Nuestras prioridades como país
¿De verdad alguien considera que modificar la ley del aborto es una de las prioridades de este país? La ciudadanía ha llegado al hartazgo con este tipo de maniobras políticas —declaraciones soberanistas inclusive— para desviar la atención de los problemas realmente importantes: el paro y la situación económica. ¿Y por qué? Sencillamente, porque no hay plan alguno.
Conviene aplicar el principio de Hanlon: “Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez”. Es decir, nuestros políticos no son seres malvados que desean únicamente enriquecerse a base de empobrecer el país, sino que simplemente son inútiles frente a la crisis económica y no tienen solución alguna: el único plan es dejar que otros nos dirijan. Muchos fueron los ciudadanos que votaron a una opción política esperanzados con el cambio. Sin embargo, este cambio no se ha producido. La dirección actual del país es idéntica a la de la última etapa zapaterista: contentar a Merkel y al BCE.
Ha llegado la hora de que los partidos arriesguen y propongan soluciones radicales y reales, porque el problema es simple: las cuentas no cuadran con un gasto disparado debido a seis millones de parados y unos ingresos menguados a causa del bajo nivel de consumo y al más que insuficiente número de trabajadores.
La ciudadanía sabe que la solución pasa por temas espinosos, pero la pregunta es: ¿Quién será el político que, con un espíritu similar al de Adolfo Suárez, sacrifique su crédito personal por sacarnos de esta?— Borja Elorriaga Estensoro.
