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Blogs / El Viajero
El viajero astuto
Por Isidoro Merino
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¿Te atreverías a subir al Everest?

Isidoro Merino

El estadounidense Scott Fischer (a la izquierda de la foto), fundador de la empresa de guías Mountain Madness, en la cima del Everest en 1994. Fischer murió el 10 de mayo de 1996, durante la tormenta que asoló la montaña. / Mountain Madness

Acabo de terminar Into Thin Air, del montañero, escritor y periodista Jon Krakauer, publicado en español como Mal de altura (Ediciones B, 1999; Desnivel, 2008), un libro fascinante que seguro que muchos de vosotros habréis disfrutado antes que yo. Su lectura me ha dejado sin resuello, como una ascensión al Everest sin oxígeno.

Porque de eso trata: es una crónica novelada de la tragedia que ocurrió en 1996 en la montaña más alta del mundo (8.848 metros).

Miembros de la expedición de Adventure Consultants en el campamento base. En la fila de abajo, a la derecha, la japonesa Yasuko Namba, cliente de AC; el tercero y cuarto por la derecha son, respectivamente, los neozelandeses Rob Hall, dueño de AC y jefe del grupo, y Andy Harris, uno de los guías. El primero por la izquierda es Doug Hansen, otro de los clientes. Los cuatro murieron en el descenso.

Durante la temporada de escalada de ese año, la más mortífera en la historia de la montaña, murieron 15 personas; ocho de ellas, pertenecientes a tres expediciones distintas, el 10 de mayo, cuando una fuerte tormenta azotó por la tarde el Everest. También bajó los niveles de oxígeno en el aire. Cuatro de los alpinistas muertos pertenecían a la misma expedición (arriba se puede ver una foto del grupo), organizada por la empresa neozelandesa Adventure Consultants, con la que viajaba Jon Krakauer, enviado al Himalaya para escribir un reportaje sobre la creciente explotación comercial del Everest para la revista Outside. El desastre fue muy conocido y levantó gran controversia sobre la masificación del Everest y el diletantismo de los escaladores.

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Into Thin Air es, de largo, uno de los mejores (si no el mejor) libros sobre montañismo que he leído. Recrea de manera tan magistral el mundo de la escalada en altura --los efectos de la fatiga y la hipoxia, la vida en el campamento base, las heladoras noches de insomnio en las tiendas de nailon, el frío “doloroso, escalofriante y enloquecedor” en la cota de los ocho mil metros--, que la historia te atrapa desde la primera página (el fragmento de abajo pertenece al primer capítulo) y ya no te suelta hasta la última, en un crescendo que te deja sin aliento.

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“Encaramado a la cima del mundo, con un pie en China y el otro en Nepal, limpié de hielo mi máscara de oxígeno, encorvé la espalda al viento y contemplé, abstraído, la enorme extensión del Tíbet. De un modo difuso, con cierto distanciamiento, comprendí que el paisaje que se extendía debajo de mí presentaba una vista espectacular. Había fantaseado mucho sobre aquel momento y la oleada de emociones que lo acompañaría. Pero ahora que por fin estaba allí, literalmente de pie en la cima del Everest, no tenía fuerzas para pensar en ello. Era el 10 de mayo de 1996, a primera hora de la tarde. Hacía 57 horas que no dormía. La única comida que había sido capaz de tragar en los tres días precedentes era un bol de sopa de ramen y un puñado de cacahuetes. Semanas tosiendo con violencia me habían dejado dos costillas separadas que convertían en un tormento el mero hecho de respirar. A 8.848 metros, en la troposfera, me llegaba tan poco oxígeno al cerebro que mi capacidad mental era como la de un niño retrasado. En aquellas circunstancias, poca cosa podía sentir, a excepción de frío y cansancio.”

