Guetos energéticos
Las noticias sobre el coche eléctrico son recurrentes. Por ejemplo, en la edición de EL PAÍS del pasado día 5, el artículo titulado El coche eléctrico, en punto muerto empieza refiriéndose de pasada, como cosa obvia, a que el coche eléctrico es “uno de los talismanes con los que Europa quiere luchar contra la dependencia energética y el cambio climático”.
Dejando de lado el poder de los talismanes, sería más propio decir que el coche eléctrico no solo no contribuye a luchar contra la dependencia energética, sino que la aumenta; únicamente desplaza la combustión de hidrocarburos en el coche hasta una lejana fuente energética, pero ahora situada fuera de las ciudades. Si nada más cambia, el gasto energético global será, al menos, el mismo, aumentando la producción de energía eléctrica, lo que obligará, a su vez, a construir más centrales que ya no pueden ser hidroeléctricas sino, en gran parte, térmicas y nucleares. Pero, sobre todo, para que las ciudades sean limpias, la contaminación se trasladará a esos centros de producción de energía eléctrica, que se constituirán en auténticos guetos energéticos contaminados.
Francamente, si se trata de talismanes, preferiría la pata de conejo.— Robert Tomas Calvo.