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Euforia en el restaurante de la familia Roca por el premio de ‘Restaurant’

La familia de los hermanos Roca pensaba que bajarían algún puesto en la lista

Joan, Josep y Jordi Roca, en Londres.
Joan, Josep y Jordi Roca, en Londres.FACUNDO ARRIZABALAGA (EFE)

La euforia se ha desatado el lunes por la noche en Can Roca, el restaurante de los padres de los triunfales hermanos ganadores del premio al mejor restaurante del mundo. Litros de cava han bañado entre vítores, aplausos y silbidos a las decenas de personas entre familiares, amigos y empleados, que se han citado frente a la televisión de plasma de este pequeño establecimiento para seguir la gala. Aunque anoche todavía no habían podido hablar con el triángulo creativo de El Celler, sus padres e hijos, emocionados, celebraban haber recuperado la primera posición que ya consiguieron en 2013. “No sé si les podré ver mucho, el año pasado les veía un poco más pero muy poco, cada año se complica más”, se lamentaba, aunque con alegría, su madre.

Poco después de las 20.00 los empleados del Celler de Can Roca, cocineros, camareros y personal de banquetes, unos 60, han ido llegando al restaurante de Montserrat Fontané y Josep Roca los padres del genial trío de cocineros, Joan, Josep y Jordi. Los jóvenes, procedentes de todo el mundo, desde Perú a Brasil, México, Estados Unidos, Corea, Chile, Senegal, han tomado asiento frente a la televisión. El ambiente era alegre, positivo, pero este año esperaban “haber bajado alguna posición”, decía Marc, el primogénito de Joan Roca, que estaba acompañado por su hermana pequeña, Marina y sus dos primos Martí y María, los hijos de Josep, el sommelier.

A medida que avanzaba la noche, los nervios se calmaban con unas rebanadas de pan con tomate y jamón serrano, queso, bikinis y muchas cervezas, todo ello servido con un derroche de amabilidad. La gala ha empezado tarde y la cuenta atrás de los mejores cincuenta restaurantes, parecía inacabable. Entradas y salidas a fumar, a tomar el aire. La tensión iba creciendo, y a partir de la posición veinte, muchos eran los que, móvil en mano, comprobaban quien caía y quien escalaba posiciones. Aplausos para los restaurantes españoles, sobre todo para el Asador Etxebarri que ha sido el que ha hecho una mayor subida de posiciones pasando de la 34 a la 12.

Celebración en Can Roca.
Celebración en Can Roca.M.R.

Los nervios y la emoción se podían palpar, cada vez más en el pequeño comedor en el que no cabía ni un alfiler. Aplausos a cada restaurante premiado, el séptimo, el sexto, el quinto… Pero la euforia se ha desformado al nombrar el presentador en tercer lugar al Noma de Dinamarca, que abandonaba así la primera posición. Se intuía otro posible número uno mundial. El estallido definitivo de risas, aplausos, saltos, cánticos y muchos abrazos de victoria se han producido cuando la Osteria Francescana de Modena ha sido nombrada en segunda posición. Ha empezado a llover cava, tres cajas, en total el contenido de 18 botellas, han bañado al restaurante y a quien había en él. La euforia era tan grande que ni siquiera ha sido posible escuchar las palabras del especialista en vinos de los Roca cuando ha subido al escenario a agradecer que hayan vuelto a ser escogidos los números uno de la cocina mundial.

Este martes, a la espera de poder reunirse con sus tres triunfadores hijos y sus nueras, Monserrat y Josep abrirán el bar restaurante familiar que regentan desde hace casi medio siglo, como cada día, para ofrecer a sus fieles clientes el menú de 10 euros. “No sé si lo celebraremos más íntimo, cuando ellos lleguen que lo digan”, decía Montserrat, preocupada por limpiarlo todo para poder abrir el martes “que hay que trabajar”.

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