Mientras Krakauer empieza el largo y peligroso descenso tras coronar la cima, con la reserva de oxígeno al límite, otros 20 escaladores de su grupo seguían empeñados en alcanzarla sin advertir las nubes que empiezan a cubrir el cielo. “Cuando me disponía a hacer rapel sobre el borde del escalón, me percaté de un alarmante espectáculo”, escribe Krakauer, quien durante la espera se quedó sin oxígeno, “Nueve metros más abajo, en la base, había una cola de más de una decena de personas. Tres escaladores habían empezado ya a subir por la cuerda que yo me disponía a utilizar para el descenso. Mientras intercambiaba triviales felicitaciones con los que iban pasando, por dentro pensaba, exasperado: ¡Daos prisa, joder, daos prisa! ¿Mi cerebro está perdiendo millones de células.” Seis horas y 3.000 metros más abajo, con la ventisca azotando ya las laderas de la montaña, Krakauer llega a su tienda helado y sufriendo alucinaciones por la falta de oxígeno. Seis de sus compañeros aún no han regresado

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“Más adelante --después de haber localizado los cuerpos, después de que los cirujanos amputaran la mano derecha gangrenada de mi compañero Beck Weathers, la gente se preguntaba por qué, si el tiempo había empezado a empeorar, los alpinistas no habían hecho el menor caso ¿Por qué unos guías avezados siguieron ascendiendo, empujando a una manada de deportistas relativamente inexpertos (cada uno de los cuales había pagado hasta 65.000 dólares para que lo llevaran sano y salvo hasta el Everest) hacia una trampa mortal?”

Into thin air critica la banalización del montañismo: abundan las expediciones comerciales que arrastran literalmente hasta la cima, aupados por los sherpas, a personas que no saben escalar. Participar en una expedición al Everest cuesta entre 24.000 y 54.000 euros por persona. Durante la primavera de 2007 llegaron a la cima 630 personas, tantas como en los cuarenta años que transcurrieron desde la primera conquista de la cumbre, la de Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay, el 29 de mayo de 1953, hasta 1993. En mayo de 2008, más de 130 alpinistas llegaron a coronar el Everest en un solo día. El aluvión de gente es tal, que provoca tapones en los pasos difíciles como el Escalón Hillary, una escarpa muy pronunciada de la vía del Collado Sur, e impide subir y bajar a la velocidad necesaria: una de las causas de la tragedia de 1996. La otra: los guías saben que no deben sobrepasar jamás la hora de bajada, porque permanecer más tiempo puede significar la muerte; sin embargo, la presión de los clientes y la rivalidad entre los guías de las expediciones de Adventure Consultants y Mountain Madness pudo con la profesionalidad y la prudencia.

Como después en Into the Wild (Hacia rutas salvajes; Ediciones Zeta, 2008), también sobre un hecho real (el viaje sin retorno de Chris McCandless, un joven de 24 años cuyo cadáver apareció en un remoto lugar de Alaska en 1992), Krakauer hace un magistral ejercicio de periodismo de investigación, entrevistando a todos los que estaban allí ese día, tratando de desenmarañar las causas de la tragedia, hurgando en su propia responsabilidad en lo ocurrido. En 2008, el cineasta y montañero estadounidense David Breashears volvió sobre el tema en Storm over Everest, un documental realizado para la cadena de televisión PBS; debajo se puede ver un trailer del mismo.

