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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Retirada gradual

Bernanke deja como herencia un recorte paulatino de los estímulos monetarios en 2014

El relevo en la presidencia de la Reserva Federal siempre constituye un episodio merecedor de gran atención por los operadores en los mercados financieros y por todos los observatorios económicos. En esta ocasión la expectación generada por la reunión del Federal Open Market Committee (FOMC) estaba mucho más justificada. Deja la presidencia Ben Bernanke, quien adoptó las decisiones monetarias más excepcionales en la historia de los bancos centrales. Bajo su mandato, la política monetaria ha procurado reducir riesgos similares a los que desembocaron en la Gran Depresión. Tipos de referencia al 0% y varias ediciones de quantitative easing —inyecciones de liquidez— han contribuido a que la economía estadounidense recupere cierto ritmo de crecimiento y, con ello, satisfaga ese otro objetivo que tiene asignado ese banco central: la reducción del desempleo. Hoy el 6,7% de paro es contemplado con cierta envidia desde Europa, pero es insatisfactorio para la propia Reserva Federal, comprometida a mantener inalterado el nivel objetivo de los fondos federales hasta que la tasa caiga al menos al 6,5%.

Del último comunicado de la Fed se deduce que la política monetaria estadounidense durante 2014 seguirá el rumbo previsto. Habrá una nueva reducción de 10.000 millones de dólares en las compras mensuales de títulos del tesoro; ahora se quedan en 65.000 millones. Desde aquí, el banco central se dirige a la completa desaparición de ese programa al final del año. Es de suponer, y también de desear, que ese plan se mantenga en vigor bajo la presidencia de Janet Yellen, la sucesora de Bernanke, siempre que la situación en las economías emergentes no registre episodios serios de volatilidad. Con todo, la dirección de la Fed ya demostró en mayo que no le duelen prendas por rectificar. Entonces consideró prematuro el anuncio de retirada de estímulos monetarios y lo aplazó durante algunos meses.

Bernanke y Yellen saben que de la forma en la que se disponga la retirada de los estímulos monetarios depende la estabilidad financiera en muchos de los países emergentes y la tranquilidad de los mercados mundiales. Los emergentes han sido los primeros en reaccionar de forma adversa, porque algunos recibían parte de los excesos de liquidez y ahora podrían enfrentarse a una financiación difícil. La inestabilidad permanecía ayer en los mercados. La retirada de estímulos debe ser gradual y predecible; el anuncio de ayer sigue esos principios.

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La eurozona y el Banco Central Europeo no afrontan precisamente circunstancias similares. La economía apenas crece, la inflación es demasiado baja y la fragmentación financiera en el área denuncia una política monetaria demasiado contenida. Hay que insistir: el BCE debería tomar buena nota de las lecciones que ha impartido Bernanke para recuperar en parte la senda de un crecimiento sostenido generador de empleo.

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