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El biquini negro de Valérie Trierweiler no era ‘necesario’

Condenada una revista por publicar unas fotos de playa de la compañera del presidente francés Hollande

Valérie Trierweiler y François Hollande a su regreso a París tras las vacaciones.
Valérie Trierweiler y François Hollande a su regreso a París tras las vacaciones.THOMAS SAMSON (AFP)

No ha pasado ni un mes desde que la revista francesa VSD provocara la ira de Valérie Trierweiler al publicar en portada una fotografía robada de la primera dama a punto de darse un baño en el sur de Francia con el presidente François Hollande. La periodista no tardó en demandar al magazine por vulnerar su intimidad. En un país en el que el derecho a la imagen y el respecto de la vida privada son sagrados y justifican un tratamiento judicial en urgencia, el tribunal acaba de darle la razón. El semanal ha sido condenado a una multa de 2.000 euros en concepto de daños y prejuicios. Se trata de una victoria a medias para la inquilina del Elíseo, que reclamaba 30.000 euros.

 La rápida actuación de la justicia y el estatuto de la demandante podría hacer pensar que la primera dama se beneficia de un trato de favor, pero lo cierto es que la justicia francesa se toma muy en serio el “derecho de todos al respecto de su vida privada” estipulado el artículo 9 del código civil. El no respeto de este derecho puede motivar una tramitación judicial acelerada de una demanda al respecto para reparar de forma urgente el daño provocado.

Los tribunales ya dieron la razón a la princesa Carlota de Mónaco en su lucha con la prensa esta primavera, al condenar a diferentes revistas por publicar unas imágenes de la hija de Carolina con el cómico francés, Gad Elmaleh. También el actor Vincent Lindon logró multar reciente a Voici por publicar unas instantáneas de su presunto idilio con la política Rachida Dati.

“No era necesario para la legítima información del público mostrar a la compañera del presidente de la República en la playa del fuerte de Brégançon”, en la costa Azul donde veraneó la pareja, “en contra de su voluntad”, indica en su decisión tomada este martes la jueza Anne-Marie Sauteraud. “Las imágenes no pueden ser calificadas de anodinas, en particular teniendo en cuenta que la retratan en bañador cuando ella nunca aceptó posar los objetivos en este traje”, añade.

La jueza sin embargo considera que la primera dama “no podía ignorar el riesgo de ser fotografiada en la playa de la residencia oficial del jefe de Estado, la cual, aunque no esté abierta al público, es visibles desde el mar”, por lo que limita la multa a 2.000 euros. La propia Trierweiler había explorado la zona antes de iniciar el periodo de descanso allí para controlar los posibles puntos de vista de los paparazis que abundan en la zona.

La fotografía en cuestión, tomada a mediados de agosto, mostraba a Trierweiler en biquini negro, cogida del brazo de Hollande, entrando al agua en la playa que se encuentra frente a la residencia estival presidencial. En portada, VSD titulaba Normales hasta en el bañador, un guiño a la imagen de normalidad asumida por el mandatario y de la que había hecho alarde en los días anteriores posando para las cámaras de fotógrafos y turistas mientras paseaba con su compañera por las calles del pueblo vecino de Bornes-les-Mimosa. La juez de hecho aclara con algo de ironía que la instantánea “tampoco puede constituir una ilustración pertinente de la normalidad reivindicada por la pareja presidencial”. La revista ya ha anunciado que recurrirá la decisión.

También publicó imágenes de polémica serie la revista Paris Match, aunque a diferencia de VSD no las llevó a portada. Pero sobre todo, se trata del magazine para el que Trierweiler trabaja desde hacía décadas y en el que sigue publicando dos crónicas culturales mensuales. La primera dama ha preferido no enfrentarse a su empleador en los tribunales, dejando al descubierto la dificultad de asumir su nuevo papel público sin renunciar a su profesión de periodista.

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