Como Krakauer, muchos de los alpinistas que han regresado del Everest llegan tocados por lo que han visto, por lo que han hecho o por lo que han dejado de hacer. La negación de ayuda --Krakauer lo atribuye a la hipoxia y la fatiga-- en esos últimos 846 metros (la llamada zona de la muerte, donde solo se puede permanecer algunas horas) a otros escaladores en apuros es algo habitual y al mismo tiempo escandaloso. En la expedición de 1996, dos miembros del grupo de Krakauer, Beck Weathers y la japonesa Yasuko Namba, fueron abandonados, dados por muertos aunque aún respiraban, en el Collado Sur, a solo 300 metros de donde se encontraban las tiendas. Weathers consiguió regresar de su tumba de nieve, aunque con gravísimas congelaciones. Yasuko sigue allí. El 11 de mayo, en la cara norte de la montaña, los miembros de una expedición japonesa pasaban de largo, sin auxiliarlos, junto a dos montañeros indios que se habían visto también atrapados por la tormenta cerca de la cima. En 2006, el británico David Sharp falleció extenuado por falta de oxígeno mientras 40 alpinistas-turistas pasaban a su lado sin hacer nada. Más de 200 escaladores han perdido la vida (y allí siguen, lóbregos mojones en la ruta hacia la cumbre) en esa región maldita de la montaña más alta del mundo. En este vídeo se puede ver el hallazgo del cuerpo de George Herbert Leigh Mallory, escalador británico desaparecido en junio de 1924 junto con su compañero de cordada, Andrew Irvine, en la cara noreste.

¿Estás ahora preparado para subir al Everest?

