Ajustes fracasados
El Gobierno tiene que revisar sus predicciones económicas y negociar otro plan de estabilidad
Las previsiones económicas de otoño de la Comisión Europea confirman que el cuadro macroeconómico del Gobierno, con el que ha elaborado los Presupuestos de este año y de 2013, es incoherente y ya no se tiene en pie. La Comisión asegura que este año el PIB se contraerá el 1,6%, que el año próximo la contracción será del 1,5% (muy lejos de la suave desaceleración del 0,5% anunciada por el ministro Cristóbal Montoro) y que el primer atisbo de recuperación, muy moderada, eso sí, no llegará hasta 2014 (0,5%). Las recetas de ajuste tampoco tienen los resultados pretendidos: el déficit público, según la Comisión, se irá este año al 7% (sin el coste de las recapitalizaciones bancarias), el año próximo quizá pueda rebajarse al 6% y en 2014 apenas se reducirá en otras dos décimas.
El diagnóstico de Bruselas ratifica el fracaso de la política de estabilidad presupuestaria. A pesar de los recortes torpemente aplicados en sanidad, educación e infraestructuras, el déficit público no desciende; de hecho, el efecto desincentivador de las restricciones del gasto y los ajustes de empleo no hace sino afianzarlo o aumentarlo. De hecho, la evolución del paro registrado conocida ayer (más de 128.000 personas se sumaron a las listas del desempleo en octubre y la afiliación a la Seguridad Social descendió en más de 73.000) da una idea convincente de que la recuperación está muy lejos y que la tasa de paro que registrará la EPA a finales de este año se aproximará al 26%. No hay fundamentos, ni en consumo ni en inversión, que respalden los despropósitos sobre “el último año de recesión” defendido por Montoro o las fantasmagóricas señales esperanzadoras anunciadas por la ministra de Empleo, Fátima Báñez.
A la luz de las predicciones de la Comisión, similares a las de otras instituciones, la decisión política más acertada de este Gobierno, y la más honrada con los ciudadanos, debería consistir en modificar drásticamente el cuadro macroeconómico para este año y el próximo y advertir a los ciudadanos de que la recesión no se aliviará en los próximos cinco trimestres como mínimo. La primera consecuencia de esta rectificación tendría que ser una negociación con Bruselas para ampliar el plazo en el que ha de estabilizarse el déficit por debajo del 3%, puesto que no es posible cumplir con el compromiso de 2014; aunque esta solicitud equivalga al reconocimiento explícito del fracaso de la política económica.
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