Un ventrículo
El expresidente del Sevilla, José María del Nido, dijo en su despedida como presidente de ese club: “Quiero pedir disculpas por haber sido condenado como presidente del Sevilla”. No las pedía por haber delinquido al haber ideado una trama para apropiarse de dinero público en el Ayuntamiento de Marbella, sino por haber sido condenado: aquí lo peor no es delinquir, sino ser un torpe y que te pillen. Y añadió: “Siempre me consideré inocente. Me equivoqué. Si hubiera sabido antes que el Supremo ratificaría mi condena, habría dimitido mucho antes”. ¿Debemos entender que se equivocaba al considerarse inocente, o en lo que se refiere a la sentencia del Supremo? Finalmente informó de la pérdida de un cuarto de su corazón (un ventrículo, para ser más exacto) debido a la pena de dejar el puesto de presidente del Sevilla. Que no se preocupe. Al igual que a los protagonistas de Casablanca, siempre les quedaría París, al señor Del Nido siempre le quedarán sus convicciones morales.— Luis José Herrero López.
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