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División en la cúpula de Podemos por el apoyo a Susana Díaz

Pablo Iglesias corrige a parte de su núcleo duro y fija unas “líneas rojas no negociables” a la dirigente socialista

Francesco Manetto
Pablo Iglesias en rueda de prensa tras la reunión de la ejecutiva de Podemos.
Pablo Iglesias en rueda de prensa tras la reunión de la ejecutiva de Podemos. Carlos Rosillo (EL PAÍS)

La decisión sobre el voto de Podemos en el debate de investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta de Andalucía, previsto para finales de abril, refleja divisiones en la cúpula del partido. Pablo Iglesias corrigió ayer a un sector de su núcleo duro y fijó unas “líneas rojas no negociables” a la líder autonómica del PSOE, en contra del criterio de parte de su ejecutiva. El secretario general de la formación reapareció por primera vez desde el mitin de cierre de campaña de las elecciones andaluzas, el pasado 20 de marzo, para dejar clara su posición ante la principal decisión política que afronta ahora su organización, un proceso supervisado por el número dos del partido, Íñigo Errejón.

Iglesias, que se había mantenido de perfil hasta ahora, vinculó el diálogo con Díaz a las tres propuestas formuladas al PSOE andaluz: la dimisión de los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, la ruptura de relaciones entre el Gobierno autónomo y los bancos que desahucien a familias sin recursos, y la reducción de altos cargos de la Administración. “No va a haber un mercado persa”, zanjó el líder de Podemos sobre la negociación. Pero en Podemos existe un debate interno sobre la flexibilidad de esas condiciones.

Las tres condiciones

1.- Dimisión de Manuel Chaves (diputado) y José Antonio Griñán (senador). Ambos expresidentes andaluces han sido llamados a declarar como imputados por el Supremo por el caso de los ERE.

2.- Ruptura de los vínculos de la Administración andaluza con los bancos que ejecuten desahucios sin dar alternativa habitacional a familias en dificultades económicas.

3.- Reducción de altos cargos y asesores políticos y readmisión del personal de educación, sanidad y bienestar social despedido durante la crisis.

La semana pasada fue Àngela Ballester, miembro de la ejecutiva y secretaria de Coordinación, quien afirmó públicamente, durante una rueda de prensa y en repetidas ocasiones, que esas tres ideas no eran condiciones vinculantes para abstenerse en la investidura de Susana Díaz. Lo hizo en vísperas del nombramiento del comité que a partir de esta semana negociará con los socialistas. En esa comisión participa el secretario de Organización del partido, Sergio Pascual, que supervisó la campaña y los primeros encuentros con Díaz junto a Errejón, quizá el único dirigente de Podemos con capacidad real de hacer valer su criterio al margen de Iglesias.

Errejón intervino tras las elecciones en la primera reunión del grupo de 15 diputados electos encabezado por Teresa Rodríguez. En los días siguientes afloraron las primeras diferencias entre la dirección nacional, partidaria de sopesar con extrema cautela el voto, y la propia Rodríguez, que busca reafirmarse y mantener un perfil propio en Andalucía. Las palabras de Iglesias suponen también un espaldarazo a la exeurodiputada gaditana. “Las negociaciones en Andalucía las dirige Teresa Rodríguez, ella es la jefa”, destacó para tratar de desvincularse del control de la cúpula nacional. Ella le agradeció públicamente su “apoyo” horas más tarde. Fuentes de la formación, en cualquier caso, insisten en que la decisión última le corresponde al grupo de los 15 parlamentarios andaluces, en el que hay miembros del consejo ciudadano estatal.

La decisión aún no está tomada. “La pelota”, dicen en Podemos, “está en el tejado de Díaz”.

Iglesias cree que Ciudadanos solo representa “un recambio”

F. M., Madrid

El secretario general de Podemos advirtió ayer contra su principal rival en la pugna por derrotar al bipartidismo. Pablo Iglesias consideró que Ciudadanos —la formación de Albert Rivera que también ha roto el mapa político en Andalucía, donde contará con nueve diputados en el Parlamento autonómico— solo representa un “recambio político”.

“Es bueno que haya diferentes opciones políticas. Ahora bien, para nosotros el cambio político significa cuestionar la corrupción y las políticas económicas que nos han llevado al desastre, por eso es importante distinguir entre el cambio y el recambio”, dijo el líder de Podemos. “Cambio y recambio son cosas muy diferentes”, agregó en referencia a su propio programa económico.

Iglesias compareció —en su primera rueda de prensa desde el pasado 26 de enero— en el Círculo de Bellas Artes de Madrid tras la reunión de la ejecutiva del partido, donde sus principales dirigentes abordaron la estrategia para las elecciones del 24 de mayo. Este jueves la formación presentará en Madrid a los 13 candidatos autonómicos, la mayoría de ellos sin perfil público, que, según señaló Iglesias, se incorporarán al “comando central” de la campaña. Es decir, un comité que, como desde los inicios de la formación, se apoyará en Íñigo Errejón, secretario de Política y número dos, y en Carolina Bescansa, responsable de Análisis Político y Social.

Pese a haber logrado en Andalucía resultados por debajo de sus expectativas, la dirección de Podemos asegura que el 24 de mayo saldrá “a ganar al PP”. La cúpula considera clave dos comunidades: Madrid y Valencia, donde el escenario de elevada fragmentación puede anticipar en parte los resultados de las generales.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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