Amarna Miller, la actriz porno que revienta estereotipos
Quedamos con ella en un parque madrileño y le pedimos que lleve a la cita un objeto que siempre la acompañe. Así empieza nuestra conversación sobre fobias, familia, cine para adultos, prejuicios sociales y arte contemporáneo
¿Por qué nunca te quitas este collar?
A veces llevo otro, una mosca de plata. Fueron regalos de mis padres cuando era pequeña. Tenía miedo a los insectos y, para quitarme la tontería, me monté un criadero en casa. No me gustan las fobias irracionales... Soy una freak del control.
¿También los llevas cuando ruedas?
Sí, me identifico mucho con ellos. Lo veo como una forma de expresar mi individualidad en las películas.
¿Y te dejan llevarlos?
Depende de la productora. La mayoría intentan disfrazarte y no te preguntan con qué te sientes cómoda. Pero esta soy yo. Si no es mi collar, intento que sean estas botas [militares] o... no sé, el color de uñas. Cuando era yo la que dirigía las películas, les pedía a los actores que llevaran su propia ropa, que buscaran algo con lo que reconocerse más allá de la escena de sexo.
Amarna no encaja en el cliché de intelectual resabiada y críptica. Tampoco cumple con los estereotipos frívolos que se le presuponen a una estrella X. Sin embargo, esta actriz erótica española publica libros y alimenta su blog con referencias contraculturales.Utiliza cultismos todo el rato –cosificación, performatividad, expresionismo– mezclados con un montón de expresiones mundanas. A veces parece que estés hablando con un filósofo o un teórico social. Otra sparece una colega con la que has quedado a tomar algo en un parque.
Ha sido fácil identificarla. No solo por su pelo rojísimo y su tez pálida. Aparece en el metro de Moncloa, donde hemos quedado, vestida con camiseta desteñida, mallas negras y mochila hippie multicolor. Lleva una pequeña Polaroid y se detiene para sacar fotos a las flores.
Antes del cine, fuiste artista.
A los 18 envié solicitudes para ser actriz pero no me gustaba lo que me ofrecían. Así que me matriculé en Bellas Artes, descubrí la foto y el vídeo y empecé a hacer fotos de chicas desnudas, luego de mis amigas teniendo sexo... Y pensé: ‘Jo, lo que veo en estas fotos es lo que quería hacer en el cine’. Monté una productora al año.
"Detesto las divisiones binarias. ¿El porno es arte? Pues es lo que vosotros queráis que sea"
O sea que, en realidad, supiste desde siempre que lo tuyo era el cine adulto.
Quería algo relacionado con el arte y la creatividad. Por otro lado, siempre me ha interesado la expresión de la sexualidad en cualquier formato. Para mi tesis, hice un proyecto en el que mezclé el videoarte con el lenguaje de la fotografía y el discurso de las películas X. ¡Y no son tan distintos! Detesto las divisiones binarias. ¿El porno es arte? Pues es lo que vosotros queráis que sea.
Desde luego, cumple con la definición que da de sí misma. “Soy lo que soy. Una chica inquieta a la que le gusta probar todo lo que le resulta interesante”. Dos semanas después de sentarnos en un parque a hablar de sexo, arte y literatura (no en vano, su nombre artístico es un homenaje a Henry Miller), me envía un e-mail para contarme que acaba de publicar un libro de poesía y fotografía, Manual de psiconáutica, y va a firmarlo en la Feria del Libro. A la presentación, en un bar madrileño, acudieron, entre otros, el poeta Carlos Salem, el director Nacho Vigalondo o Darío Adanti, uno de los fundadores de la revista Mongolia. Nada que ver con lo que comúnmente se asocia al entorno de una estrella del porno. Tampoco pega mucho que sea una de las invitadas al nuevo programa de Risto Mejide, El rincón de pensar. ¿Está rompiendo clichés? ¿O es que nosotros estamos abriendo la mente?
“Es que este es un ámbito más amplio de lo que se piensa. Vale, hay que alimentar el mito, pero la mayoría de mis compañeros tiene un montón de inquietudes, como cualquiera. Son gente muy normal. Lo que pasa es que en España estamos a años luz de otros países”.
¿En qué sentido?
Por ejemplo, nuestro trabajo ni siquiera está regularizado. Estoy montando una asociación para reivindicarlo, es que ni podemos facturar en Hacienda... Pero a muchos les interesa este vacío legal, claro. Aquí algunos pasan hasta de pedir puebas de ETS [Enfermedad de Transmisión Sexual], y se supone que te tienes que fiar... ¡Impensable en América!
Y cuando termines de hacer cine...
Quizá no me apetezca ponerme delante de una cámara, pero reabriré mi productora y me pondré detrás. Y seguiré escribiendo, haciendo fotos y todo lo que me me apetezca, claro. Al final, lo creas o no, todo está relacionado...
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