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Columna
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Los bajos precios

Los precios y los ingresos se reducen, mientras las deudas se mantienen. Más dificultades

Joaquín Estefanía

La novedad no son los precios bajos o estancados (desinflación o deflación), que ya llevan siéndolo bastantes meses en la eurozona. La novedad son las declaraciones de Jens Weidmann, presidente del Bundesbank (Buba), el banco central alemán. El Buba es el halcón de los bancos centrales —en dónde es tan difícil encontrar palomas— y Weidmann, el jefe de los gobernadores más duros y partidarios de la ortodoxia en la política monetaria.

La semana pasada Weidmann abrió la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) tomase medidas (tipos de interés más bajos, compra de activos públicos o privados de máxima calidad, impuestos a los depósitos que los bancos privados tienen inmovilizados en la autoridad monetaria en vez de conceder créditos a las empresas y a las familias...) que impulsen la economía europea —o para ser más exactos, medidas para que no se trunque la abúlica recuperación iniciada— y que sitúen la inflación media de la zona cercana al 2%, porcentaje que en su momento se determinó como el más expresivo de la estabilidad de precios. ¡Un alemán reconociendo que un poco de inflación es bueno para el crecimiento!

En España el estrangulamiento de los precios es aún mayor. Este año acabaremos con un 0,4% de subida del índice de precios al consumo, según el Banco de España

¿Reflexión teórica del banquero central alemán o señal de que en la próxima reunión del BCE, el próximo jueves 3 de abril, se van a mover las cosas? ¿Conoce algo Weidmann que no sabemos el resto o simplemente sangra por la herida de que la inflación media en la eurozona es tan solo del 0,7%, la alemana de un 1% interanual, y que el índice de confianza empresarial en su país ha caído, tras la preocupación del conflicto con Rusia, dado que las empresas germanas sufrirían mucho más que el resto en caso de que se establezcan represalias comerciales a quien ha engullido de un bocado la península de Crimea?

Por cierto, que en España el estrangulamiento de los precios es aún mayor. Según las previsiones del Banco de España, este año acabaremos con un 0,4% de subida del índice de precios al consumo, y tan solo con un 0,8% en 2015. El gobernador, Luis María Linde, ha dicho que el riesgo de deflación (que los precios caigan) no es cero y, más aún: "Si me preguntaran si existe una probabilidad alta [de deflación] diría que no. Aunque la posibilidad sea baja, el BCE debería tomar medidas para anticiparse, con una mayor relajación monetaria. Ahora los tipos son bajos, pero pueden ser más bajos".

Esta relajación monetaria es la que han practicado la Reserva Federal (Fed) y el Banco de Japón desde hace mucho. Hay economistas que critican el conservadurismo del BCE por ser demasiado lento frente a hechos como un desempleo récord (aunque esa preocupación no figura en sus estatutos) y la creciente evidencia de una caída de la inflación. Con menos énfasis que el 26 de julio de 2012, en otra coyuntura, el gobernador del BCE, Mario Draghi, repitió en París palabras parecidas: "El BCE hará todo lo necesario para sostener el euro. Y, créanme, eso será suficiente". Atentos.

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