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Así es el nuevo dueño de la mansión Playboy

Daren Metropoulos, magnate de la alimentación, se aleja por completo del estereotipo de Hugh Hefner, su anterior dueño

De izquierda a derecha: Evan Metropoulos, Snoop Dogg y Daren Metropoulos, en una fiesta en la mansión Playboy en 2012.
De izquierda a derecha: Evan Metropoulos, Snoop Dogg y Daren Metropoulos, en una fiesta en la mansión Playboy en 2012.Todd Oren (WireImage)

Una casa icónica para un tipo que quiere parecer común. Daren Metropoulos es el nuevo dueño de la mansión en Los Ángeles del fundador de Playboy, Hugh Hefner. El lugar donde las conejitas campaban ligeras de ropa entre bandejas llenas de copas de champán se prepara para cambiar por completo.

Metropoulos se considera un tipo normal, un exponente de la clase media estadounidense, amante de la cerveza en lata y los aperitivos que dejan los dedos grasientos. La diferencia con los demás está en que la bebida, la pasta precocinada y los bocaditos de atún forman parte de su fortuna. La popular marca estadounidense de cerveza PBR (Pabst Blue Ribbon), las conservas de pescado Bumble Bee y Chef Boyardee, que hace comida de inspiración italiana en lata, son las estrellas de su catálogo de inversiones. La última: una participación en el famoso chocolate de San Francisco Ghirardelli. Además, a Metropoulos, de origen griego como delata su apellido, se le conoce por salvar a un icono de Estados Unidos, los bollos Twinkies, algo así como el Tigretón y la Pantera Rosa en España. De entre todas, PBR ha sido clave para poder hacerse con la mansión. Vendió la marca por 629 millones de euros hace dos años; 500 más de lo que pagó por ella en 2010.

Interior de la mansión Playboy.
Interior de la mansión Playboy.cordon press

El nuevo inquilino de la casa Playboy, un soltero de 32 años y sin hijos, pagó 95 millones de euros por la propiedad en Beverly Hills —el precio inicial era de 180 millones—. Él será el nuevo vecino de Taylor Swift y Sylvester Stallone. Aunque su vida no es tan escandalosa como la del fundador de la revista, que a sus 90 años está casado con una de las modelos de su publicación 60 años más joven que él, tampoco se queda corto. En 2009 tuvo una trifulca con su novia, Dalene Kurtis, entonces modelo de revistas. La web especializada en cotilleos de famosos TMZ se hizo eco de un intento de agresión con un bate de béisbol. Metropoulos negó los hechos y en su defensa alegó que a ella lo que le movía era el dinero. Le pedía casi nueve millones de euros, pero terminó por retirar la demanda.

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A pesar de la compra, Hefner ha llegado a un acuerdo para seguir viviendo en la propiedad con su esposa. Metropoulos la usará de vez en cuando con fines lúdicos. El empresario publicó en 2012 en la red social Instagram una imagen en la que aparecía junto al rapero Snoop Dogg durante una fiesta en Beverly Hills.

De vecina, a Pamela

Pamela Anderson, en la portada de Playboy.
Pamela Anderson, en la portada de Playboy.cordon press

Pamela Anderson, vecina y otra de las habituales de la mansión, explicó a Los Angeles Times hace dos meses que para ella la casa era como su universidad: "Llena de intelectuales, sexo, rock and roll, arte… Todo lo importante estaba ahí", confesó la playmate, que apareció hasta en 14 ocasiones en la portada de Playboy.

El inmueble de piedra de inspiración gótica fue erigido en 1927 en el número 10.236 de la calle Charing Cross. No fue hasta 44 años más tarde cuando Hefner la adquirió por 1,1 millones de dólares. En aquella época supuso el movimiento inmobiliario más caro de la ciudad de las estrellas. Apareció en capítulos de series como Sexo en Nueva York, El príncipe de Bel Air y Entourage. Además de sus 29 habitaciones, varias cocinas, una sala de juegos, una bodega y una sala de cine, existen dos rarezas: un órgano y una licencia de zoo, lo que la convierte en una de las escasas propiedades de California con este privilegio.

Todavía se desconocen los planes de Metropoulos para la mansión Playboy, pero parece que ha heredado las inquietudes inmobiliarias de su padre, Dean Metropoulos, que ostenta una fortuna de 2.246 millones de euros, según la revista Forbes. El magnate se gastó casi 10 millones de euros en un castillo abandonado en Tarrytown (Nueva York). Adquirió un especial interés en la reforma, incluyendo él mismo en los planos un spa, revisando en persona las obras del restaurante que incluyó y preocupándose minuciosamente hasta por las cortinas.

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