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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Fuego amigo

El Gobierno de Extremadura ridiculiza a Andalucía en un polémico vídeo que perjudica al candidato popular

SOLEDAD CALÉS

Con amigos como Monago no hacen falta enemigos. El aspirante del PP a la presidencia de Andalucía, Juan Manuel Moreno, tiene algo de candidato gafado al que podrían aplicársele varios refranes; en particular, aquel que dice que a perro flaco, todo son pulgas.Justo cuando comienza una campaña electoral muy cuesta arriba para el PP en Andalucía, con sondeos que le vaticinan un fuerte retroceso, va su correligionario y vecino extremeño, el muy locuaz Juan Antonio Monago, y lanza un vídeo que habla de Andalucía en términos que algunos han considerado insultantes.

Se trata de un vídeo electoral de animación, el primer capítulo de una serie titulada Los dos sures. Si ya resulta sospechoso —y algo inquietante— un reclamo que trata de contraponer de forma tan maniquea dos territorios vecinos, el contenido no deja lugar a dudas. Hay en España dos sures, el extremeño popular y el andaluz socialista, algo así como el bueno y el malo, el listo y el tonto; uno con buen Gobierno y futuro brillante y otro muy mal gestionado, con el paro y la corrupción como horizonte. Y todo ello presentado en forma de consulta del tarot y aderezado con los más rancios tópicos.

El vídeo ha sido como una ráfaga de fuego amigo sobre el candidato popular del sur andaluz, que parte con la desventaja de ser un desconocido para el 43,7% de sus paisanos, según el CIS. “Andalucía no está para bromas”, ha replicado Juan Manuel Moreno. Hasta la secretaria general del PP ha tenido que salir al rescate pidiendo a Monago que retire el vídeo. Pero el extremeño se ha limitado a decir que el humor y la parodia son necesarios en la política.

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Desde luego que sí. El humor no debe estar reñido ni con la política ni con nada. Pero hay humores que deberían estar reñidos con todo, y especialmente con la política. Los electores se merecen un respeto, humorístico o no, pero respeto.

Se dice que las comparaciones son odiosas. Si además son tan burdas como las de esta suerte de nacionalismo vecinal, resultan doblemente odiosas. Hace tiempo que Monago lucha por el título de enfant terrible de la política española, pero hay mil formas mejores de llamar la atención. Para defender lo propio no hace falta vilipendiar ni insultar al vecino.

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