¿Está preparado el mundo para otro Trier?

Tras su paso por el último festival de Cannes hoy viernes se estrena en España El amor es más fuerte que las bombas, de Joachim Trier (Copenhague, 1974). La película supone el tercer trabajo cinematográfico para el primo del también cineasta Lars Von Trier. Considerado como una de las nuevas promesas del cine noruego, Joachim Trier narra en su nuevo largo un drama familiar moderno e intenso en el que mezcla secretos, ausencias y tránsitos vitales. La cinta está protagonizada por la actriz francesa Isabelle Huppert, el irlandés Gabriel Byrne y los norteamericanos Jesse Eisenberg y Devin Druid, un joven talento al que seguir la pista. Hablamos con el primo de Lars para conocer un poco más de cerca de al otro cineasta de la familia.

¿Por qué ese interés por diseccionar los conflictos familiares?

Introducimos en el guión las dinámicas familiares y cómo cada miembro las interpreta; por eso a veces se puede idealizar a una madre como una super woman, pero ella es un ser humano con todos sus defectos. Ahí está el choque entre los distintos recuerdos de cada uno de los miembros de la familia, que no tienen la misma perspectiva, sino que cada una de ellas es subjetiva y diferente: éste es un problema bastante habitual y todo un reto para la familia; en este caso se acrecienta especialmente entre los dos hermanos y el padre, pues tienen pensamientos muy distintos. Y es que los hijos deben admitir que los padres tienen su vida propia y, también, hay que aceptar la propia soledad. Quería hablar de todo ello, por eso es un film un tanto melancólico.

¿Tiene esta película, o las anteriores tuyas, algo de autobiográfica?

Sí que tienen un sentimiento autobiográfico; no es necesario que la historia sea autobiográfica, pero el sentimiento procede de lo que me interesa explorar y la melancolía era uno de esos asuntos: trato de expresar sentimientos que he tenido previamente.

La incomunicación entre ese padre y el hijo adolescente que vemos en tu película es algo bastante común en las familias…

Sí, eso ocurre mucho en las generaciones actuales, con esos jugadores que se recluyen en el ordenador en partidas con avatares. Cuando yo crecí, para demostrar a tus padres que tenías tu propia vida, tocabas la guitarra en una banda de rock, por ejemplo, pero ahora los jóvenes se introducen en un mundo on line donde lo padres no tienen acceso o donde se sienten muy perdidos. Es un viaje muy emocional en el que se ven inmersos los adolescentes hoy, que pueden estar jugando uno desde Noruega con otro que está en Nueva York, y eso lo reflejé en el personaje del hijo adolescente de la película, cuyo padre se siente absolutamente fuera de lugar en ese mundo del chaval: ahí introduje un elemento de comedia, cuando el padre intenta entrar en el universo virtual de su hijo.

El personaje de Isabelle Huppert es una mujer moderna poco volcada en la vida familiar: viaja un montón y tiene un trabajo como fotógrafa de conflictos bélicos muy estimulante, dejando a los suyos en un segundo plano.

Sí, en el mundo occidental se está radicalizando esto y se busca la realización personal a través del éxito profesional, pero esta madre busca más que eso: contar historias importantes y humanas a través de las fotografías que realiza, pero eso acaba imponiéndose sobre su vida y convirtiéndose en una adicción; pero yo no quería generalizar diciendo que todos los padres son adictos al trabajo, aunque conozco bien el tema, pues mis padres trabajaban mucho en el mundo del cine, pero es que para un periodista de guerra o un soldado el mundo se divide fuertemente entre lo agitado de su trabajo y la tranquilidad de la vida doméstica.

El proceso de producir esta película ha sido tan largo que, entre medias, pudiste rodar Oslo, 31 de agosto, ¿verdad?

Sí, ha sido un viaje muy largo. Después de mi primera película, Reprise, tuve un montón de ofertas para rodar películas americanas de compañías como Miramax, pero preferí hacerlo con un guión propio. Yo he crecido viendo películas de Woody Allen y recuerdo especialmente Gente corriente, de Robert Redford, un drama familiar con grandes actores: por eso yo quería hacer algo similar, con actorazos de diferentes países y en inglés, y he aprendido mucho viéndoles actuar y yo mismo como cineasta rodando esta película. Pero es cierto que fue muy complicado sacar la película, porque hacía falta mucho dinero y se invirtieron demasiados años, pero me sentí muy orgulloso cuando la película finalmente participó en la sección oficial del festival de Cannes, el año pasado. El nuestro es un trabajo peculiar, porque parece que todo es glamour, pero hace falta ser muy paciente: sólo se ve la parte lujosa, pero se necesita invertir mucho tiempo hasta llegar a la alfombra roja.

¿Crees que en Escandinavia tenéis una sensibilidad distinta a la mediterránea, por ejemplo?

No, más bien es algo individual La manera en que cada uno analiza el mundo. Nunca me he identificado sólo con el cine escandinavo: he crecido viendo películas de Julio Medem, Fellini o Brian De Palma… films de todo el mundo me han convertido en cineasta. Recuerdo, con 19 años, haber visto La ardilla roja junto a una de Kurosawa, y haberme quedado fascinado con las dos… por eso no identifico el cine con una nacionalidad.

Louder than Bombs es el título de un disco de The Smiths… ¿eres admirador de la banda de Morrissey o se trata de una coincidencia?

Ja, ja, es una pregunta divertida. Sí, me gustan The Smiths pero no he elegido ese título para demostrar que soy fan de la banda. Ese título proviene de un libro de la escritora Elizabeth Smart, En Gran Central me senté y lloré.

¿Estás ya inmerso en un nuevo proyecto?

Estoy escribiendo mi nueva película. Espero poder hablar de ella más adelante, aún es pronto para hacerlo: deseo que el guión esté listo a mediados de año.