Pescadores artesanales, protagonistas de la conservación marina
“Los emprendedores sociales no se conforman con dar un pez ni con enseñar a pescar. No descansarán hasta que hayan revolucionado la industria pesquera”
Es la única manera de saber qué comemos en un restaurante. Si ese pez era salvaje o si nació encerrado en una piscifactoría. Si ha llegado hasta el plato desde las redes de un pescador artesanal o atrapado por las fauces de la industria. Antonio García Allut creció en la comunidad pesquera de Carnota (Galicia). Allí vivió de cerca las dificultades a las que se enfrentaban esos pescadores artesanos del mar, responsables de capturar el 50% del pescado que consumimos y enfrentados a una situación insostenible: un mercado opaco y muy intermediado que les impide calcular el valor de sus capturas y pone en peligro la supervivencia de su oficio. La solución, concluyó Antonio, era colaborativa y participativa.
Ese día nació la Fundación Lonxanet, una organización que colabora con los pescadores en el desarrollo proyectos humanos y de iniciativas económicas, sociales y ambientales. Actúa como facilitadora y mediadora en estas iniciativas que los propios pescadores implementan y hacen suyas. En mayo de 2014 ellos presentaron a las Administraciones Públicas una propuesta que puede contribuir a mejorar la eficacia de los modelos de gestión pesquera. Esta propuesta, apoyada en la creación de una reserva marina de interés pesquero, permitirá la colaboración entre pescadores, administraciones públicas y comunidad científica. La propuesta está apoyada por seis comunidades pesqueras e involucraría a cerca de 1.700 pescadores y 680 embarcaciones. De ser aprobada, se podría convertir en un referente para España y Europa.
En este modelo la gestión es colaborativa y paritaria entre la administración pública y los pescadores, que tradicionalmente han estado excluidos en la toma de decisiones. También participan representantes de la sociedad civil y la comunidad científica, que asesoran a los pescadores. “Tendrán un número igual de representantes cada uno, con igualdad de voto. Es una mesa de diálogo”, resume Antonio, impulsor de Fundación Lonxanet, que con su trabajo refleja en la práctica uno de los lemas de Bill Drayton, fundador de Ashoka y Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2011: “Los emprendedores sociales no se conforman con dar un pez ni con enseñar a pescar. No descansarán hasta que hayan revolucionado la industria pesquera”.
Una iniciativa de la Fundación Lonxanet permitirá la colaboración entre pescadores, administraciones públicas y comunidad científica
La Fundación Lonxanet también está implicando a otros sectores de la sociedad, como son los restauradores, a través del proyecto Restauramar. Un sistema de comercialización que involucra a los ciudadanos y a los profesionales de la restauración en el compromiso de mantener vivos los mares.
“En el mundo de los productos de la pesca hay bastantes engaños. Hay muchos productos que son de piscifactoría y que se venden como productos salvajes, o que son congelados y se venden como productos frescos,” cuenta Antonio, emprendedor social de Ashoka desde 2006. ¿Cómo evitar eso? Formando una red de restaurantes que se comprometen a adquirir productos pesqueros a proveedores certificados y recomendados por la Fundación, asegurándose así el origen y la trazabilidad de los alimentos que sus clientes encuentran en sus platos.
La clave es la responsabilidad. El objetivo es mantener la biodiversidad de los mares y asegurar su supervivencia reforzando sistemas de pesca sostenibles e involucrando cada vez más a la ciudadanía. “Identificamos a proveedores que se ajustan con estos valores, y les ponemos en contacto con esta red de restaurantes,” explica Antonio, que ya tiene establecimientos asociados en Madrid, Galicia y Extremadura, y espera acercarse a los 100 a finales de año.
Maira Cabrini es responsable de Comunicación de Ashoka España.
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