Esta foto robada cuesta 100.000 dólares
El artista Richard Prince, conocido por su postura apropiacionista, crea de nuevo polémica al subastar imágenes de ‘celebrities’ sacadas de sus cuentas de Instagram
Cada día se publican en Instagram unos 70 millones de imágenes nuevas, muchas de ellas mostrando el rostro (o alguna parte de la anatomía) del propio autor o autora de la foto. Para las celebrities puede ser un arma promocional infalible, el medio más barato y rápido para hacer que hablen de uno mismo, de llamar la atención en una red llena de estímulos constantes. Lo que pocos pensarían es que esas fotos, muchas veces selfies, pueden ser considerados como arte e, incluso, ser subastados. Excepto Richard Price.
El artista que se dio a conocer en los 70 tomando prestada la imagen de un anuncio de Marlboro para una de sus obras, que en 2005 se convirtió en la primera fotografía que alcanzaba el precio de un millón de dólares en una subasta, ha vuelto a generar polémica gracias a su exposición New Portraits. En la muestra, que se pudo ver por primera vez en la galería Gagosian de Nueva York, Prince exhibe una colección de fotografías sacadas de las cuentas de Instagram de personajes famosos como Pamela Anderson o Kate Moss. En todas ellas aparecen comentarios (emoticonos, en su mayoría) que el propio Prince dejó a través de su propia cuenta en la red social. No hay datos confirmados sobre el precio que han alcanzado algunas de estas piezas, pero extraoficialmente se habla de cantidades cercanas a los 100.000 dólares.
El desprecio de Prince por el concepto de autoría, que entronca con el apropiacionismo, le ha llevado a ser una figura reconocida en el mundo del arte, así como inspiración para otras disciplinas -una de sus pinturas fue utilizada por Sonic Youth como portada- y un autor cuyas obras alcanzan cifras de venta estratosféricas, pero también se ha encontrado con varios problemas legales en su trayectoria. En 2011, sin ir más lejos, un tribunal falló en su contra, tras ser demandado por el fotógrafo Patrick Cariou, al que no le hizo nada de gracia que Prince reprodujese imágenes de rastafaris jamaicanos tomadas por él. Tuvo que destruirlas todas.
New Portraits forma parte de la adaptación del credo de Prince a la era de las redes sociales. Su trabajo es conocido por utilizar el concepto de re-fotografía: fotografiar una imagen ya creada para apropiarse (o pervertir) su significado. “El objetivo es asaltar la cultura”, explicaba a este periódico en 2012, cuando fue invitado por el Museo Picasso de Málaga para que utilizase a su antojo la obra del autor de Las señoritas de Avignon.
En un texto realizado para acompañar a la exposición, Prince explica cómo llegó a idear New Portraits. “Miré a mi hija de reojo y vi que estaba viendo imágenes en el móvil. Le pregunté qué era eso. ‘Es mi Tumblr’. ¿Qué es un Tumblr?, le pregunté. Eso le hizo darse cuenta de las posibilidades de la fotografía a través del móvil: “El iPhone era justo lo que necesitaba. No podía creer lo fácil que era apuntar y disparar”. La noción de postear imágenes ajenas, básica en Tumblr, le sedujo. De ahí saltó a otra red (“si Twitter es editorial, Instagram es publicidad”, explica), y a la idea de que su aportación a la obra sería una frase bajo la imagen. “Mi comentario, cualquiera que fuese, siempre sería el último”, explica. “La última palabra, por así decirlo. Mi “aportación” era lo que acababa diciendo”. Un ejemplo: bajo una foto de Sky Ferreira en el asiento de un descapotable, el artista escribe “disfruté del paseo de hoy. Hagámoslo de nuevo. Richard”.
Como era de esperar, las imágenes incluidas en New Portraits no han hecho mucha gracia a la mayoría de las personalidades que las postearon en primer lugar. La modelo y empresaria Doe Deere subió a su Instagram una imagen de la exposición (sí, la foto de una foto de su foto) acompañada de un comentario en el que mostraba su incredulidad. Selena Mooney, fundadora de la web Suicide Girls, respondió a la utilización de una instantánea de una de sus modelos reproduciendo la imagen de Prince (esto es, con su comentario) en posters que vendieron por 90 dólares, y cuyos beneficios destinaron a obras benéficas.
Pero New Portraits también encontró apoyos entusiastas: el crítico de arte Jerry Saltz calificó la obra de “trolleada genial”, mientras que otras voces ahondan más en el significado de propiedad, ya que muchas de las imágenes posteadas originalmente no eran propiedad de las celebrities que aparecían en ellas, sino de fotógrafos a menudo sin acreditar. El debate, del que se alimenta Prince desde los 70, se intensifica además en la era de las redes sociales, en las que todo el mundo es susceptible de convertirse en una marca, en un anuncio continuo de sí mismo. Mientras la polémica continúa, New Portaits puede verse desde junio en la galería Gagosian de Londres.
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