Optimismo inconsciente
España necesita un plan económico, con nuevas previsiones, para afrontar una recesión duradera
El último mensaje económico del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ante la Junta Directiva Nacional del PP, volvió a ofrecer un cuadro optimista de la situación española que los hechos están muy lejos de respaldar. Por más que las palabras del presidente del Gobierno puedan ser entendidas como “de consumo interno”, destinadas a tranquilizar a sus barones y afiliados, lo cierto es que ofrecen a los ciudadanos y a los inversores una prospectiva engañosa de las dificultades actuales, como probablemente demostrará el propio Ejecutivo cuando se decida a revisar sus predicciones para 2013 y 2014. Hoy, el pronóstico más favorable para este año es una contracción del PIB del 1,4%, pero son muchos los analistas que consideran que podría contraerse el 1,6%. En consecuencia, la tasa de paro superará el 27%.
El optimismo oficial se fundamenta en la superación de las crisis financieras, en la habilidad para evitar el rescate de España y en la mejora de la balanza por cuenta corriente. Pero el último plan de rescate bancario es imputable a la intervención activa de Bruselas, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). La troika tuteló el rescate a cambio de duras condiciones de ajuste después de varias reformas fracasadas. En cuanto a la caída de la prima de riesgo desde mediados de 2012, no se debe a una gestión del Gobierno, sino a las palabras mágicas de Mario Draghi sobre la defensa de la deuda en la zona euro y a la elaboración de un plan de rescate específico para España que consiste en una intervención del Banco en el mercado secundario de deuda si el Gobierno lo solicita.
Hay un amplio acuerdo en que la resistencia del Ejecutivo español a pedir la intervención del BCE, resistencia de la que se vanagloria, es un error. La intervención del Banco es deseable porque la economía española no puede superar una recesión con un diferencial de deuda superior a los 350 puntos básicos. Rajoy ha evitado el rescate (que nadie trata de imponerle), pero lo hace a cambio de someter a la economía a unas condiciones financieras que dificultan la recuperación.
La mejora de la balanza de pagos merece un comentario realista. En un periodo recesivo, la balanza mejora porque las importaciones tienden a deprimirse más que las exportaciones. En otros términos, siendo la balanza una diferencia entre el ahorro y la inversión, la reducción del déficit es saludable cuando se consigue por el aumento del ahorro y más cuestionable cuando se logra reduciendo la inversión. En la coyuntura actual, el ahorro no está creciendo; es la inversión la que se desploma.
La ciudadanía y los mercados esperan un rasgo de sensatez: que el Gobierno abandone la tesis poco probable de que en 2014 España habrá salido de la crisis (el BBVA acaba de pronosticar que la recesión seguirá en los próximos trimestres) y elabore un plan realista, que tendría que incluir los nuevos ajustes que probablemente pedirá Bruselas y rendir cuentas sobre las reformas estructurales postergadas.
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