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Berlusconi se deshace de su adulador de cabecera

Mediaset despide a Emilio Fede, el organizador de las fiestas de ‘Il Cavalieri’

Emilio Fede rodeado de modelos en un desfile de moda en 2010
Emilio Fede rodeado de modelos en un desfile de moda en 2010VENTURELLI (GETTY)

Antes de nada hay que presentar al personaje, porque Emilio Fede es tan conocido en Italia como desconocido en España. A sus flamantes 81 años, era hasta hace 48 horas el periodista estrella de Canal 4, una de las tres televisiones –junto a Canal 5 e Italia 1— de Mediaset, el imperio de Silvio Berlusconi. Fede, que llevaba dos décadas presentando el telediario TG24, un espectáculo surrealista concebido para mayor gloria de su dueño y señor, está acusado de prestar otros servicios al anterior primer ministro italiano, tales como ojeador de muchachas o transportista de dinero negro hacia Suiza. El caso es que Mediaset acaba de dejar a Emilio Fede sin su noticiero, aunque él, a sus 81 años, advierte con el estilo flamenco de su jefe: “No es un adiós, es un hasta luego”.

Es la Italia disparatada de Berlusconi que sigue dando coletazos. Aunque también parece algo más. Un intento del anterior primer ministro de alejarse de sus otrora amigos más fieles, más útiles, pero también más incómodos. Sobre todo ahora que, sin el parapeto del poder, Berlusconi tiene que afrontar todavía varias acusaciones judiciales. Y en algunas de ellas aparece –como fiel escudero— su coetáneo, empleado, amigo y periodista de cabecera Emilio Fede. La más famosa, y tal vez la más infamante, es aquella que tiene como protagonista a una joven bailarina marroquí llamada Karima El Maghoud, más conocida por Ruby.

Ruby, al igual que aquella otra muchacha en la frontera de los 18 años llamada Noemi Letizia, habría sido captada para el muy bien nutrido harén de Berlusconi por el mismísimo Emilio Fede, nacido en Sicilia en 1931. La relación se descubrió a raíz de que la muchacha fuese detenida por robar joyas y dinero a otra prostituta. La noche del 27 al 28 de mayo de 2010, el propio Berlusconi –todavía primer ministro— telefoneó personalmente a la comisaría central de Milán para asegurar que Ruby era “sobrina” de Hosni Mubarak [entonces presidente egipcio] y debía ser puesta en libertad.

La relación de Noemi Letizia con el ex primer ministro la confirmó su ex novio, y en el relato que hizo en su momento al diario La Repubblica aparece como celestino el periodista Fede: “Noemí me contó que se hizo unas fotos para una agencia romana de moda, y que Emilio Fede recogió ese book y se lo olvidó sobre la mesa de Berlusconi. Así que luego Berlusconi llamó a Noemi una tarde, ella estaba estudiando”. La llamó directamente, sin secretaria, y le dijo que le había “conmocionado su cara angelical, su pureza, y que debía conservarse así, pura”. Tan conmocionado se quedó Berlusconi que le pidió una cita a la muchacha y luego otra y otra hasta el punto de que cuando la muchacha cumplió 18 años lo invitó a su fiesta y le llamaba “papi…”. Fue esta relación la que llevo a Verónica Lario, la anterior esposa de Berlusconi, a acusarlo de “frecuentar a menores” y solicitar el divorcio.

Así pues, la figura de Emilio Fede ya aparece en tres lugares relacionados con los tejemanejes de Berlusconi. En Milán, al frente de los telediarios con olor a incienso. En Cerdeña, en aquel geriátrico libertino llamado Villa Certosa. Y también en Lugano, Suiza, donde según la fiscalía italiana el pasado mes de febrero se presentó Fede para depositar en un banco 2,5 millones de euros. De hecho, esta misma semana, la policía lo ha llamado a declarar. Hay algún malpensado que relaciona este hecho con el despido, por parte de Berlusconi, de su adulador de cabecera.

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