Comentarios

Prefiero pasar el fin de semana que viene en un pueblecito de la sierra castellana. Aire fresco y limpio, buena comida y una cama amplia para disfrutarla con mi chico.Carlawww.lasbolaschinas.com
Parafraseando un anuncio...Hay cosas que el dinero no puede comprar y lugares a los que no debemos intentar llegar porque no sabemos o no podemos... El libro de Krakauer es estremecedor pero la realidad en el Everest (muertos,heridos,problemas,basura que se queda allí, etc...) lo es también.No es cuestión de atreverse, si no de entender las limitaciones de cada uno y asumir que un ascenso al Everest no es turismo
Hay varias cosas que considero que habría que aclarar, la primera coincidiendo contigo en lo apasionante del libro y lo que narra, debo decir que eso no es una historia de montaña al uso, nada que ver con miles de experiencias narradas por gente que han acudido solamente a la montaña por el placer de la misma, lejos de los medios de comunicación y de los retos mediáticos, aquí tenemos un grupo de ambiciosos invirtiendo ingentes cantidades de dinero para domesticar la montaña y hacer lo posible por subir y cuando hay demanda hay oferta. Por otro lado cuando preguntas si las agencias de aventura se arriesgan demasiado, decir que esas empresas se dedican a subir a personas con mucho dinero a la cima del Everest poniendo todos los medios posibles para facilitarlo, no son agencias de aventura, no programan viajes… Pero hay que tener en cuenta que por encima de siete mil metros nadie te puede garantizar nada, con lo cual el riego lo debe asumir sola y exclusivamente el participante. JAM
Me alegra que el libro te haya gustado. Yo me lo leí hace años mientras hacia trekking por nepal y también me tuvo atrapada de principio a fin. Te recomiendo que te leas "the climb", es otra versión de los hechos escrita por Anatoli Boukrev, uno de los guías que iban en la otra expedición. Krakauer se mete con el bastante en su libro. No esta tan bien escrito pero las fotos, mapas y demás documentación que aporta son mucho mejores y su visión de lo que paso tampoco tiene desperdicio para los que nos gusta la montaña.
Bufff. está claro que la adrenalina es una droga muy fuerte, que no está mal vista....
Coincido con el comentario anterior, ahore leete Everest 1996 (Editorial Desnivel) la version de Bukreev de los hecho. Como te comentan, está peor escrito, pero detalla mucho mejor lo que ocurrió.
Yo lo leí después de leer Everest 1996 de Anatoli Bukreev (guía jefe de Fisher.)Krakauer, le recrimina su actuación en la tragedia y este le responde con un libro.Es la misma historia desde otro punto de vista y también es espectacular.Krakauer tiene otro libro buenísimo de historia cortas autobiográficas y de montaña llamado Sueños del Eiger.
Uno de los aspectos mas chocantes es la frequencia de negacion de ayuda @ 8000. Creo que queda claro en el libro que a esas alturas uno pueda a duras penas cargar solo con su cuerpo. Pero tambien existe una predisposicion muy variable segun cada expedicion, por ejemplo facilitar botellas de oxigeno a alguien necesitado. Hay que entender que las botellas de oxigeno no se encargan por internet y se entregan en 24horas en la puerta del campamento a 8000mts. Algo tan simple como ese material requiere de muchos dias para subirlas a cada campamento y en general ofrecerlas significa renunciar a su propia expedicion. Esto explica (sin justificar) la actitud tan diversa observada en la altura.
Apasionante el mundo de la montaña, pocos lo entienden pero tiene que ver con el querer alejarse la montonia que provoca lo cotidiano del dia a dia. Una vez lei o escuche no se a quien o en donde que todas las personas mueren pero que solo unas pocas viven.
Como indicas, el libro original es antiguo (1997) y contribuyó a dar publicidad al negocio de las expediciones comerciales al Everest y el circo que se monta por las vias normales en abril-mayo. Si te gustan los libros de montaña, aparte del de Boukreev ya mencionado, a mi el que mas me ha impactado has sido "Cita con la Cumbre" de Juanjo San Sebastian (uno de los pioneros de "Al Filo". Ofrece otra imagen bien diferente y aún real del montañismo, ensalza la amistad, la solidaridad y otros valores que muchos himalayistas aficionados y profesionales todavia conservan.
Ejem... Cuadernos del vértigo?
