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El artista total

Bowie jugó con identidades y personajes para construirse una poliédrica imagen

Uno de los retratos que Brian Aris realizó a Bowie.
Uno de los retratos que Brian Aris realizó a Bowie.GETTY

Pocos personajes hay mejor que Kate Moss para dar visibilidad a la relación que desde siempre ha existido entre David Bowie y la moda. La modelo, que ha sido vista poco después de la muerte del artista luciendo una camiseta con su rostro, ha divulgado en más de una ocasión esa unión entre arte y estilo que Bowie llevó a cabo como ninguna otra estrella del pop. En sus comienzos cultivó una androginia prerrafaelita, usando vestidos para hombre y prendas femeninas que su entonces esposa Angie le animaba a comprar. Copió las melenas rubias del viejo Hollywood, como las de Veronica Lake y Lauren Bacall para un peinado que, en 1972, fue drásticamente cortado, erizado y teñido de color naranja. Antes de tener presupuesto para pagarle a Kansai Yamamoto los diseños que definirían la estética del personaje de Ziggy Stardust, Bowie creaba su imagen cogiendo de aquí y de allí. Los pantalones blancos y las botas de boxeador de las fotos promocionales de 1972 remitían al uniforme de los drugos de La naranja mecánica, la historia de Anthony Burgess que Kubrick acababa de llevar a la gran pantalla.

Homenajeando al artista, Moss apareció en 2003 con el rayo bicolor —una obra original del maquillador Pierre Laroche— del álbum Aladdin Sane (1973) surcando su rostro en la portada de Vogue. En las páginas interiores, la modelo revivía para el fotógrafo Nick Knight algunos de los atuendos del músico que hicieron historia; la artificiosidad del glam pero también la sobriedad de su reencarnación como The Thin White Duke en 1976, con un look en blanco y negro inspirado en el cine de Fritz Lang. Nueve años después, Moss volvería a la portada de Vogue convertida en Ziggy Stardust, casi como una premonición de la exposición que estaba por llegar, David Bowie Is…, inaugurada a principios de 2013 en el Victoria & Albert Museum de Londres. En febrero de 2014, Moss recogió un premio Brit en representación del artista vestida con uno de los diseños creados por Yamamoto para la gira de Ziggy Stardust.

Bowie también entendió la puesta en escena de sus conciertos como una comunión artística con otras disciplinas. De hecho, el álbum Diamond Dogs (1974) es fruto de un intento frustrado de convertir en un musical el libro 1984 de George Orwell, uno de sus autores favoritos. Una de las principales fuentes de inspiración estética para su despegue estelar fue Pork (1971), obra teatral únicamente representada en Londres, cuyo argumento revivía una jornada cotidiana en la Factory de Warhol. Interpretada por varios miembros del entorno del pintor, la obra, plagada de alusiones sexuales y decadencia neoyorquina, dio alas a Bowie para crear un personaje ambiguo y transgresor al que Jessica Lange recientemente invocaba con su atuendo en varios capítulos de American Horror Story Freak Show.

Desde los comienzos de su carrera, Bowie alimentó el concepto global de su imagen con referencias a la pintura. Vassarely está presente en la portada de David Bowie (1969) y Walter Gramatté en la de Heroes (1977); el videoclip de Loving the Alien (1984) da vida a una pintura de De Chirico y la cubierta de Lodger (1979) está realizada por el artista pop art británico Derek Boshier. Si hablamos de fusión entre arte, moda y espectáculo, uno de los momentos perfectos en su trayectoria fue en 1979. Invitado a actuar en Saturday Night Live, mandó diseñar a Mark Ravitz, escenógrafo con el trabajaba en sus giras, un uniforme azul Yves con falda que Bowie describió como “de azafata de la China comunista”. Para el número fuerte, The Man Who Sold The World, usó un traje inspirado en los que la dadaísta Sonia Delaunay creó para Tristan Tzara en las actuaciones del Cabaret Voltaire. Una creación de Brooks Van Horn, que inspiró a su vez al cantante Klaus Nomi, quien ejerció como corista junto a Joey Arias en la citada actuación televisiva.

Desde principios de los noventa, Bowie formó parte del staff de colaboradores de la revista Modern Painters, llegando a entrevistar a Balthus, uno de sus artistas favoritos. Mantuvo amistad con Jeff Koons, Julian Schnabel y Damien Hirst —con el que colaboró en la creación de una obra—, así como con el escritor Hanif Kureishi, compañero de estudios en la Bromley Technical School, para el que compuso la música de la serie televisiva basada en la novela El buda de los suburbios.

Ni siquiera en su madurez dejó de sorprender con su imagen. En 1996 compareció en la gala de los Brits calzando unos estiletos de Katharine Hamnett y para el videoclip de I’m Afraid of Americans lució un deslumbrante conjunto de su amigo Paul Smith. Sin duda, David Bowie será recordado como el músico pop que también hizo arte con su imagen.

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