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Columna
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Sueño

La libertad que exigía Luther King era para que los negros fueran iguales. Mas, para que los catalanes sean distintos

Jorge M. Reverte

Artur Mas tiene un sueño, imitando a Martin Luther King. Consiste en que, a lo largo del siglo XXI, Cataluña volverá a ser libre, rica y plena, como dice el himno de los segadores. Está en su derecho. A lo que no tiene derecho, y por eso no ahonda en el contenido del sueño del líder de los derechos civiles para los afroamericanos, es a decir que los catalanes van a ser libres con la independencia. Sobre todo, porque ya lo son, hace bastante. Al menos, si nos atenemos a lo que la gente civilizada entiende por libertades, los catalanes están a la cabeza del mundo, junto con el resto de los españoles (todavía lo son los catalanes), en el disfrute de la libertad en todas sus manifestaciones.

Los catalanes pueden opinar, manifestarse, votar, estudiar y hablar sus dos lenguas, casarse por lo civil o por lo religioso, casarse entre personas del mismo sexo… En fin, pueden como los ciudadanos que más en todo el mundo.

Entonces, ¿por qué se hace una cadena por la libertad? Puestos a analizarlo, solo hay una razón consistente: para dejar de ser españoles. Por lo demás, no habría mucha diferencia, porque las fronteras las quitó Schengen, la moneda seguiría siendo el euro, la corrupción la practicarían los catalanes igual que los otros ciudadanos, el Código Penal no podría contener la pena de muerte y, con un poco de comprensión por parte de los vecinos, el Barça seguiría jugando en la Liga española, salvo que algún bobo se empeñara en que no.

No se me ocurren más cosas. Veo banderas cuatribarradas por todas partes, como pasa ahora, y dejo de ver banderas españolas. Poco más.

La libertad que exigía Luther King era para que los negros fueran iguales. Mas, para que los catalanes sean distintos.

A lo mejor es que quiere que sean negros.

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