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Día de la Mujer
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El largo camino hacia la igualdad

Solamente garantizando la equidad entre hombres y mujeres, podremos afirmar que la sociedad es mejor en la medida en que será mas justa

Un grupo de mujeres celebra el Día Internacional de la Mujer en Haití.
Un grupo de mujeres celebra el Día Internacional de la Mujer en Haití.Sophia Paris (ONU)

Al iniciarse el siglo XX, solo en algunos territorios aislados, las mujeres podían ejercer su derecho al voto. En el caso europeo, fue en 1907 cuando Finlandia lo reconoció. Y de modo sucesivo, la práctica totalidad de los países lo reconocen hoy, salvo algunas excepciones.

La realidad es que sin la participación de las mujeres en la esfera pública, no hay sociedad justa. Y la esfera pública incluye no solo la participación política de las mujeres, sino también su empoderamiento económico, su participación en el mercado laboral, la igualdad en el acceso a la educación y los servicios básicos, la presencia en todos los procesos de toma de decisiones y en definitiva, el largo etcétera que constituye la construcción de la sociedad.

A pesar de los avances del último siglo y de las mejoras en algunos ámbitos, todavía hoy puede constatarse la inexistencia de las mujeres en ámbitos de decisión de muchas áreas geográficas, en las que su no participación implica la ignorancia de su situación.

Sin la participación de las mujeres en la esfera pública, no hay sociedad justa

Esto ha llevado, entre otras acciones, a la elaboración de una estrategia en el Fondo para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, dentro del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. De acuerdo con ella, los programas en los 22 países en los que actualmente trabaja, han aprobado propuestas específicas para las mujeres; y al mismo tiempo, se ha integrado la igualdad para las mujeres de modo transversal en todos los programas.

En Bangladesh, se está ejecutando un programa dirigido al fortalecimiento de la capacidad de las mujeres para aprovechar nuevas oportunidades productivas, en una zona en la que el 24,9% de los hogares encabezados por viudas, abandonadas o divorciadas viven en la extrema pobreza. En Etiopía, se esta trabajando para potenciar el empoderamiento económico de las mujeres rurales. En este país, el 75% de la mano de obra agrícola es trabajo realizado por población femenina, pero solamente el 18,7% tienen la propiedad de la tierra. En el caso de Palestina, el programa está apoyando a las empresas propiedad de mujeres, en una zona en la que el 17,4% de las féminas participan en la fuerza de trabajo, frente al 69,1% de los hombres.

Junto a los programas específicos para el empoderamiento de las mujeres, la igualdad esta integrada de modo transversal en todos los programas. Ciertamente, apelar a la transversalidad tiene el riesgo de diluir los esfuerzos a favor de la igualdad; y por ello, en cada uno de los programas se han aprobado indicadores específicos para medir la integración de la igualdad.

El trabajo del Fondo ha tomado en cuenta las lecciones aprendidas y experiencias del trabajo llevado a cabo por el Fondo para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que fueron recopilados por la Secretaría del Fondo, con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y ONU Mujeres. Ese trabajo fue sistematizado en 20 casos de estudio, articulados en tres áreas: una vida libre de violencia contra las mujeres y las niñas; más capacidades y recursos; y mayor participación de las mujeres en la toma de decisiones.

Lamentablemente son muchas las sociedades en las que la pobreza tiene mayoritariamente rostro de mujer

Los resultados del trabajo realizado, aplicando la doble estrategia que antes señalaba, son significativos. Por ejemplo, en el caso del programa en Bolivia, el 30% de las mujeres que participaron en las formaciones impartidas por el programa sobre ejercicio de derechos civiles, se han presentado como candidatas para liderar organizaciones productivas y comunitarias. En Timor-Leste, como consecuencia del trabajo realizado, el Ministerio de Educación y Salud destina el 20% de su presupuesto a mujeres y niñas y se ha incrementado el presupuesto asignado a la aplicación de la Ley contra la violencia domestica. En Congo, mujeres supervivientes de violencia han recibido formación técnica, equipos e insumos para emprender actividades generadoras de ingresos. Con la firma de 43 contratos de cesión de tierras se ha asegurado la tenencia de la tierra a mas de 3000 hogares, de los cuales mas de la mitad están encabezados por mujeres.

La experiencia del Fondo ofrece datos positivos, pero queda mucho camino por recorrer. Lamentablemente, son muchas las sociedades en las que la pobreza tiene mayoritariamente rostro de mujer.

Sin embargo, la aprobación en Naciones Unidas de la nueva Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible confirma la denominada universalidad de la agenda, asumiendo que las desigualdades no son un problema exclusivo de sociedades pobres, sino un problema universal.

En este sentido, además de los esfuerzos por la erradicación de la pobreza que afecta mayoritariamente a las mujeres, resulta imprescindible valorar también la necesidad de la igualdad en todas las sociedades. Asumiendo que la desigualdad de las mujeres es un problema social y como tal, reclama la involucración de todos los actores de la sociedad.

Solamente garantizando la igualdad, podremos afirmar que la sociedad es mejor en la medida en que será mas justa, esto es, mas adecuada a su realidad.

Paloma Durán y Lalaguna es directora Fondo para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo

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