No me resigno
Mi situación personal es muy parecida a la de otros miles de jóvenes españoles: licenciada, máster, hablo inglés y francés con fluidez, etcétera. Pero estoy parada. Cada vez que se adopta una medida nueva en este país me siento un poquito más fuera de él: solo tengo derecho a la sanidad para personas sin recursos porque tengo más de 26 años, dejan de invertir en investigación, y solo con suerte podré acceder a un trabajo con un salario ridículo y una inestabilidad permanente.
Ante esta situación, muchos se han ido y han encontrado lo que aquí se nos niega. Sin embargo, yo no quiero irme. La razón es que no me resigno. Simplemente es una pequeña rebelión, una forma de decirles a los que están arriba que los jóvenes no nos cansamos, que no nos vamos a rendir, que no nos resignamos porque, a pesar de nuestra edad, sobre nuestras espaldas recaen años de esfuerzo y de estudio en universidades públicas, pagadas con los impuestos y el trabajo de nuestros padres y madres, y que hacen que merezcamos un trabajo digno en nuestro país. Queremos que se nos respete.— Beatriz González del Valle.
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