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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un alcalde que no es de fiar

El regidor de Santiago de Compostela, perseguido por Hacienda por quedarse con los 291.000 euros de IVA que cobró por la venta de pisos

MARCOS BALFAGÓN

Gerardo Conde Roa, miembro destacado del PP gallego, era  el jefe de la oposición en el Ayuntamiento de Santiago de Compostela cuando el alcalde socialista le exigió que pagara sus deudas con el Consistorio. En concepto de IBI (impuesto de bienes inmuebles) debía 7.000 euros. Conde Roa apareció entonces un día con un cheque que exhibió ante la prensa y que luego no ingresó en las arcas municipales. Un golpe de efecto del que no salió mal parado.

Conde Roa era, además de portavoz del PP en el Ayuntamiento, administrador único de la empresa Geslander Proyectos de Edificación que construyó, entre otras, 61 viviendas de protección oficial. Deber 7.000 euros al propio Ayuntamiento es raro, pero ser, además, constructor de casas sociales mientras se ocupa un cargo político tan relevante en un Consistorio es cuando menos un detalle contraproducente. Para colmo, en febrero de 2010, el BOE empezó a publicar notificaciones de embargo de Hacienda por demoras en el pago. Entre esa fecha y el 12 de abril de 2011 se publicaron 18 notificaciones.

Pues bien, con tales antecedentes, Gerardo Conde Roa ganó las elecciones municipales de mayo de 2011 con mayoría absoluta y es, desde entonces, el alcalde de Santiago.

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Ahora, menos de un año después, se ha sabido que zanjó su deuda de 7.000 euros, pues de lo contrario no podría haber optado al puesto de alcalde, pero que la fiscalía le ha denunciado por quedarse con 291.000 euros del IVA que cobró por la venta en 2010 de las 61 viviendas sociales, razón por la cual podría ir a la cárcel. Él ya ha dado una rueda de prensa para decir que Hacienda le maltrata, que hace tiempo viene negociando cómo pagar y que piensa afrontar el problema de cara como José Tomás ante un morlaco.

El moroso alcalde se niega a dimitir y el PP gallego, en horas bajas por culpa de diversas corruptelas, entre otras cosas, va a esperar a que el juez confirme el procesamiento. Así que la ciudad seguirá de momento en manos de un empresario con ínfulas de torero que tiene razón en una cosa: siempre fue de frente y lo extraño es que sus correligionarios y conciudadanos le hayan apoyado hasta ahora.

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