos de madera de unos 50 centímetros, atados al tobillo, sobre los que giran manteniendo el equilibrio gracias a sus faldones. Un simple roce puede provocar una aparatosa caída así que no intente hacerlo en casa.
Guerra del merengue (San Sebastián, Guipúzcoa)
La Semana Grande de San Sebastián no necesita presentación pero dentro de su programa de fiestas hay una actividad reciente –este año cumple su quinta edición- que sí merece mención aparte. Se trata de la Guerra del merengue en la que el premio se lo lleva el que consiga evitar con mayor pericia los centenares de kilos de merengue que se lanzan los participantes. Si quiere formar parte en alguna de sus tres categorías será el martes 16 de agosto.
Festa do pulpo (O'Carballino, Orense)
Quizás antes del merengue, lo suyo sería un buen pulpo a Feira. La Festa do Pulpo incluye, como no, este producto típico gallego pero también carne, empanadas o pan de Cea acompañado por litros de Ribeiro. Aquí saben bien que sería un auténtico sacrilegio lanzarse este manjar así que se dedican a cocinarlo y lo hacen a lo grande: más de medio centenar de pulperas preparan más de 25.000 kilos de pulpo. Un auténtico paraíso.
Romería de Santa Marta en As Neves (Pontevedra)
Se la llama la romería de los ataúdes porque es precisamente eso, una procesión en la que quienes han estado en una experiencia cercana a la muerte –y han sobrevivido- lo agradecen a Santa Marta. Lo hacen metiéndose en ataúdes abiertos que pasean por todo el pueblo los familiares de estos particulares muertos vivientes. Si no la ha podido ver este año, deberá esperar al próximo 29 de julio. Quizás para entonces tenga también algo que agradecer a la virgen. Cruce los dedos o encomiéndese a Santa Marta.
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