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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Compraventa de esposas?

La desaparición de un centenar de vietnamitas alerta sobre la posible existencia de redes que facilitan mujeres para casarse en China

Soledad Calés

Ha sido un episodio extraño, pero no parece aislado. Puede ser incluso la punta de un iceberg. Más de 100 mujeres vietnamitas han desaparecido de una zona rural de la provincia de Hebei, en el norte de China, después de —aparentemente— haber sido compradas por varones solteros como esposas. El diario China Daily, que informa del suceso, aporta el testimonio de un joven de 22 años que asegura haber pagado por su esposa el equivalente a más de 13.000 euros. Las mujeres habían llegado gracias a las gestiones de una compatriota que llevaba 10 años casada en el lugar, y también ella ha desaparecido.

A la espera de que se resuelva el misterio y se aclare si ha sido una estafa colectiva o una huida masiva a la vista de las condiciones de vida que les esperaban, el suceso coloca el foco sobre una realidad que, según el último informe de Naciones Unidas sobre tráfico de personas, va en aumento. En el caso de China, este tráfico no está solo encaminado a la prostitución, sino también a proporcionar mujeres para, en el mejor de los casos, formar una familia con hombres con medios insuficientes, y en el peor, para trabajar como esclavas en el campo y luego venderlas de nuevo. Obviamente este tipo de transacciones son más frecuentes en las zonas más pobres y se nutren de mujeres que también proceden de áreas empobrecidas de los países vecinos.

Pero la razón que alimenta el fenómeno es la desigual proporción de hombres y mujeres a causa de la estricta política de natalidad china por la que durante mucho tiempo solo se permitía tener un hijo. Casi siempre que se aplican medidas coercitivas para subyugar deseos personales o tendencias ancestrales —como tener muchos hijos para compensar la elevada mortalidad infantil—, acaban apareciendo efectos indeseados.

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El primero fue un aumento de los abortos selectivos e incluso del infanticidio de niñas. Puestos a tener un solo hijo, muchos padres preferían un varón. El resultado es que hay más hombres que mujeres y la desproporción va en aumento. Si hace cuatro años nacían 113 niños por cada 100 niñas, ahora son 118. Ese es el trasfondo de un fenómeno que las autoridades chinas deben combatir con todos los medios; lo que no puede consentirse es otra forma de esclavitud.

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