Transformar el mundo
El G-20 puede y debe jugar un papel clave en revitalizar la alianza global por el desarrollo sostenible y movilizar colaboraciones entre múltiples actores para el logro de los ODS
La cumbre del G-20 este año quedará siempre marcada por los terribles acontecimientos de la noche del 13 de noviembre en París. En un mundo globalizado, la agenda es global, la prosperidad ha de ser global y la respuesta a los problemas y retos que tenemos por delante también debe serlo.
Es difícil imaginar una prosperidad relativa, para algunos, que pueda durar en el tiempo. Es difícil imaginar también cómo vencer el fanatismo y el terror sin construir resiliencia en las comunidades de las que surge, manipulando la pobreza y la desesperación, alimentando un odio frente al que tiene o al que es percibido como indiferente. Muchas son las respuestas que habrá que poner en marcha, y mucho el trabajo de anticipación que ayude a prevenir los riesgos futuros. Pero, sin duda, la mejor inversión es la destinada a promover un desarrollo sostenible global, en línea con lo prometido el pasado 25 de septiembre de 2015 por los líderes mundiales de Naciones Unidas, en Nueva York, cuando adoptaron los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El resultado de la cumbre fue una agenda acordada por los 193 Estados miembros titulada Transformando nuestro mundo: Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Esta contiene 17 ODS y 169 metas, así como una sección relativa a los medios de implementación, una renovada alianza global y un marco para su revisión y seguimiento. Durante los próximos quince años, esta Agenda histórica guiará a la comunidad internacional y a los gobiernos nacionales hacia el desarrollo sostenible. La agenda es, además, universal: hace un llamamiento a todos los países, sea cual sea su nivel de desarrollo, para que unan sus esfuerzos con el fin de lograr el crecimiento económico, la inclusión social y la protección del medioambiente, todo ello sustentado por un buen gobierno y con la promesa de no dejar a nadie atrás.
En los días previos a la cumbre del G-20 que tiene lugar en Antalya (Turquía), desde la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (Sustainable Development Solutions Network o SDSN en sus siglas en inglés) hemos hecho pública una declaración para pedir al G-20 que garantice el máximo apoyo a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en este primer año desde su aprobación. La reunión del G-20 se presenta como una magnífica oportunidad para que el grupo lidere la promoción y la implementación de los ODS en todos los países. El G-20, como grupo inclusivo formado por países con distintos niveles de desarrollo y riqueza, está bien posicionado para promover la Agenda de los ODS como un marco universal al que deben aspirar todos los países. A día de hoy, ningún Estado ha alcanzado el desarrollo sostenible en sus tres dimensiones (económica, social y medioambiental), de modo que los ODS son objetivos extensibles a todos los países.
La mejor inversión es la destinada a promover un desarrollo sostenible global
En los próximos meses, es decisivo llevar a cabo actuaciones tempranas en áreas específicas de especial relevancia para los países del G-20, incluyendo esfuerzos por combatir el cambio climático, tema que será tratado en las reuniones del COP21 en París el próximo diciembre y en la Conferencia sobre Desarrollo Urbano Sostenible, Hábitat III, en octubre de 2016. El Foro Político de Alto Nivel en julio 2016 será una importante oportunidad para hacer una evaluación, pero para entonces el mundo tiene que haber salido del punto de partida en la implementación de los ODS.
En la declaración del SDSN se hace una llamada al G-20 para que diseñe un marco de actuación que apoye y contribuya a la arquitectura emergente de Naciones Unidas que debe llevar a cabo la implementación, monitorización y revisión de los ODS. Dicha actuación debería realizarse a tres niveles: político, de gobierno y operativo.
A nivel político, pedimos a los líderes del G-20 que se comprometan a actuar tanto en sus países como en sus acciones globales. En casa, todos los países del G-20 deberían adoptar los ODS en sus estrategias nacionales para el desarrollo sostenible. En el exterior, los países del G-20 deberían alinear sus políticas de cooperación internacional con los ODS e incrementar su apoyo al desarrollo sostenible internacional con un enfoque en la interacción transformadora mutua y en reforzar el papel de otros Estados y grupos de interés.
A nivel de gobierno, pedimos al G-20 que apoye y contribuya a crear unas arquitecturas institucionales efectivas para alcanzar los objetivos. Esto debería incluir: a) una participación activa en los procesos de revisión multinivel previstos, b) el apoyo de los mecanismos internacionales para la cooperación en desarrollo sostenible y la realineación del gobierno del G-20 (por ej. en el proceso de monitorización y revisión) y de sus mecanismos de trabajo (por ej. el Grupo de Trabajo de Desarrollo) con vistas a lograr los ODS, y c) poner en marcha mecanismos de gobierno nacionales efectivos para implementar los ODS en sus países.
A día de hoy, ningún Estado ha alcanzado el desarrollo sostenible en sus tres dimensiones: económica, social y medioambiental
Y por último, a nivel operativo, pedimos al G-20 que aproveche su ventaja como fórum referente para la cooperación en temas de economía y desarrollo. Supone comenzar con la adecuación de las actividades existentes con el objeto de generar políticas coherentes con el desarrollo sostenible. Se debería identificar todos aquellos ODS donde las contribuciones conjuntas del G-20 fueran fundamentales, y actuar sobre estas prioridades con objetivos e iniciativas específicos del G-20, apoyando al mismo tiempo actividades iniciadas por otros (¿Estados?). El G-20 puede y debe jugar un papel clave en revitalizar la alianza global por el desarrollo sostenible y movilizar colaboraciones entre múltiples actores para contribuir al logro de los ODS.
La adopción de los ODS en septiembre marca el momento de empezar a actuar. Una acción decisiva dentro del primer año de su adopción demostraría cómo los objetivos pueden convertirse en un marco y una herramienta muy poderosos para el desarrollo sostenible. Un compromiso activo durante los próximos 12 meses con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible garantizará que los objetivos tengan eco más allá de las Naciones Unidas y que movilicen a los gobiernos locales y regionales, al sector empresarial, a la sociedad civil y a la comunidad científica.
Miguel Ángel Moratinos es miembro del consejo directivo de SDSN y presidente de la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS/SDSN-Spain).
Teresa Ribera es miembro del consejo directivo de SDSN y presidenta del consejo asesor de la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS/SDSN-Spain).
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