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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El precio de la impostura

Tiene que ser terrible vivir tantos años siendo víctima de sí mismo y de un afán recaudatorio compulsivo e incoercible con el objetivo de mantener un patrimonio inmenso e ilegalmente adquirido. Tener que estar siempre recurriendo a diferentes paraísos fiscales y sus respectivos bancos para mantener una cantidad tan enorme de dinero del que no se puede disfrutar, ya que está a buen recaudo y muy lejos. Y que aunque se pudiera acceder a él, en qué se gasta sin que te descubran y además no da tiempo, hay un nivel de bienestar máximo que ya no se puede sobrepasar.

Siempre con la paranoia de si te descubrirán. Teniendo que salir al balcón de la Generalitat, haciéndose la víctima, envolviéndose en la bandera de la patria echando la culpa a los “otros” y engañando a unos incautos que le ven como “uno de los nuestros” y con eso basta. Tener que salir en televisión mintiendo, lleno de contradicciones entre un discurso falso y un “yo” atacando desde dentro que susurra, “mientes, di la verdad”, menudo trago. Y haber tenido que conducir a sus hijos con su ejemplo a seguir el mismo camino. Y elaborar una explicación que no explica nada y que parece más encaminada a ocultar lo gordo que a justificar lo flaco. Que hasta el último momento pretendas dar gato por liebre a todo el mundo.

¿Cabe mayor impostura? ¿Quedar en esa evidencia al final de tu vida? ¿Realmente ha merecido la pena?— Enrique Sánchez Iglesias. Pozuelo de Alarcón, Madrid.

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El escrito autoinculpatorio de Jordi Pujol ha caído como una bomba de racimo sobre la política catalana y pone de nuevo el foco sobre el origen de la multimillonaria fortuna de la familia Pujol. El hasta ahora Honorable la atribuye a una supuesta “herencia” que nadie acaba de creerse. Ni siquiera su hermana, quien, por lo visto, le espetó: “¿De qué herencia hablas, Jordi?”. Por la notoriedad del caso, es apremiante aclarar si los millones que manejan con una soltura tan envidiable los hijos de Pujol son producto de una sorprendente “herencia” o tienen su origen en décadas de control absoluto de Cataluña y del presupuesto público catalán. Investigar el caso Pujol se ha convertido en un ejercicio no solo ya de transparencia sino de una imprescindible higiene democrática en Cataluña.— Francisco Gombau. Girona.

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