El dinero más bello del mundo
Una organización de 2.000 coleccionistas elige el mejor billete del año de entre los centenares de emisiones de todos los países
El dinero en metálico siempre ha ejercido una fascinación popular casi tan cautivadora como el oro o las piedras preciosas. Un maletín repleto de fajos de billetes tiene el poder de dilatar las pupilas y reconfortar el espíritu. Pero los billetes también pueden ser bellos en sí mismos, aunque no vayan juntos.
La Sociedad Internacional de Billetes Bancarios (IBNS, por sus siglas en inglés) elije el “billete del año” cada temporada. Es una organización sin ánimo de lucro, formada por 2.000 miembros de más de 90 países, casi todos coleccionistas privados, que se relacionan por Internet, pagan una cuota anual y reciben una revista cada tres meses con las novedades de las emisiones de los Estados de todo el mundo.
Para competir por el premio, los billetes deben haber sido emitidos por primera vez durante el año de la concesión, estar en circulación general —y no solo para coleccionistas— y “tener mérito artístico y/o características de seguridad innovadoras”. Un consejo, compuesto por 25 miembros, nomina a 20 billetes de entre los 150 a 300 nuevos que se emiten cada año. Los miembros de la IBNS eligen al ganador en una votación por Internet entre los nominados.
En 2016, el galardón ha recaído en el billete de 50 francos suizos, que se puso en circulación el 12 de abril de 2016, y es el primer billete híbrido —de papel y de plástico— en ganar la competición. Aunque cuenta con 15 características de seguridad para espantar a los falsificadores —incluidas tinta brillante, hilo reluciente, elementos ultravioleta y microtexto— lo que ha conquistado al jurado al jurado ha sido su oda a la naturaleza. Sobre fondo verde, en una de sus caras muestra un diente de león cuyas semillas son arrastradas por el viento, y en la otra un parapentista sobrevuela las montañas.
“En el billete de 50 francos contamos la historia del viento, que no está solamente en permanente movimiento, sino que también engendra movimiento”, explica Manuela Pfrunder, la diseñadora de esta emisión, la primera que se produce en veinte años en el país helvético.
De dictadores a paisajes
Los motivos de los billetes han cambiado mucho en los últimos años. Antes los copaban personajes históricos, relevantes o incluso dictadores infames. Ahora se opta más por los paisajes, animales y, contenidos ecológicos o artísticos, en general. Las aves autóctonas son las campeonas del papel moneda, aunque también tienen mucho éxito los volcanes y los yacimientos arqueológicos. Algunos temas son controvertidos, como el billete de 50 pesos emitido por Argentina en 2015 que contenían a las Islas Malvinas, como reivindicación por la recuperación de la soberanía que mantiene sobre este territorio el Reino Unido, tras la guerra de 1982.
“No hay un criterio de elección único. Aunque se valoran los aspectos de seguridad, generalmente los asociados votan por sus preferencias artísticas, por las imágenes del billete que les llaman la atención, aunque algunos les parezcan en muchos casos excesivas como en el caso de Kazajistán, que ha tenido mucho éxito en los últimos años”, explica uno de los miembros del consejo que elige los billetes nominados, y prefiere permanecer en el anonimato.
El billete suizo fue el mejor de 2016, disputando el galardón por estrecho margen al billete de 1.000 rupias de Islas Maldivas, al de 500 pesos argentino y al de 5 libras emitido por el Banco de Escocia. Sucede como mejor billete del año al de 5 dólares de Nueva Zelanda (2015); 50 dólares de Trinidad y Tobago (2014) y de 1000 tenges (2013), de Kazajistán.
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