La sostenibilidad en la España de 2016
El informe SOS16 revela datos que nos permiten medir si nos dirigimos o no hacia un futuro más acorde a las metas de la Agenda 2030. Esta es una radiografía de España
El informe SOS16 revela algunos datos y tendencias muy preocupantes. Según la AEMET la temperatura media alcanzó +0,94ºC en 2015 sobre la media del período de referencia 1981-2010 (¡piensen en 10 años manteniendo esta tendencia!). 2015 fue un año “extremadamente cálido”, “muy seco”, con un “23% menos de lluvia que lo normal”, y mayor irregularidad de precipitación, lo que refuerza las tendencias del clima observadas desde hace décadas. En 2015 los incendios forestales quemaron el doble de superficie forestal y el triple de árboles que el anterior, lo que supone una fuerte amenaza sobre la biodiversidad.
Las emisiones de gases de efecto invernadero continúan creciendo en España en 2014 (un 1%) y 2015 (un 4%, al menos) mientras en toda Europa disminuyen un 30%. En este aumento influye que 2015 ha sido año record en consumo de carbón y nefasto en inversión en renovables. Otra evidencia, esta vez proporcionada por el Instituto Geográfico Nacional, tiene que ver con los rápidos e insostenibles cambios de ocupación del suelo. Si hasta 1987 se habían artificializado en España 700.000 hectáreas; entre esa fecha y el 2011 (último dato disponible) se habían trasformado otras 600.000, hasta alcanzar el 2,5% del país. Entre 2005 y 2011 la tasa media de artificialización alcanzó las 109 hectáreas diarias. En los primeros 500 metros de costa se han transformado dos hectáreas diarias... En las franjas interiores el ritmo es todavía mayor.
Respecto a calidad del aire y exposición de población el Barcelona Supercomputing Center estima que más del 25% de la población española está sometida diariamente a niveles de contaminación inadmisibles y peligrosos. Más del 50% de las masas de agua interiores incumple los niveles de calidad de la Directiva de Aguas; 800 núcleos urbanos siguen vertiendo sin control; España solo depura el 84% de sus aguas residuales y mantiene vigentes cuatro expedientes en el Tribunal Europeo de Justicia (el último, de 2015). La Fundación Nueva Cultura del Agua revela que el Índice de Explotación Hídrica supera el 40% (estrés severo) en casi todas las demarcaciones por detracciones agrarias, responsables del 70% de la demanda. La economía circular no acaba de despegar,la recuperación y el reciclaje han mejorado pero todavía les queda un largo recorrido. La adaptación al Cambio Climático todavía no se ha iniciado. Siguen existiendo carencias en la conservación de la biodiversidad.
Los indicadores socioeconómicos están todos ellos íntimamente relacionados y suponen un festival de cifras negativas, excepto para algunos indicadores “macro”. El paro juvenil (47,5%) y el de larga duración son escandalosos. Aunque el paro ha disminuido en 2015 se ha alcanzado el máximo de precariedad entre los asalariados. Más de tres millones de personas han descendido a la parte baja de la distribución de la renta y la renta disponible neta ha pasado de 17.042 euros en 2009 a 15.408 en 2015; el riesgo de pobreza ha variado del 20,4% al 22,1%; la insolvencia alimentaria puede afectar a 1,9 millones de personas. En 2014, 2.982.272 niños y niñas vivían en situación de riesgo de pobreza o exclusión.