Yo me compré los dos libros en Naamche Bazaar haciendo el trekk al Kalappatar. Impresiona mucho leerlo in situ, pasar por los mismos sitios y ver el túmulo tibetano de Scott Fischer y el escalón Hillary en la distancia. Creo que la danesa Lene Gammelgard, que iba con Mountain Madness también escribió un libro con su versión, pero no conseguí encontrarlo.
Yo repito la idea. También debe leerse el de Boukreev.
Yo he leido Into de Wild (Hacia rutas salvajes) y me gustó mucho. Cuando pueda leeré éste.
Tuve el honor de conocer a Rob Hall la temporada anterior a su fallecimiento, en una expedición al Cho-Oyu. Allí dirigía una expedición comercial de norteamericanos y australianos. Me permitió acompañarle en el viaje de regreso a Kathmandú. No hice cumbre- no estaba preparado-, pero lo importante es que murió porque no dejó abandonados a los miembros de la expedición, volvió para intentar que la mujer japonesa alcanzara un campo pertrechado pero no lo consiguió: se desencadenó una tormenta brutal y murieron muchas personas. El pudo haberse salvado pero siguió una ley grabada a fuego: nunca se deja atrás a un compañero. Es una de las circunstancias que te permite conocer bien a una persona y la pasta de la que está hecha.
Para escalar el Everest hace falta un entrenamiento y un sentimiento hacia la montaña que no se consigue con dinero. No por tener más dinero puedes ascender ya que cuando las cosas se ponen mal los turistas, que no montañeros, no son ni siquiera conscientes de la dimensión del asunto. El que quiera subir un ochomil tiene que pasar antes por muchos tresmiles pirenaicos, cuatromiles alpinos y seismiles andinos, algunos de ellos en invierno y si tiene en su curriculum alguna de las caras nortes alpinas: Eiger, Cervino... o alguna sur andina mucho mejor para él. Es una irresponsabilidad y una estupidez propia de los tiempos que corren. Yo si tuviese la oportunidad de ascender un ochomil no sería al masificado Everest al que ascendiera....tengo trece mas solitarios y tranquilos para elegir.
Metamorfica, el libro de Lene Gamelgaard se llama 'Hacia arriba'. Yo lo leí y me encantó ver el ánimo que uno tiene que darse para llegar a cimas tan altas. No estaba al tanto de que hubiesen otros libros. Hace años que lo leí pero no recuerdo que detallara mucho los pormenores de la desgracia, creo que se centraba mas en otros aspectos mas positivos. Pero igual es que no me acuerdo. Valdría la pena volver a leerlo, me dejó un buen sabor de boca.
Into the wild me encantó. Pura aventura y emoción. Sin duda me leeré este libro de este gran, y apasionado, escritor.´http://planetamancha.blogspot.com/2008/08/into-wild-hacia-rutas-salvajes-pongo.html
A mi me gusta la montaña, pero a nivel totalmente amateur. De todas formas, la realidad es que se esta banalizando mucho. En parte es por la mejor preparación, materiales... pero también porque se siguen las rutas ya abiertas hace años y superprobadas, como si de una empresa que minimiza riesgos y maximizase beneficios se tratase. Recuerdo programas de al filo de lo imposible con alguna madre y su hijo de 13 años que subían al Kilimanjaro casi con chancletas. Verdaderas burradas.
Me olvidaba comentar que la banalización también viene dada porque hoy en día hay mas gente con tiempo libre y eso empuja a mas gente a entrenar. Y una cosa lleva a la otra. Se empieza por dificultades pequeñas y se termina subiendo 8000s o bien haciendo maratones y triatlones. Décadas atrás muy poca gente tenía el interés/tiempo/dinero como para meterse en una expedición. La sociedad ha cambiado y cuando hay una masa enorme de gente que no para de intentar superar retos, pues aparece una masa de gente no despreciable haciendo cosas que antes solo eran alcanzables para unos pocos elegidos.
Leí Mal de Altura hace muchos años y cada tanto vuelvo a él. Esta tremendamente bien escrito. Les recomiendo tambien "Más cerca de mi padre" (RBA 2001) escrito por Jamling Tenzing Norgay, hijo del legendario Tenzing Norgay. A su hijo, Jamling, tuve el honor de conocer en Torello (España) hace un tiempo atras. Cuenta desde su punto de vista y desde el punto de vista de su nación, la ascención al Everest. que realizó tambien en la misma temporada de Krakauer, de hecho Jon K le hace la introducción a su libro. Otra versión más de aquella fatídica temporada. Muy recomendable
