Desde Rusia sin amor
El verdadero talón de Aquiles Europeo no es otro que su altísima dependencia energética exterior. Las crecientes tensiones con la Federación Rusa, a propósito de Ucrania, van a poner a prueba al Viejo Continente. El cierre de fronteras a nuestras exportaciones agropecuarias es tan sólo el preludio a un más que probable y eventual problema de suministro energético procedente del gigante ruso en época invernal.
La libertad de Europa gira, por tanto, en torno a su independencia energética, independencia que tan sólo se logrará con una alta eficiencia en este campo, una concienciación colectiva al ahorro de este bien y por supuesto a una potenciación de las energías renovables de proximidad que eviten importaciones peligrosas que nos hacen vulnerables. Me atrevo incluso a predecir que este desamor con Rusia puede convertirse en gran impulso de la revolución energética verde, a la vez que un gran impulso para el empleo y la recuperación del sur de Europa.
Por tanto, es momento de mover ficha y jugar inteligentemente la partida geoestratégica que hemos empezado con mal pie por nuestra insensata dependencia.— Martí Gassiot.