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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Marcar la diferencia

SOLEDAD CALÉS

En Hofuf, una ciudad al este de Arabia Saudí, se está construyendo una ciudad destinada exclusivamente a mujeres trabajadoras. La idea fue de un grupo de empresarias de ese país, según el diario Al Eqtisadiah, por lo que habrá que entender que, por lo menos a ellas, no les parece mal llevar la segregación que impera en esa sociedad ultraconservadora hasta el extremo de aislarlas en ámbitos exclusivos.

La nueva ciudad albergará a unas 5.000 trabajadoras que encontrarán empleo en las industrias alimentaria, textil y farmacéutica y allí no tendrán que renunciar a ninguna de las estrictas obligaciones que en Arabia Saudí han de cumplir por su condición de mujeres. La sharia wahabí es allí la que determina el marco legal que, junto a las viejas costumbres tribales de la zona, terminan por configurar un modo de vida radicalmente cerrado a cualquier innovación.

Lo curioso es que la iniciativa se considere un gran paso para favorecer la independencia financiera de esas mujeres. Podrán desempeñar un oficio y percibir un salario, pero seguirán cubiertas de pies a cabeza y sometidas a la autoridad del varón en sus respectivos ámbitos familiares.

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Un paso adelante o un paso atrás? ¿Una particular perversión de un sistema retrógrado por la necesidad de mano de obra (seguramente más barata) o un gesto de tímida afirmación femenina? A Arabia Saudí no han llegado aún las revoluciones que han agitado en los últimos años a los países árabes. Encerrar a las mujeres, tan activas en las revueltas de los países vecinos, en ciudades exclusivas quizá sea su particular manera de evitar que salgan a la calle para reclamar sus derechos.

Fue lo que hicieron muchas de ellas en Túnez, en el inicio de la primavera árabe. En la noche del 13 al 14, miles de personas volvieron a salir allí a manifestarse para reclamar la igualdad de las mujeres en la nueva Constitución y para rechazar el término que los nuevos legisladores quieren utilizar: “complementariedad”.

Son muchas las batallas que habrán de librar aún las mujeres en el mundo árabe. No deben desanimarse: la cita en Túnez conmemoraba, además, el aniversario del código que en 1956 abolió la poligamia y el repudio.

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