_
_
_
_
_
ESPACIO

La sonda de ‘Rosetta’ cumplirá siete horas de caída libre al suelo del cometa

El descenso del módulo europeo 'Philae' al núcleo del 67P/Churyumov-Gerasimenko, el 12 de noviembre, es una maniobra de alto riesgo que nunca se ha intentado

Ilustración comparativa de tamaño del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko con la ciudad de Los Ángeles.
Ilustración comparativa de tamaño del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko con la ciudad de Los Ángeles.ESA

A las 9.35 (hora peninsular española) del próximo 12 de noviembre, comenzará una nueva y arriesgada aventura de la historia de la exploración espacial: el módulo Philae se separará en ese momento de la sonda Rosetta que está dando vueltas alrededor del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, e iniciará un descenso de siete horas de duración en caída libre hasta llegar al suelo del núcleo cometario. Nunca hasta ahora se ha intentado una maniobra así y las experiencias de descenso de robots adquiridas en Marte o incluso en la luna Titán de Saturno no sirven de mucho porque el pequeño núcleo del cometa, a diferencia de esos objetos del Sistema Solar visitados in situ por artefactos terrestres, apenas tiene gravedad, señalan los especialistas de la Agencia Europea del Espacio (ESA) que tienen calculada al milímetro toda la operación. Y se hará a unos 450 millones de kilómetros de la Tierra, en un objeto del Sistema Solar que ahora está entre las órbitas de Júpiter y de Marte.

“Empezamos las operaciones científicas de Rosetta el pasado 7 de mayo, cuando la sonda iba acercándose al cometa [llegó el 6 de agosto]”, ha señalado Matt Taylor, responsable científicos de la misión. El núcleo cometario tiene un volumen de unos 25 kilómetros cúbicos y está “predominantemente” cubierto de polvo. “La temperatura media allí es de 70 grados centígrados bajo cero, con picos de hasta 40 bajo cero, y suda 300 mililitros de agua por segundo”, comenta el científico.

El coma, la envoltura de gas y polvo que se desarrolla al irse acercando el objeto al Sol, mide ya 19.000 kilómetros de largo. En cuanto a la composición, “el perfume del cometa es de azufre, amoniaco, metano y alcohol”, resume Taylor. Los instrumentos científicos de la Rosetta seguirán tomando datos a medida que el 67P/Churyumov-Gerasimenko siga viajando en dirección a la estrella (su máxima aproximación será el verano que viene) y la misión, en principio, terminará en diciembre de 2015.

La nave Rosetta, con 11 instrumentos científicos a bordo más el módulo de descenso, partió de la Tierra en marzo de 2004 y recorrió 6.400 millones de kilómetros (parte de ellos en hibernación) hasta su cita con el cometa. En la misión, con un coste de 1.300 millones de euros, participan varios equipos científicos españoles y cinco empresas del sector.

'Philae' pesaba cien kilos en la Tierra, que no serán más de 10 gramos en el cometa dada la escasa atracción gravitatoria

“El Philae se separará de la Rosetta con una velocidad de 18 centímetros por segundo, que será de 95 centímetros pos segundo en el momento del contacto con la superficie del cometa”, ha explicado esta mañana Laurence O´Rourke, coordinador de operaciones científicas de la misión en ESAC, el centro de la ESA en Madrid. El Philae se comunicará con la Rosetta y esta enviará toda la información a la Tierra. Las señales, viajando a la velocidad de la luz, tardarán 28 minutos y 20 segundos en llegar a las antenas de recepción, ha explicado este experto.

Así, el horario de acontecimientos el próximo 12 de noviembre tendrá los picos de emoción en el centro de control a las 10.03 (hora peninsular española), cuando deberá llegar la señal que indique que el módulo se separó correctamente casi media hora antes, y a las 17 horas, cuando se tendrá el primer dato del contacto con el suelo. Entre medias irán llegando datos de cómo se ejecuta la secuencia de descenso y la información –incluidas fotos- que vayan tomando varios instrumentos sobre gravedad, campo magnético, polvo y plasma.

“El lugar elegido para el aterrizaje, denominado J, está en la cabeza del cometa y el de reserva, C, en el cuerpo”, ha señalado O´Rourke. La sorprendente forma de 67P/Churyumov-Gerasimenko, desconocida hasta que ha llegado allí la sonda espacial europea, recuerda a los científicos a un pato de goma con dos lóbulos pegados, uno bautizado el cuerpo y otro la cabeza. El núcleo del cometa mide unos cuatro kilómetros de diámetro máximo. La Rosetta dará un leve impulso a la sonda de descenso (al desenroscarse una especie de tornillos y, si no funciona este método, con un muelle que se soltará mediante unos dispositivos pirotécnicos) cuando este a 22,5 kilómetros de la superficie del cometa.

El lugar J tiene buena iluminación, es una superficie más o menos llana y tiene rasgos interesantes para los científicos. Pero aunque sea el lugar más idóneo no está exento de riesgos: puede haber rocas (bloques de hielo y polvo), o una inclinación excesiva en algún punto, apunta O´Rourke. Como 67P/Churyumov-Gerasimenko tiene tan poca gravedad, los ingenieros han tenido que dotar al Philae de dispositivos para agarrarse al suelo del cometa, ya que si no, rebotaría y saldría despedido al espacio de nuevo: unos arpones en las patas desplegadas deben garantizar la sujeción inmediata, ayudados por un propulsor en la parte superior del módulo que lo aplastará contra el suelo.

El Philae mide 0,85x0,85 metros de lado, 1,3 de altura y 1,46 de largo con las patas desplegadas, y pesaba cien kilos en la Tierra, que no serán más de 10 gramos en el cometa dada la escasa atracción gravitatoria, han comentado los científicos de ESAC. Si todo va bien, el módulo de descenso puede funcionar hasta tres meses tomando imágenes y datos de la composición del suelo (incluso lleva un taladro para perforar hasta 20 centímetros de profundidad y tomar muestras) y explorando las propiedades de la superficie y la subsuperficie. “Esperábamos que fuera un sitio con mucho hielo y ha resultado ser un sitio cubierto con mucho polvo”, ha declarado O´Rourke.

El Philae se separará de la Rosetta con una velocidad de 18 centímetros por segundo

Los instrumentos de a bordo podrán buscar allí aminoácidos, que no serían un indicador directo de vida, pero sí de un entorno idóneo, apunta de la misión otro científico, Nicolás Altobellí. Esto podría ayudar a despejar dudas respecto a la hipótesis que apunta a los cometas como vehículos en los que podría viajar la vida en el Sistema Solar y en los que hubiera podido llegar a la Tierra.

La nave Rosetta está ahora dando vueltas al cometa, a ocho kilómetros de distancia sobre la superficie y completando un rodeo completo cada cuatro días. Cuando está a 30 kilómetros, tarda un par de semanas, han explicado los especialistas de ESAC. Un total de 25 ingenieros y físicos se ocupan de la operación científica de la misión (76 personas en total en los distintos centros europeos implicados), ha señalado Miguel Pérez de Ayúcar, científico de Rosetta.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_