_
_
_
_
_

Marbella renace de sus estrellas

La gala Starlite, de la que Antonio Banderas es anfitrión, reúne a decenas de famosos, protagonistas del acontecimiento más glamuroso del verano

Silvia Hernando
Antonio Banderas y Melanie Griffith con su hija Estela del Carmen y Daryl Hannah.
Antonio Banderas y Melanie Griffith con su hija Estela del Carmen y Daryl Hannah. JON NAZCA (REUTERS)

Bajo las herrumbrosas letras con el mensaje Auditorio Marbella que, a la manera de Hollywood se despliegan sobre una colina a las afueras de la ciudad malagueña (solo que estas, en vez de dejar leer el mensaje lo dejan intuir, al estar la mitad caídas), pasaron ayer varias decenas de famosos del panorama patrio y foráneo. Y con su presencia, desataron el acontecimiento más glamuroso del verano: la gala Starlite, que cumplía su tercera edición. La razón de tanta concentración de celebrities por metro cuadrado de alfombra roja fue la de una voluntad común, metafóricamente emparentada con esas letras derrumbadas que yacen frente a una vieja cantera hoy en desuso: la de levantar algo nuevo de entre los escombros. Recuperar la Marbella que un día fue sinónimo de lujo y refinamiento, y que poco a poco se fue disolviendo en un miasma de exceso y decadencia abanderado por los protagonistas del caso Malaya y de otros tantos escándalos y corruptelas a lo largo de las últimas décadas. Y, por supuesto, todo con fines benéficos.

Nombres en el candelero como los de Pastora Soler o Carmen Lomana; apariciones del pasado como John Secada o Ángel Garó; asiduas del cuore nacional como Ana Obregón o María Pineda; castas de rancio abolengo como los Hohenlohe o los Von Bismarck… Todos atravesaron a trompicones, detenidos a cada paso por los reporteros, el camino del photocall hacia la sala donde les esperaban unos blancos sillones y unos aperitivos previos a la cena de Paco Roncero servida por ElBulli cátering. Y todos quedaron eclipsados por la presencia en mayúsculas, la del trío más esperado que, como si pudiera pasar de incógnito, apareció en último lugar y completamente equipado de negro: Antonio Banderas, el anfitrión del evento, escoltado por su mujer, Melanie Griffith, y la hija de ambos, Stella del Carmen. Tal fue la expectación y la impaciencia por verlos, que se produjo incluso un conato de trifulca entre un paparazzo ávido de proximidad con los protagonistas de la velada y los guardas de seguridad.

Solo dos figuras, quizás, pudieron hacer algo de sombra a la familia que, reunida, disipaba los recientes rumores de ruptura matrimonial. Por un lado, la actriz estadounidense Daryl Hannah, que recibía el Premio Humanitario Starlite 2012 por su labor de preservación del medio ambiente, y que cuadraba el triángulo amoroso pergeñado por Fernando Trueba hace casi 18 años en la película Two Much. Por el otro, el cantante almeriense David Bisbal, encargado de amenizar la velada con algunos temas. Eva Longoria, anfitriona de honor junto a Banderas en las pasadas ediciones, fue la notable ausencia de la noche, debido, según aseguró, a problemas de agenda.

David Bisbal a su llegada a la gala.
David Bisbal a su llegada a la gala.Jaime D. Triviño

Gestionada desde este año por Avory Celebrity Access, una empresa de desarrollo de proyectos con famosos, la fiesta de Starlite, con 500 cubiertos disponibles bien por 800 o 1.000 euros, destina su recaudación a dos fundaciones que apoyan a menores desfavorecidos: Niños en Alegría y Lágrimas y Favores, esta última creada por Banderas. En este 2012, de un día de gala como se hizo los dos años anteriores, se ha pasado a un mes entero de conciertos de estrellas con solera. Entre el 13 de julio al 14 de agosto, han pasado o pasarán por Marbella cantantes de la enjundia de Julio Iglesias, Paul Anka o Armando Manzanero. Y entremedias, se mantiene esta cena benéfica, que además recauda dinero a través de una “subasta de experiencias”, en la que los famosos sacan a puja un rato en su compañía.

Cena, concierto y subasta fueron a puertas cerradas. Pero solo con la alfombra roja, el acontecimiento dio de sí. Todos felices, todos encantados, todos entusiasmados de colaborar con una causa justa, los famosos derrocharon sonrisas, comentarios y poses para los periodistas apostados al otro lado de la cinta de seguridad. “Siempre somos solidarios”, decía Antonio Carmona. “Hay que tratar de devolver un poquito lo que uno ha recibido”, contraatacaba Bisbal. “Estoy esperando a que se acaben los fantasmas y empiecen las hadas”, exhortaba Banderas. Aunque quizá, nada tan enigmático como el comentario de Ágatha Ruiz de la Prada, que acudió a la fiesta sin su pareja, Pedro J. Ramírez, director de El Mundo. “No está aquí porque está con mucho lío en Madrid. Mañana van a tener una portada de esas históricas”, aseguró. Lujo, glamur, solidaridad… e intriga.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Silvia Hernando
Redactora en BABELIA, especializada en temas culturales. Antes de llegar al suplemento pasó por la sección de Cultura y El País Semanal. Previamente trabajó en InfoLibre. Estudió Historia del Arte y Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca y tiene dos másteres: uno en Mercado del Arte y el otro en Periodismo (UAM/EL PAÍS).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_