Un parlamento para mirar más de cerca
El primer dato a analizar no es sólo cuántos escaños ha obtenido el partido que se proclame vencedor, sino también cuantos votos seguros va a tener en contra en el nuevo Parlamento
Las elecciones que se celebran hoy son peculiares, no solo por la insólita fecha en que tienen lugar, sino también porque los sondeos predicen cuatro grupos por encima de los 50 escaños. Así que los resultados tendrán que analizarse de distinta manera. Lo que importa esta noche no es tanto saber quién ha tenido más votos, sino la relación de fuerzas entre PP y Ciudadanos, por un lado; entre PSOE y Podemos, por otro, y de Albert Rivera y Pablo Iglesias, entre sí.
El primer dato a analizar no es sólo cuántos escaños ha obtenido el partido que se proclame vencedor, sino también cuántos votos seguros va a tener en contra en el nuevo Parlamento. De nada le servirá a un candidato ganar, si concita un mayor número de escaños en contra que los propios. Esta noche, por primera vez, no conoceremos al próximo presidente del Gobierno, sino que habrá que esperar semanas de negociaciones, a muchas bandas, para llegar a ese punto. Una pista importante será saber si los diputados de PSOE-Podemos suman más escaños que el PP, con Ciudadanos absteniéndose.
Dos cosas son seguras: el nuevo Gobierno tendrá que afrontar problemas muy serios, para los que existen opciones distintas. El primer problema no será solo cómo mantener el crecimiento económico, puesto que, en buena parte, ese dato depende de factores externos, sino cómo recuperar a quienes han quedado en los límites del sistema, especialmente decenas de miles de jóvenes cuyo futuro se ha instalado en el precariado, con jornadas de nueve y diez horas, seis días a la semana y salarios basura. Pero no solo los jóvenes, sino también los adultos mayores de 50 años que son parados de larga duración y que han perdido prestaciones sociales. Es decir, si considera injusta la actual situación y cree que la lucha contra la pobreza creciente, con su intolerable corolario de talento desaprovechado, debe ser un elemento básico de su política.
Deberá también decidir qué papel quiere desempeñar en la Unión Europea y hasta qué punto cree posible influir en un cambio en sus políticas de austeridad. En definitiva, cuáles son las batallas que quiere librar. La UE atraviesa un momento complicado, no solo por la negociación con el Reino Unido sino porque, como dibuja The Economist, nos reímos del norteamericano Donald Trump, mientras que a nuestro lado crecen muchos pequeños Trump europeos.
El nuevo Gobierno deberá también analizar las razones del desprestigio de nuestras instituciones y buscar la manera de paliarlo. Nada mejor para ello que rendir cuentas desde el primer momento en un Parlamento mucho más activo, en el que sea posible afrontar debates, no sobre grandes conceptos, sino sobre algo más limitado, pero mucho más efectivo. Es fácil quedar abrumados por la magnitud de los problemas, sobre todo si los políticos se empeñan en formular grandes preguntas generales, en lugar de otras mucho más pequeñas pero también más productivas. "Mirar más de cerca" debería ser el lema de este nuevo Congreso.
La importancia del nuevo Parlamento puede quedar también de relieve desde el minuto uno si los independentistas catalanes quieren aprovechar el momento de debilidad que supone un Estado con un gobierno en funciones, para avanzar a paso de carga en su propio camino. En el nuevo Parlamento recaerá en ese caso, inmediatamente, la responsabilidad de encontrar la manera de atajar ese proceso. Quizás entonces nos demos cuenta de la importante labor que han venido desarrollando las alcaldesas de Madrid, Manuela Carmena, y de Barcelona, Ada Colau, tejiendo calladamente acercamientos y complicidades. solg@elpais.es
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