_
_
_
_

Reyes de la república de Estados Unidos

Beyoncé y Jay-Z conforman el matrimonio más poderoso del país, fuera de la Casa Blanca Ella arranca gira con todas las entradas vendidas. Él ha hecho una sólida empresa de sí mismo

Tom C. Avendaño
Jay-Z y Beyoncé, el pasado mes de enero, en la toma de posesión del presidente Barack Obama.
Jay-Z y Beyoncé, el pasado mes de enero, en la toma de posesión del presidente Barack Obama.AFP

Poseer una entrada para uno de los once conciertos que dará Beyoncé en mayo en Reino Unido es algo así como tener un tesoro: las existencias se agotaron un cuarto de hora después de ponerse a la venta a las 9.30 de la mañana del sábado 23 de febrero. Una buena parte de ellas puede adquirirse ahora en páginas web de subasta por unos 1.500 euros, casi 19 veces su precio original, de 80. Podríamos estar tan solo ante un indicativo más de la popularidad de la cantante en las islas británicas, pero otros países han registrado fenómenos similares: el 10 de febrero, Beyoncé protagonizó un spot televisivo durante la entrega de los premios Grammy, sorteando algunas entradas en la web de Pepsi. Segundos después, ésta estaba colapsada por las visitas de decenas de miles de fans. Esto da buena idea de hasta qué punto su hasta ahora inquebrantable popularidad goza de una salud inaudita. Los Grammy seguían su triunfal actuación en el codiciado descanso de la SuperBowl el 3 de febrero, que a su vez seguía a su versión del himno nacional en la investidura de Obama el 21 de enero. Si este mes Beyoncé ha protagonizado la portada del "especial poder" de la revista Vogue, el pasado fue entrevistada por Oprah y protagonista de un documental realizado por la cadena HBO.

El auge de Beyoncé supone solo la mitad del éxito de lo que parece ser la unión más poderosa de EE UU fuera de la Casa Blanca: el matrimonio de la ubicua cantante con el rapero Jay-Z, también protagonista de una era dorada gracias a sus éxitos como empresario. Este brutal binomio amasó, solo entre 2011 y 2012, unos 78 millones de dólares, según la revista Forbes. A juzgar por los 50 millones del discreto mecenazgo de Pepsi y la inauguración, en septiembre, del nuevo estadio de los Brooklyn Nets, equipo de baloncesto del que Jay-Z es copropietario y en cuya reinvención él ha invertido gran parte de su imagen, es posible que esta pareja casi monárquica viva su mejor año.

“Si adaptarse a los tiempos otorga relevancia, ellos parecen haber nacido para éstos”, sentencia Farai Chideya, analista de la cultura popular y presentadora del programa de radio Pop and politics. “Ella es la hembra alfa de EEUU y satisface el lado artístico necesario para triunfar de cara al público”. Beyoncé ha hilvanado una vertiginosa cadena de éxitos como cantante en la última década gracias a una magnética presencia pública que aúna la arrogancia del hip-hop con la accesibilidad del pop; un ser salvaje pero nunca agresivo. Famoso, además, por las alambicadas coreografías y ágiles estribillos de sus canciones, que tanto encandilan como denotan (sin delatar) incontables horas de ensayo. “En cierta forma, esta devoción al trabajo le confiere un imperecedero valor añadido en la era de la fama inmediata”, explica Chideya.

Jay-Z es, mientras, el brazo comercial de la operación: reputado rapero, tiene tantos años, 43, como su arte y hace más de diez que no se supera a sí mismo en ventas. La suya, reconoció a The New York Times en septiembre, era una época pre-Obama en la que el hip-hop exigía a sus artistas un pasado sórdido y callejero, como el suyo como camello. Ahora, Shawn Carter –su nombre real– colabora en trabajos de los demás y a los negocios: Forbes le estima unos 500 millones de dólares, 50 más que en 2012, cimentados sobre su imagen de rapero de talento y divididos entre su propio sello musical, su línea de ropa, su franquicia de discotecas y su porcentaje de los Nets. Valga como muestra de su estilo empresarial el hecho de que, pese a invertir modestamente en estos últimos, tanto diseñó el nuevo uniforme como aconsejó a los guardas de seguridad del estadio cómo cachear al público. “Ahora no eres famoso si no empleas tu imagen para vender otros productos”, ilustra Chideya. “Hay quien vende perfumes. Jay-Z lo vende todo. En los tiempos del famoso-franquicia, él es el rey”.

Estados Unidos recibe ahora cada acto de promoción de la nueva gira de Beyoncé, que arrancará en abril, como un hito en sí mismo. Mientras, Jay-Z llena el estadio de sus Nets con conciertos de sus grandes éxitos y planea su gira junto a Justin Timberlake.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Tom C. Avendaño
Subdirector de la revista ICON. Publica en EL PAÍS desde 2010, cuando escribió, además de en el diario, en EL PAÍS SEMANAL o El Viajero, antes de formar parte del equipo fundador de ICON. Trabajó tres años en la redacción de EL PAÍS Brasil y, al volver a España, se incorporó a la sección de Cultura como responsable del área de Televisión.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_