El informe SOS16 revela algunos datos y tendencias muy preocupantes
La Encuesta de Condiciones de Vida dice que 624.308 hogares no pueden garantizar una alimentación adecuada. La pobreza energética medida por la Asociación de Ciencias Ambientales se ha incrementado en un 22% entre 2012 y 2014 (últimos datos disponibles) y supera la media de la UE27 y el valor de 2007, al tiempo que tenemos una de las energías más caras. Apenas se cuenta con un 1,1% de vivienda protegida (32% en Holanda; 17% en Francia) y son necesarios 7,4 años de salario para sufragar la compra de una vivienda (una media razonable sería cuatro años). Todos estos hechos incrementan la desigualdad, que alcanza el valor 34 del Gini en 2014; la tasa 20-80 ha crecido igualmente en un 15,9% entre 2009 y 2014. Los datos para otras áreas clave también son negativos: harían falta casi 142.000 enfermeros más para alcanzar la media europea (508 en España frente a 811 enfermeros/100.000 habitantes); -12,64% del PIB menos en 2016 que en 2009 en educación, malos los resultados PISA; preocupante desigualdad salarial y en distribución del tiempo por género; los recortes en gasto eficiente en I+D+i (superiores a los de Grecia, Portugal, Italia e Irlanda). Nuestra Ayuda Oficial al Desarrollo ha bajado hasta el 0,13% en 2015 (la meta es superar el 0,7%).
Y se detectan contradicciones: el desperdicio de alimentos (1.329.500 toneladas métricas en 2015; séptimo lugar de la UE) convive con estados de malnutrición. Exportamos importantes producciones “ecológicas” mientras no se consumen en colegios, comedores e instalaciones de la Administración. Se eleva el consumo de fertilizantes y pesticidas. Se obstaculiza la producción de fotovoltaica mientras tenemos millones de tejados de instalación potencial y sufrimos pobreza energética.
El Índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional ha alcanzado las peores puntuaciones de los últimos 15 años y se sitúa muy alejado de los valores de nuestro entorno europeo. En los índices de felicidad de NNUU y el OCDE Better Life Index los datos indican que estamos en una situación intermedia en los rankings si bien nos hundimos en las escalas conforme nos sumergíamos en la crisis.
Los indicadores socioeconómicos están todos relacionados y suponen un festival de cifras negativas
El trabajo aporta, además, mapas interactivos de las principales evidencias de cambio climático, de puntos negros de contaminación, así como infraestructuras sobredimensionadas o inacabadas. Concluyendo la visión sobre el país estamos de acuerdo con el último Nobel de Economía, Angus Deaton que ha señalado que la “mezcla de austeridad y corrupción” o de “recortes y escándalos políticos constituye un cóctel de alto riesgo”. Siguiendo también a este profesor, “creemos que había alternativas que seguramente habrían sido mejores para evitar el aumento de la desigualdad y para salir antes de la crisis”.
SOS16 sigue la organización de los 17 ODS de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, asumida por España a finales de 2015 junto a 192 países. Los 55 indicadores ambientales, económicos, sociales y sintéticos se organizan alrededor de la sistemática de la ONU.
Está claro que no tiene sentido hacer un “mapa a escala uno a uno”, como decía Borges, sería inútil. SOS16 muestra una visión general y responde a dos obsesiones: la primera, basarse en la mejor información disponible producida por los mejores en cada materia; la segunda, intentar llegar al máximo de ciudadanos y de decisores para evitar que se alegue “ignorancia” o que se legisle “ignorando” (sería prevaricación). La información emitida, sometida al chequeo de un Comité Científico acreditado, trata de ser veraz, objetiva y útil para la toma de decisiones. En diferentes procesos electorales como las recientes elecciones españolas, o las peruanas o en el proceso Brexit, los aspectos de la sostenibilidad han sido absolutamente ignorados pese a que el clima es actualmente un monstruo, la salud esta siendo afectada y los recursos naturales están en peligro.
La Agenda 2030 será para los próximos años el estándar organizativo de los informes sobre sostenibilidad. Por todo ello parece muy importante, a la vez que divertido, seguir con estos informes para empezar a medir si nos dirigimos o no hacia un futuro más sostenible.
Nuestras mediciones son importantes no sólo porque nos dicen cómo lo estamos haciendo, sino porque sirven como guías para la formulación de políticas
J. Stiglitz, Premio Nobel 2001
Carlos Alfonso, Fernando Prieto y Raúl Estevez pertenecen al Observatorio de la Sostenibilidad (OS).
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