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"Es una revolución, no hay vuelta atrás"

El desembarco del servicio Prime Now de Amazon es visto por nuestros lectores, con suspicacia, como un avance logístico que fuerza a minoristas a adaptarse o morir

Cartel de Amazon en el centro logístico de Bad Hersfeld (Alemania).
Cartel de Amazon en el centro logístico de Bad Hersfeld (Alemania). EFE

Salvador Valle Rodríguez

Lo confieso, compro en Amazon y otras tiendas on-line, es algo que poco a poco se ha instaurado en mis costumbres diarias. A pesar de mi desazón sigo comprando por Internet. ¿Estaré favoreciendo la destrucción del pequeño comercio? ¿Estaré comprando a una empresa que no contribuye con sus impuestos en mi país? ¿Llegaremos todos a ser más pobres y unas cuantas corporaciones se harán con los bienes mundiales? ¿Pero qué hacer? ¿Dónde encontrar ese libro casi agotado por las librerías que visito, pero que sigue ahí, en mi lista de deseos, esperándome a un solo click, mucho más barato? ¿Cómo resistirme a comprar ese móvil que estoy buscando a un precio sin competencia? ¿Dónde encontrar la válvula de esa olla superrápida de marca alemana, si vivo en un pueblo de la Andalucía interior y para comprarla en una tienda física necesito hacer 30km sin garantías de encontrarla? No tiene competencia. Esto es una nueva revolución. La misma que constataron los arrieros que se trasladaban con sus recuas de caballerías y eran adelantados por un camión de carga. No hay vuelta atrás. Solo espero que los gobiernos se pongan de acuerdo a nivel europeo y mundial, establezcan la unidad fiscal y cobren los impuestos pertinentes para luchar por el estado social. De no ser así, una mayoría abrumadora acabaremos en la absoluta pobreza, sin educación, sin sanidad y sin ayudas sociales.

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Carmelo Castro Pascual

Tenemos muy poco tiempo y comprar a golpe de click es práctico, rápido y seguro. También para mí, que soy parte perjudicada en el desembarco de Amazon: tengo un negocio de distribución y siete empleados a mi cargo. ¿Pero a qué costo? Las multinacionales no se conforman con ser rentables, anhelan ser dominantes, fagocitarlo todo. Hace una década mi competencia eran otros negocios regionales como el mío; hoy los veo como compañeros en lucha por sobrevivir. Las grandes corporaciones generan empleos de 100 en 100, pero nos devoran a los pequeños y luego ni siquiera tienen intención de tributar aquí. Son mercenarios. Tenemos que aprender a competir, sí, pero no tendremos oportunidad si lo absorben todo a su paso. Tiempo al tiempo…

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Milagros Amado Mier

Ni Internet ni el comercio electrónico son enemigos de los minoristas, sino magníficos instrumentos de marketing y venta de los que pueden beneficiarse actuando de manera conjunta e inteligente. Unidos harían fuerza y minimizarían gastos, repercutiendo también positivamente en sus beneficios. Ojalá lleguen a tiempo de tomar medidas oportunas y formar su propio centro comercial en línea tan eficaz, rápido y satisfactorio para el cliente como lo es el de Amazon.

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Iván Araquistain

Imagine que va caminando por la calle y lleva una gran cantidad de dinero. ¿Iría enseñándoselo a todo el mundo? ¡Claro que no! Eso sería tan tonto como ponerse un letrero que dijera "¡Róbenme!".

Piense que su información personal es como dinero en efectivo, hay muchos que la ambicionan ahí fuera. Puede que usted ni yo destaquemos entre tantos otros ciudadanos, ¿A quién pueden interesar por tanto nuestras peculiaridades individuales?

El listado es más largo de lo que probablemente imagine e incluye empresas como Amazon, que quieren vendernos sus productos o servicios, o empresas que a su vez venden información a otras empresas. La privacidad es un concepto relativo en un mundo hiperconectado.

Mediante el procesado masivo de datos, los consumidores somos catalogados según lo deseable de nuestro perfil para una determinada empresa. Las tradicionales pymes, incapaces de esa selección, se verán abocadas a una competición más desigual.

La tecnología tiene partes oscuras. Quédense con la siguiente idea: Nuestra información es un bien valioso. Es momento de que adquiramos conciencia y la protejamos.

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Carlos J. Sánchez Blanco

Para mí, como profesional que no puede dedicar mucho tiempo a las tareas del hogar, es un avance inmenso. Puedo comprar de camino a casa, desde el móvil, sabiendo que los alimentos que voy a cocinar esa noche llegarán frescos a casa, prácticamente al mismo tiempo que yo y sin necesidad de perder media hora en el súper.

Estamos ante una revolución logística que introduce un factor nuevo en el mercado; Amazon ya no solo compite en producto (calidad o precio) sino que además, y sin encarecer los costes, oferta tiempo y calidad de vida a sus usuarios.

Sería deseable que el pequeño comercio sepa adaptarse y vender un servicio diferenciado que les permita sobrevivir. De lo contrario, nos encaminaremos hacia un monopolio puesto que, a medio plazo, no se vislumbra ningún competidor capaz de ofrecer algo similar.

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