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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Hacia el vuelco andaluz

Ganar las autonómicas daría a Rajoy la mayor base de poder de un político en democracia

Andalucía se encamina hacia un vuelco histórico en las elecciones del próximo domingo, cuya trascendencia va más allá de los límites de esta comunidad. A lo largo de 30 años ininterrumpidos de poder, el PSOE ha creado y mantenido la Administración andaluza en toda su extensión y esa comunidad ha funcionado como su feudo electoral por excelencia. Su previsible conquista por el PP, reflejada en la encuesta de Metroscopia que este periódico publica hoy, pondría el broche de oro a la cosecha de victorias electorales recogida por Rajoy desde mayo de 2011. Y redondearía su base de poder, la mayor jamás obtenida por un político desde el restablecimiento de la democracia.

Mientras tanto, en Asturias se dirime, esencialmente, una pelea de familia en el seno de la derecha. La izquierda podría beneficiarse de ello, si el PP no alcanza un pacto con Álvarez-Cascos. Son unas elecciones importantes, aunque sin la trascendencia nacional de las andaluzas.

Y ello porque, de confirmarse el vuelco en Andalucía, no solo quedaría en manos del PP prácticamente todo el poder institucional, sino que su apoyo es también imprescindible incluso para dos Gobiernos autónomos en los que no participa directamente, Cataluña y País Vasco. Esto significa manos libres para llevar a cabo el programa de reformas ya esbozadas y probablemente otras no desveladas, sin excluir la del propio Estado de las autonomías, cuya situación financiera parece insostenible. Solo un cambio inesperado en la recta final de la campaña andaluza podría desmentir tal pronóstico, situando en el sur de España una mayoría de izquierda como foco de resistencia al poder de los populares.

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Los andaluces parecen inclinados a probar con el PP. Se nota tanto en la fidelidad del electorado de este partido, como en la dispersión del socialista: solo el 52% de los que votaron al PSOE en 2008 piensa repetir esa papeleta, frente al 76% en el caso de los populares, según el sondeo. Javier Arenas acaricia así la presidencia de la Junta de Andalucía, después de tres intentos fallidos. Y Rajoy ha hecho cuanto ha podido para ayudarle, conservando sus planes presupuestarios bajo reserva absoluta hasta que pasen los comicios.

Los problemas de cohesión social pesarán sobre el ganador. Con un crecimiento anémico del PIB y una tasa de paro del 31% —muy por encima de la media nacional—, la andaluza es una de las comunidades menos dinámicas. El impacto sobre sus habitantes de la actual crisis llena de plomo las alas del partido que siempre les ha gobernado. Muy afectado por divisiones internas, el PSOE sufre también el desgaste de la corrupción, sobre todo el llamado fraude de los ERE, que ha provocado el malestar social por el manejo irregular del dinero de la Junta y por permitir 10 años de impunidad en la Consejería de Empleo. A ello se suman otros problemas de anquilosamiento en el poder y de clientelismo. Demasiados para confiar en un milagro final.

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