Hola creo que subir ochomiles no es ninguna tonteria al alcance de cualquiera, aunque se use oxigeno suplementario y se vaya en una expedicion comercial. Es cierto que con las empresas que gestionan estas expediciones muchos tramites se facilitan (desde montar campos base, de altura, pasando por cocinar y hasta poner cuerdas fijas) pero lo de subir no lo hace nadie por ti. Lo cierto es que el Everest atrae mucha gente pero no todos llegan arriba y luego bajan sanos y salvos.Me gusta mucho la montaña y valoro más el estilo que el llegar arriba como sea. Mis limitaciones no me permten llegar a la cumbre del Everest sin oxigeno suplementario (quiza otros ochomiles mas bajos, si). No es una prioridad pero no descarto ir alguna vez al Everest, eso sí, en el Otoño, con muchas menos gente en la montaña, aunque más frío.
Pienso que el autor del artículo ha leído pocos libros de montaña; en primer lugar porque, estilo aparte, la versión de Krakauer sobre lo que pasó y su opinión sobre Bukreev no la comparten la mayor parte de la gente que conoce del asunto y en segundo lugar porque hay otros muchos libros más apasionantes y menos morbosos que el de Krakauer, se me ocurren por ejemplo "Annapurna: primer ochomil" de Herzog o "Tocando el vacío" de Simpson; seguro que hay mas.
Verdaderamente tienes que leer "The Climb" por Anatoli Boukreev, especialmente la corta conclusión del gran fotógrafo y escritor Galen Rowell. Desafortunadamente Anatoli murió el año siguiente en el Annapurna y no está para seguir defendiéndose aunque los que nos hemos preocupado un poco del asunto sabemos que él fué el héroe de ese día (no en vano recibió el "Memorial David A. Sowles", concedido por el Club Alpino Estadounidense por su heroísmo y dedicación al rescatar a cuatro escaladores perdidos durante esa expedición). Krakauer escribe muy bien pero no cuenta las cosas como son y acusa a Boukreev de varias de las muertes pero conviene hacerse las siguientes preguntas: ¿cuantos murieron de la expedición de la que él era guía? Sólo uno, su jefe! (ninguno de los clientes sufrió daños permanentes ni amputaciones...) ¿cuantos murieron de la expedición en la que estaba Krakauer? Cuatro (el jefe, un guía y dos clientes, incluyendo la japonesa...) y varias amputaciones (Beck Weathers...) Boukreev hizo SU trabajo jugándose la vida varias veces. P.D: Me encantaría subir al Everest...pero el K2, eso SÍ es La Montaña...
El Everest se ha convertido en una atracción turística, para mí, sin interés ninguno. Si queréis saber de montañismo leed a Reinhold Messner.
Lei el libro en su idioma original y es muy bueno, es recomendable a pesar de que sus opiniones se transgiversan al dirigir su culpabilidad y frustración, contra un Ruso de otra expedición que no habla bien ingles , lo cual lo hace en el mercado estadounidense un antagonista por excelencia. Este impulso comercial (no tecnico) demerita el punto de vista de Krakauer, aun asi es emocionante el libro.
Buen artículo, pero coincido con otras opiniones, este libro es muy discutido en su ambiente, y refutado con pruebas, en materia de como sucedieron las cosas, ya que Krakauer se quita responsabilidades que aparentemente le correspondían cumplidamente. El otro, Into the wild, no profundiza sobre detalles imprescindibles de la expedición de McCandless, una muerte inútil, carente de romanticismo, un canto a la falta de preparación, la soberbia, y hasta una imprudencia evidente, y lo convierte en un idealista, en vez de lo que realmente era. Los libros están excelentemente escritos, es cierto, y son muy atractivos.
Subir al Everest de turista, con una empresa ,me parece una aberración moderna más, como la de pagar por matar elefantes en africa , me parece asqueroso.Y si la montaña se cobra sus victimas ... A los que nos gusta el monte no nos hace falta ir al Everest , y más aún para contarlo después.No se debería aplicar el espíritu de competición dichoso al montañísmo, no tiene nada que ver. Y diciendo esto todas las empresas que se dedican a eso, están equivicadasMi opinión
Este libro es de la editorial RBA o de Ediciones Desnivel ??Gracias por aclararme el dato si alguno tiene físicamente le libro.Saludos
Pienso que los apasionados de la montaña, podemos disfrutar con montañas mas bajas, sin necesidad de jugarse la vida de esa manera. Muchos que se han iniciado en montes mas altos de 5000, me dicen que no de ese paso, que sigua con mis dos, tres cuatro y hasta cinco miles, pero que de ahía no pase. Creo que es una buena idea.
