Derecho a decidir y disciplina de voto
En el marco del tan debatido tema de la consulta a la población catalana sobre el “derecho a decidir” en la que aparentemente se ha producido una cierta discrepancia entre los miembros del PSC, unos que sí y otros que no, y que ha originado la dimisión del alcalde de Lleida, se ha planteado el debate de si los diputados, senadores, concejales y demás cargos electos deben o no someterse a la disciplina de voto que marquen sus respectivos partidos.
Echo en falta una matización que creo determinante para acatar o no la susodicha disciplina: en tanto en cuanto las listas electorales sean cerradas y resulten elegidas personas cuyo conocimiento por el votante en general es prácticamente nulo y que tan solo resultan elegidos por figurar en una “lista”, resulta paradójico que, una vez que tienen el acta de diputado, etcétera, se consideren con libertad para opinar en contra de lo que dictamine el partido gracias al cual ocupan el escaño que ocupan. Vote usted lo que le dice el líder de su grupo o váyase, como ha hecho el alcalde de Lleida, pero, eso sí, dando tiempo a que corra la lista y entre otro que siga la tan repetida disciplina.— Enrique Fernández.
