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La sátira desnuda el racismo con los negros en el Magreb

Varios activistas tratan de concienciar a quienes creen que la discriminación solo es en Europa

Francisco Peregil
Cena en el monte Gurugú (Marruecos), donde viven centenares de inmigrantes africanos a la espera de saltar la valla de Melilla.
Cena en el monte Gurugú (Marruecos), donde viven centenares de inmigrantes africanos a la espera de saltar la valla de Melilla.Samuel Sánchez

Hasta ahora, parte de la sociedad magrebí ha vivido cómoda con la falacia de que el racismo no existe en el Magreb. Cuestionar el mito sigue siendo difícil. Sin embargo, varios activistas han encontrado la herramienta idónea para romper el tabú; se trata de un espejo donde todo el mundo puede ver reflejado su racismo o el de quienes le rodean. El espejo se llama sátira y llega dosificada en ocho vídeos de tres minutos. Varios activistas de Marruecos y Túnez especialmente, aunque también de Argelia y Mauritania, intentan despertar las conciencias de sus compatriotas.

En uno de los vídeos, un actor interpreta a Hamid, un marroquí de 27 años. “Queremos saber cómo vive usted la vecindad con los subsaharianos”, le preguntan. “Primeramente, yo no sé cómo han llegado ellos a Marruecos. Están por todas partes. En segundo lugar, yo sé que una habitación es para una persona, máximo dos o tres. Pero, ¿20 personas y a veces 30? No lo comprendo”.

El hombre sigue recitando las mismas frases que tanto se escuchan en la calle: “Los humanos hablamos con respeto, eso es la vecindad; no estamos en la selva. Pero ellos solo saben gritar”. La supuesta periodista insiste: “¿Qué conoce de la cultura de los subsaharianos?”. Hamid responde: “Solo sé que la mayor parte de las enfermedades, el ébola, vienen de ellos”. Como solución de convivencia, Hamid propone que el Estado los reagrupe en un mismo lugar.

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A otra mujer le preguntan si es partidaria del matrimonio mixto y dice que está muy bien el intercambio de cultura. Pero cuando le piden que se pronuncie sobre el matrimonio con subsaharianos alega que eso ya es otra cosa, otra cultura.

Bilal Jouhari, encargado de comunicación de la ONG marroquí antirracista Gadem, explica que la campaña está funcionando muy bien: “El racismo existe en todas partes. Pero la gente en el Magreb cree que es solo un problema de Europa o Estados Unidos. El humor ayuda a cambiar esa percepción”.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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