Efectivamente el libro "Everest 1996" está contado por Bukreev y es bueno conocer el otro punto de vista. Sobre todo porque Krakauer no es un montañero experto y hace una feroz crítica sobre el ruso, cuando este hizo una auténtica obra de heroicidad al jugarse la vida varias veces para salvar muchas vidas. De hecho, varios son los alpinistas que apoyan al ruso. De hecho, si no recuerdo mal, al año siguiente le dieron un prestigioso premio de alpinismo por su valentía en este caso.
Gracias a todos por los comentarios y las recomendaciones. Para Adrién: la primera edición en español es de Ediciones B, de 1999; la última, de Ediciones Desnivel (2008). Ambas, traducidas por Luis Murillo Fort.
Gracias a todos por los comentarios y las recomendaciones. Para Adrién: la primera edición en español es de Ediciones B, de 1999; la última, de Ediciones Desnivel (2008). Ambas, traducidas por Luis Murillo Fort.
Coincido con todos en que el libro de Krakauer (más escritor que montañero) está muy bien escrito. También hay que leer el del ruso Broukeev (mejor montañero que escritor) para ver la otra versión. Hay muchos libros muy buenos y bien escritos de montañismo: "K2. El nudo infinito" de K. Diemberger sobre la tragedia en el K2 diez años antes de la del 1996 en el Everest, “Los conquistadores de lo inútil” de L. Terray, “La montaña desnuda” y “La montaña imposible” de R. Messner sobre el Nanga Parbat y el Cerro Torre respectivamente, etc, etc.. Pero hay un librito (por el tamaño, no por la calidad) que a mí me impresionó mucho cuando lo leí de pequeño, que cuenta, entre otras, la tragedia de una cordada de jóvenes alpinistas en 1936 (curiosamente el 18 de Julio) cuando intentaron escalar la Cara Norte del Eiger. El libro es “Los tres últimos problemas de los Alpes” (re-editado por Desnivel Ediciones) de Anderl Heckmaier, quien finalmente conquistaría la Eigerwand dos años después resolviendo el último de los problemas. Muy recomendable para todos los amantes de la montaña y para los que se inician.También hay muy buenos libros de montaña escritos por alpinistas españoles, Juanjo San Sebastián, Fernando Garrido, César Pérez de Tudela…A pesar de que por esos libros parece que montaña va indefectiblemente unida a tragedia, los que hacemos montaña, y la leemos, sabemos que esas experiencias que narran son actividades al límite del ser humano y por ello a veces acaban en tragedia.Enhorabuena al autor del blog por promocionar la lectura de montaña.ms.
Para subir al everest es fundamental estar preparado tanto física, mental e intelectualmente, para poder lograr llagar hasta el final.
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Me olvidaba comentar que la banalización también viene dada porque hoy en día hay mas gente con tiempo libre y eso empuja a mas gente a entrenar. Y una cosa lleva a la otra. Se empieza por dificultades pequeñas y se termina subiendo 8000s o bien haciendo maratones y triatlones. Décadas atrás muy poca gente tenía el interés/tiempo/dinero como para meterse en una expedición.
Me olvidaba comentar que la banalización también viene dada porque hoy en día hay mas gente con tiempo libre y eso empuja a mas gente a entrenar. Y una cosa lleva a la otra. Se empieza por dificultades pequeñas y se termina subiendo 8000s o bien haciendo maratones y triatlones
Lei el libro en su idioma original y es muy bueno, es recomendable a pesar de que sus opiniones se transgiversan al dirigir su culpabilidad y frustración, contra un Ruso de otra expedición que no habla bien ingles , lo cual lo hace en el mercado estadounidense un antagonista por excelencia.
Pensais que esos "turistas" adinerados consiguen hacer cima,aun con todo echo? la respuesta es no...yo tengo a mis espaldas 4miles como mont blank y casi un 6mil como el mulhacen entre otros.Reconozco que mi sueño es coronar el everest,pero sin aglomeraciones o sea en otoño..pero eso va para largo...me gustaria hacer el nanga parbat y el annapurna 8 miles y si me quedan ganas y estoy vivo atacare el everest.
Buen artículo, pero coincido con otras opiniones, este libro es muy discutido en su ambiente, y refutado con pruebas, en materia de como sucedieron las cosas, ya que Krakauer se quita responsabilidades que aparentemente le correspondían cumplidamente.
