De Verdún a Londres
La reconciliación europea y sus logros son la mejor razón para votar por la UE
El escenario de una de las batallas más sangrientas de la historia de Europa ha servido de recordatorio más que pertinente de los beneficios del proyecto europeísta. Verdún —donde en 1916 murieron 300.000 personas— se ha convertido en el símbolo de lo que la unión y la cooperación entre las naciones de Europa pueden conseguir. Y es de justicia reconocer que las crisis y tensiones de hoy en día son bien poco en comparación con lo sucedido en el pasado. Los cementerios de la localidad francesa son un buen ejemplo de ello.
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Hay que valorar la presencia de la canciller de Alemania y del presidente de Francia en el mismo suelo disputado hace 100 años por soldados de ambos países con una crueldad sin parangón. El que Hollande y Merkel —como lo hicieran antes Mitterrand y Kohl— coincidan en un solemne funeral en Verdún, en un desayuno en Bruselas o en el palco de un estadio de fútbol en Berlín o París hubiera resultado algo inconcebible para cualquier europeo de principios del siglo XX. Esa normalidad —a la que es fácil acostumbrarse, y hasta aburrirse de ella— es uno de los principales logros de la UE. Es la que garantiza un progreso como nunca antes ha habido y la que ha supuesto para Europa su periodo de paz y estabilidad más prolongado desde el final del Imperio Romano.
El acto presidido por Merkel y Hollande cobra especial relevancia cuando quedan menos de cuatro semanas para que los británicos decidan en las urnas si Reino Unido sigue contribuyendo con su valiosa aportación a este proyecto o se aparta de él. Cuando Hollande, desde Verdún, advierte sobre “las fuerzas de la división, la marginación y el aislamiento” que actúan en Europa, apunta a un discurso antieuropeísta simplón y destructivo —pero eficaz en sociedades enfadadas con la clase política— que recorre Europa de norte a sur y de este a oeste.
Hoy, los líderes de la industria europea salen al paso de ese nefasto discurso. En una iniciativa sin precedentes, la European Round Table of Industrialists —el foro de dirigentes de las 50 principales firmas industriales y tecnológicas de la UE— abogan por reformas frente a los retos, explican con datos por qué es importante la UE y alertan de que deshacer la Europa de los 28 solo serviría para reducir la prosperidad de sus ciudadanos. Y entran directamente en la campaña del referéndum: “Una Europa sin el Reino Unido sería más débil, como también lo sería Gran Bretaña fuera de Europa”.
Desde las dificultades de la crisis griega a la intervención de economías como las de Portugal o Irlanda, pasando por la crisis de los refugiados, la UE vive situaciones en las que han proliferado voces que culpan a la Unión y prometen una solución rápida y fácil rompiendo con ella o reconvirtiéndola en algo diferente a lo que, sobre las ruinas de un continente destruido, idearon un francés (Schuman) y un alemán (Adenauer). En la visión de ambos, Reino Unido siempre desempeñó un papel imprescindible. No se trata, pues, de advertir de las calamidades que les sucederán a los británicos si dejan la UE, sino de recordarles —como hacen los líderes empresariales— los increíbles logros que han conseguido y ayudado a los demás a conseguir.
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