Desamor a la mexicana
La batalla legal entre Jorge Vergara y su esposa Angélica Fuentes pone en juego el futuro de Omnilife, una empresa con 6.000 trabajadores en 19 países
Las Chivas de Guadalajara es el club más emblemático de México y el grupo al que pertenece, Omnilife, se juega su futuro en la batalla legal que mantienen su fundador, Jorge Vergara, de 60 años, y su esposa, Angélica Fuentes, de 52. La pareja, que se conoció en 2007 y contrajo nupcias un año después, tiene dos hijas pequeñas y es también el ejemplo de un poderosa pareja mexicana. Él mantuvo el 51% de las acciones; ella el 49%. Él se dedicó a ejercer de dueño; ella tomó el mando de la gestión. Hasta hace un mes. En ausencia de ella, Vergara asumió el poder de la empresa, echó a la calle a los empleados más cercanos a su todavía esposa y la acusó ante un juzgado por administración fraudulenta. Hay dos demandas: una mercantil y otra penal, pero ninguna —todavía— por divorcio. El porvenir de una empresa con 6.000 empleados repartidos en 19 países y que ha obtenido ganancias de hasta 1.000 millones de dólares al año, según sus propias cifras, lo decidirán los tribunales.
El equipo legal de Jorge Vergara indica que Fuentes utilizó la firma de su esposo para vender acciones de Chivas, uno de los clubes más populares del país y la joya más preciada del imperio, por entre 3.000 y 4.000 millones de pesos (de 196 a más de 260 millones de dólares). "Penetró la empresa como la humedad", afirmó en una entrevista radiofónica. Los abogados de ella insisten en que el empresario sabía de la transferencia y acusan a los jueces que han fallado en favor del todavía esposo de su clienta de cercanía con los representantes de él.
La historia de amor que comenzó con una excéntrica boda en la India, a la que los dos se presentaron montados en sendos elefantes, terminó de un sablazo el pasado 1 de abril. Ese día, los empleados de la sede principal de Omnilife, situada en Guadalajara (a unos 540 kilómetros al oeste de la Ciudad de México), se encontraron con coches de policía a la entrada y una lista que detallaba de a quién se le permitiría la entrada y a quién no. “Se le negó el acceso a la gente allegada a Angélica Fuentes”, cuenta su representante legal, Ismael Reyes Retana. El abogado comenta que la demanda penal es la que más les ha sorprendido. “Acusa a la madre de sus dos hijos”. Reyes añade que su cliente, que está en EE UU desde que estalló el escándalo, no ha recibido ninguna cita judicial hasta ahora.
Omnilife es una empresa que se dedica a la venta de suplementos alimenticios y que ha crecido exponencialmente desde su fundación en 1991. Al desatarse la tormenta, Vergara borró del grupo hasta el último rastro de su mujer: desapareció de un plumazo la firma Angelissima, que ella había fundado.Dejó así clara su posición. En un anuncio en varios periódicos locales, el empresario dice que “existen diversos juicios federales y estatales abiertos en contra de la señora Angélica Fuentes Téllez” y afirma también que ella “actuó de manera ilícita y maliciosa”.
Vergara acusa a Fuentes de haber utilizado su firma sin su consentimiento, lo que se tradujo en las transferencias por al menos 200 millones de dólares. Reyes Retana responde que los documentos que ha presentado el fundador de Omnilife provienen de un facsímil que había sido utilizado ya para procedimientos similares, aprobados por él. El grupo iba a celebrar dos asambleas de accionistas esta semana, pero fueron retrasadas por la propia Fuentes, que alegó a través de sus abogados que no tenía “las garantías jurídicas ni de seguridad” para que se efectuaran. “El miedo a una detención”, reconoce su abogado. Reyes sostiene que el objetivo de su cliente, una mujer proveniente de una poderosa familia de Ciudad Juárez, dueña de una de las principales empresas de gas del país, es volver a su puesto.
Angélica Fuentes es licenciada en Finanzas por la Universidad de Texas y ha ocupado varios puestos directivos antes de que se hiciera cargo de Omnilife. Deslumbró a Vergara desde el primer momento. “Desde que la conoció en 2007, la puso a cargo de la empresa”, relata una fuente cercana al club Chivas. “Los dos se convirtieron en los dueños de Omnilife”. Ella metió mano en la gestión del grupo. Echó a la calle a directivos y empleados que habían fundado la empresa con Vergara. Los representantes legales de Fuentes alegan que se debía a malos manejos y que la práctica le ganó enemigos. Los abogados consiguieron esta semana que el juez que llevaba el caso fuera destituido por su cercanía al equipo legal de Vergara.
Pero el manejo de Fuentes en la empresa fue, sin duda, polémico. Los más cercanos a Vergara comenzaron a advertirle de que estaba cometiendo un error. “Todo el mundo se lo dijo y a nadie le creyó. Se alejó de sus contadores de toda la vida, de sus empleados de confianza. Hasta de Amaury [Vergara, hijo del fundador de Omnilife]. Jorge se llegó a enemistar con su propia familia por ella”, asegura. “Ella puso a gente de su confianza para adueñarse de la empresa y, en mi opinión, quedarse con ella”, asegura.
El escándalo comenzó a gestarse cuando se empezó a barajar la venta de las Chivas, un club tan valioso que la venta de sus derechos en EE UU son los más costosos solo por debajo del Barcelona y Real Madrid. “Los más interesados en comprar el equipo pidieron revisar las cifras antes de la transacción. Y fue ahí cuando la gente de Vergara se dio cuenta de que los números estaban maquillados”, comenta. El golpe por el poder de Omnilife llevaría gestándose casi un año. Tiempo en que la pareja tomó vacaciones, organizó fiestas y continuó haciendo como si no pasara nada. Los abogados de ella aseguran que Fuentes estaba de vacaciones con sus hijas en Punta Mita, un exclusivo destino en México, y que esperaba que pronto se les uniera Vergara. Ahí fue donde ella se enteró del tsunami que ocurría en la empresa. “En Guadalajara se sabe mantener muy bien las apariencias”, ironiza la fuente.
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