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Efectivamente el libro "Everest 1996" está contado por Bukreev y es bueno conocer el otro punto de vista. Sobre todo porque Krakauer no es un montañero experto y hace una feroz crítica sobre el ruso, cuando este hizo una auténtica obra de heroicidad al jugarse la vida varias veces para salvar muchas vidas.
Verdaderamente tienes que leer "The Climb" por Anatoli Boukreev, especialmente la corta conclusión del gran fotógrafo y escritor Galen Rowell. Desafortunadamente Anatoli murió el año siguiente en el Annapurna y no está para seguir defendiéndose aunque los que nos hemos preocupado un poco del asunto sabemos que él fué el héroe de ese día (no en vano recibió el "Memorial David A. Sowles", concedido por el Club Alpino Estadounidense por su heroísmo y dedicación al rescatar a cuatro escaladores perdidos durante esa expedición). Krakauer escribe muy bien pero no cuenta las cosas como son y acusa a Boukreev de varias de las muertes pero conviene hacerse las siguientes preguntas
Pero hay un librito (por el tamaño, no por la calidad) que a mí me impresionó mucho cuando lo leí de pequeño, que cuenta, entre otras, la tragedia de una cordada de jóvenes alpinistas en 1936 (curiosamente el 18 de Julio) cuando intentaron escalar la Cara Norte del Eiger. El libro es “Los tres últimos problemas de los Alpes” (re-editado por Desnivel Ediciones) de Anderl Heckmaier, quien finalmente conquistaría la Eigerwand dos años después resolviendo el último de los problemas. Muy recomendable para todos los amantes de la montaña y para los que se inician.También hay muy buenos libros de montaña escritos por alpinistas españoles, Juanjo San Sebastián, Fernando Garrido, César Pérez de Tudela
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Really nice story by you... I love to climb the Mt. Everest.. Even it is very near to me but i have not did it .............
Krakauer contó lo que contó, estándo donde estuvo (ya es suficiente desgracia). En las condiciones en la que estuvo, y hay que ser consciente de las dificultadees que ello implica, y más a la altura que se está. Bukreev respondió, y luego tuvo que mediar Messner entre los dos, ya que, como sostuvo muy bien Messner, cada cuál tiene sus razones, y no le quitó razón alguna a ninguno de los dos. Y eso sí es un hecho constatado. Que Bukreev fue un gran montañero, no hay duda. Pero decir que Krakauer no lo es, tampoco es cierto. Fue muy buen montañero. Pero vivir algo como lo que fue Everest 96, te deja tocado para los restos. ¿O es que acaso el hijo de Tenzing Norgay, que, a saber, participó con IMAX el mismo año 96, es mal montañero y guía por quedar en el campo base cuando se cumplieron 50 años de la ascensión a dicho monte, y no quiso, ni quiere, volver a subir? Me dá que por aquí hay mucho escalador imbécil, la verdad.
Krakauer contó lo que contó, estándo donde estuvo (ya es suficiente desgracia). En las condiciones en la que estuvo, y hay que ser consciente de las dificultadees que ello implica, y más a la altura que se está. Bukreev respondió, y luego tuvo que mediar Messner entre los dos, ya que, como sostuvo muy bien Messner, cada cuál tiene sus razones, y no le quitó razón alguna a ninguno de los dos. Y eso sí es un hecho constatado. Que Bukreev fue un gran montañero, no hay duda. Pero decir que Krakauer no lo es, tampoco es cierto. Fue muy buen montañero. Pero vivir algo como lo que fue Everest 96, te deja tocado para los restos. ¿O es que acaso el hijo de Tenzing Norgay, que, a saber, participó con IMAX el mismo año 96, es mal montañero y guía por quedar en el campo base cuando se cumplieron 50 años de la ascensión a dicho monte, y no quiso, ni quiere, volver a subir? Me dá que por aquí hay mucho escalador imbécil, la verdad.

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Sobre la firma

Isidoro Merino
Redactor del diario EL PAÍS especializado en viajes y turismo. Ha desarrollado casi toda su carrera en el suplemento El Viajero. Antes colaboró como fotógrafo y redactor en Tentaciones, Diario 16, Cambio 16 y diversas revistas de viaje. Autor del libro Mil maneras estúpidas de morir por culpa de un animal (Planeta) y del blog El viajero astuto.

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