Controvertida despedida a Manuel Mota
El diseñador pidió en una carta que nadie de Pronovias asistiera a su entierro, celebrado ayer Fina Mota publica en Facebook que un "monstruo" generaba ansiedad a su hermano Colegas de profesión reivindican la figura del modista, referencial mundial en moda nupcial
"Cuando yo empecé, la novia no era lo que es hoy y pensé que al segundo traje no sabría qué hacer”. Pero Manuel Mota (Tarragona, 1966) sí que supo qué hacer: trabajar durante la mitad de su vida para una sola compañía, Pronovias, líder mundial del sector nupcial, y con una sola idea: vestir a la novia. Del lápiz de este diseñador han salido centenares de modelos, con nombres y apellidos, para algunas de las mujeres más famosas del globo, otros cientos de miles anónimas. La vida de Mota se acabó el martes, envuelta en la polémica y con Pronovias en el punto de mira.
Los trabajadores de un ambulatorio de Sitges (Barcelona), donde vivía, encontraron a Mota encerrado en un lavabo con heridas de arma blanca. Llevaba una mochila con tres cartas: una dirigida a su novio; otra, a su familia, y la tercera, para los Mossos d’Esquadra. En presencia judicial abrieron esta última, en la que el modista explicaba que últimamente estaba atravesando una depresión, causada en parte por un problema laboral.
En una de las misivas pedía además que nadie de Pronovias asistiese a su funeral, que se celebró ayer en Reus (Tarragona), su ciudad natal. A excepción de Paquita, su mano derecha y encargada del taller de costura; Martina, la diseñadora de su equipo, y Montse, de recursos humanos, según Efe. Durante la mañana de ayer, la compañía negó a través de un comunicado cualquier conflicto laboral por parte de Pronovias con su diseñador estrella.
Pese a ello, la empresa fue objeto de críticas de algunos asistentes a las exequias. “Le pedían cada vez más diseños, más colecciones, más creatividad”, explicó tras el funeral una allegada de la familia, informa Mercè Pérez.
"En honor a mi hermano, esto no va a quedar así. Mi hermano no tendría que estar muerto en estos momentos", escribió ayer Fina Mota
La situación se desbordó cuando, horas después del entierro, la hermana del diseñador, Fina Mota, escribió en Facebook : “Mi hermano tenía ansiedad producida por una persona, a la que se refería como un monstruo, y todos sabemos quién es esa persona, y algún día le pondré nombre y apellidos, porque yo no soy como mi hermano, yo no tengo miedo, y esto no puede quedar así de ninguna de las maneras. En honor a mi hermano, mis padres y mis hijos, esto no va a quedar así. Mi hermano no tendría que estar muerto en estos momentos. Lo siento, pero tenía que decirlo o explotaba. Y tengo que ser fuerte y hacerle justicia a Manuel Mota”.
Pronovias emitió ayer un segundo comunicado en el que informaba que “se reserva todas las acciones legales que fueran necesarias para preservar su honor” contra quienes la vinculen con la muerte de Mota. Asimismo, indicó que el creador había admitido haber sufrido una depresión que le alejó durante un año de la compañía, y de la que había regresado aparentemente recuperado.
La muerte de Mota se hizo pública el miércoles, después de que Pronovias emitiese una primera nota oficial. “La familia Pronovias ha perdido a uno de sus miembros más queridos”, decía. Además, la página web de la empresa que dirige Alberto Palatchi abría con una imagen en blanco y negro del director creativo junto a una invitación para enviar un mensaje de apoyo.
Manuel Mota, amante de la discreción tanto en su vida personal como profesional, trabajaba desde 1990 en Pronovias. Pese a que en un primer momento pensó en dedicarse a la arquitectura, una película, Desayuno con diamantes; una mujer, Audrey Hepburn, y una pasión, la moda, le hicieron optar por el diseño textil. A los 20 años, decidió estudiar en la Institución Artística de Enseñanza (IADE). Era una fiera con el lápiz, dibujando figuras. Es en la época de estudiante cuando coincidió con uno de los hermanos del dúo de diseñadores Ailanto. “Era un alumno aventajado. Además de alguien muy inmerso en su trabajo, con todo lo que eso conlleva”, explica Aitor Muñoz, quien siguió su trayectoria posterior y reconoce: “No iba con él el tema del embelesamiento, siguió siendo la misma persona”. Aitor coincide con muchos otros diseñadores y asegura: “Si hacer colecciones es complicado, diseñar novias lo es mucho más. Él logró llevar a Pronovias al mundo del lujo”.
Año tras año, Mota preparaba junto a todo el equipo, más de 50 personas, el gran desfile para Pronovias. Nervios en el backstage, pero imagen de control ante el público. Entre focos y cámaras, el hombre de complexión fuerte, enorme sonrisa blanca e impecable traje posaba para el papel cuché con las modelos e invitadas, ya fueran Tamara Falcó, Genoveva Casanova, Amaia Salamanca o Carmen Martínez-Bordiu. Siempre estaba rodeado de mujeres que confiaron en su aguja para tejer el mejor de los secretos, el traje de novia.
Pronovias “se reserva todas las acciones legales que sean necesarias para preservar su honor” contra quienes la vinculen con la muerte del fallecido diseñador
El último desfile oficial se celebró en mayo en Barcelona, en el Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC). Y, como siempre, Mota se esmeró y mucho: bajo el lema Jardín de sueños, ambientó la pasarela en un invernadero y presentó las modelos como flores. “Cada temporada lo conseguía. Era un diseñador innovador respetado en todo el mundo”, alaba Álex Flaqué, director de la BCN Bridal Week.
Mota tenía en casa una enorme librería sobre moda, lo que más compraba eran libros y ropa. “Era una persona muy normal, tímida, agradable, perfeccionista y muy, muy sensible. Enamoraba a las novias para las que diseñaba”, subraya una de las personas cercanas al diseñador. Explican que le encantaban las tiendas de antigüedades y rastrear vestidos de principios del siglo XX o de los años cuarenta y cincuenta en busca de nuevas fuentes de inspiración. Una inspiración que no siempre fue fácil de conseguir.
El modista Hannibal Laguna trabajó durante cinco años con él y le profesa admiración: “Sé que cuesta creerlo, pero Manuel ha vestido a las novias de medio mundo. Era un diseñador con los pies en la tierra, no le gustaban los protagonismos”, explica Laguna. Uno de sus amigos lo define como una persona “excesivamente sensible, con un alto nivel de responsabilidad y una implicación altísima”. El diseñador Modesto Lomba, presidente de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME), por su parte, asegura que el mejor homenaje “será tenerle como referencia y estímulo”.
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