Otra mujer en la vida de Kim Jong-un
Las peculiares elecciones en Corea del Norte permiten conocer a la hermana pequeña del Brillante Camarada
Oficialmente, ningún régimen autoritario reconoce serlo. De hecho, algunas de las peores dictaduras del mundo adoptan la palabra democracia en su denominación. No diga Corea del Norte, diga República Popular Democrática de Corea, por favor. Y de alguna forma tienen que justificar el uso de ese noble término. Pyongyang lo hizo el domingo con la votación para elegir a los 687 miembros de la Asamblea Suprema del Pueblo, que se sentarán en sus escaños de vez en cuando durante los próximos cinco años. A juzgar por los resultados, nada cambiará en el país: la participación fue de casi el 100%, y nadie osó votar contra el camarada brillante Kim Jong-un, que era el único candidato de su distrito y organizaba sus primeros comicios tras la muerte de su padre y segundo emperador de la saga, Kim Jong-il.
Efectivamente, la votación no tendría mayor relevancia si no fuese porque permitió ponerle cara a la hermana pequeña del líder norcoreano: Kim Yo-jong. Ya había aparecido antes durante la retransmisión del funeral de su padre y en algunas de las fotografías que periódicamente envía la agencia oficial de noticias KCNA. Pero nunca antes se la había nombrado oficialmente, y ese cambio es lo que ha desatado los rumores sobre su posible promoción dentro de la élite que dirige con puño de hierro el país comunista. “Kim Jong-un y Kim Yo-jong trabajarán juntos como lo hicieron su padre y la hermana de este, Kim Kyong-hui, para asegurar el futuro de la dinastía Kim”, analizó el lunes en el diario South China Morning Post la investigadora del Instituto Mundial para Estudios de Corea del Norte Ahn Chan-il.
No en vano, la tía del actual líder y esposa del ejecutado Jang Song-thaek llegó a vestir las cuatro estrellas de general y fue una de las personas más influyentes del régimen. Ahora, sin embargo, diferentes informaciones no confirmadas apuntan a que la purga de su marido, que fue condenado por traición, la ha hecho caer en desgracia y que, además, a sus 67 años está gravemente enferma. Así que todo apunta a que será la desconocida Kim Yo-jong quien, con una edad estimada en 26 años, tomará la batuta y dirigirá el relevo generacional en la cúpula del poder norcoreano junto a su hermano y presidente, que a su vez es treintañero. De momento, el domingo fue presentada formalmente al público enfundada en un estilizado traje negro de corte occidental caminando tras su hermano y depositando su voto con ambas manos y una leve reverencia en la urna blanca que le correspondía.
Pero no todos los Kim siguen a pies juntillas las órdenes que dan sus familiares. De hecho, la familia de los dictadores norcoreanos está llena de ovejas negras. Una de ellas es Kim Jong-nam, primogénito de Kim Jong-il y hermanastro de Kim Jong-un. Nadie sabe exactamente dónde vive, porque parece tener el don de la ubicuidad. Se cree que reside en la capital china, Pekín, y es evidente que el comunismo no es su fuerte. Es cliente asiduo en los casinos de Macao, fue arrestado en Tokio en 2001 cuando trataba de visitar Disneylandia con un pasaporte falso, y va de compras en París. “Disfruto la vida todo lo que puedo”, confirmó en una entrevista. Él no vota en Corea del Norte, y pocos creen que vaya a hacerlo mientras gobierne su familia.
Peor lo tiene todavía su hijo, Kim Han-sol, que nunca ha visto siquiera al presidente del país. O sea, a su tío. Y aunque asegura que le apena la situación, no hace nada por mejorarla. De hecho, en una entrevista en televisión se quedó más ancho que largo: “Me da pena que mis compatriotas pasen hambre”, aseguró. “Me gustaría volver algún día a Corea del Norte y hacer algo por la población. De momento, cuando acabe la carrera, quiero entrar en algún programa de voluntariado para aprender”. Pero con la juventud y la buena salud de la que gozan Kim Jong-un y la recién presentada en sociedad Kim Yo-jong, no parece que ese momento esté cercano.
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