Wanda declara la guerra a Disney
El gigante estadounidense y la inmobiliaria china luchan por el mercado del entretenimiento
El grupo chino Wanda y la multinacional estadounidense Disney mantienen una férrea batalla en China. Conscientes de que las industrias del turismo y del entretenimiento son de las que más crecerán en los próximos años, ambas compañías toman posiciones para quedarse con la mayor parte de este suculento pastel. En esta particular contienda, que se desenvuelve entre inversiones multimillonarias, inauguraciones de megaproyectos e intentos de minimizar al rival, Wanda es quien se ha mostrado más agresiva.
"China ya tiene a Wanda. (Disney) no debería haber entrado", dijo Wang Jianlin, el presidente del conglomerado y uno de los hombres más ricos de China, en una entrevista a la televisión estatal CCTV. La compañía que dirige acaba de inaugurar un nuevo complejo en la ciudad de Nanchang -capital de la provincia de Jiangxi- que incluye un parque de atracciones, un acuario, hoteles, salas de cine, viviendas y un inmenso centro comercial como centro neurálgico. Wanda cuenta ya con tres enclaves similares en China que incorporan parques temáticos, pero el recién estrenado es el primero que, según la compañía, "combina cultura y turismo".
La inauguración se llevó a cabo tres semanas antes de la apertura de Disneylandia en Shanghái, planeada para el 16 de junio. El gigante del entretenimiento ha aterrizado en China continental en medio de una gran expectación. Disney ha tratado durante años y con muchas dificultades de expandir su imperio en el gigante asiático, uno de los pocos lugares del planeta que aún se resistía a los encantos de Mickey Mouse y los suyos. En los últimos años, sin embargo, ha logrado una mayor penetración y sus productos son cada vez más visibles. En este sentido, el primer parque temático de la compañía en China continental no solamente abre un nuevo camino, sino que trata de capitalizar los éxitos de taquilla de muchas de sus películas en el país, tanto propias como de su subsidiaria Marvel.
"El frenesí por Mickey Mouse y el Pato Donald y la era de seguirlos ciegamente ya ha pasado", dijo el presidente de Wanda, que cargó contra Disney al considerar que la compañía americana "no innova" y que sus productos "son copias de anteriores". Desde Disney recibieron las críticas del magnate con estupefacción: "tenemos una buena relación con Wanda (...), pero estamos perplejos de que (Wang Jianlin) haya elegido batallar públicamente con nosotros o intentado socavar nuestro negocio", aseguró la empresa en un comunicado a Bloomberg.
En la inauguración de su nuevo complejo en Nanchang, Wang evitó referirse directamente a Disney, pero advirtió del peligro de las influencias del exterior. "China lideró el mundo durante más de 2.000 años, pero durante los últimos 300, debido a la falta de desarrollo y la invasión de ideas extranjeras, hemos perdido la confianza en nuestro patrimonio y hemos caído ante la cultura extranjera", aseguró. Este discurso es muy similar al que defienden algunas grandes figuras del Partido Comunista chino.
Ciertamente, el parque de Wanda ha sido diseñado teniendo en cuenta las tradiciones locales. La entrada está presidida por un enorme dragón de piedra y en su interior hay estructuras similares a pagodas, selvas de bambú o los tradicionales farolillos rojos. El imponente centro comercial es un conjunto de cuencos de porcelana gigantes de color azul y blanco, un homenaje a uno de los iconos de esta provincia china. Entre las numerosas mascotas que pasean por todo el recinto destacan los pandas y los monos; uno el animal más emblemático del país y otro el actual signo del zodíaco chino. "No tenemos nada similar tan cerca de casa", decía un residente de Nanchang mientras visitaba el acuario. Wanda planea abrir 15 ciudades similares más dentro de China en los próximos cuatro años y 5 en el extranjero.
"El éxito de Disney radica en su fuerte identidad cultural. Pone sus personajes en el centro y desde ahí expande el negocio hacia una infinidad de sectores. Además, logra que sus clientes tengan un alto grado de identificación con la marca. Esto es lo que Wanda carece: las distintas partes del negocio no están estrechamente vinculadas. Su división de cine tiene éxito, pero esta influencia no se observa en los proyectos turísticos" asegura Zhao Huanyan, economista de la consultora china Huamei. De hecho, dentro del centro comercial en Nanchang se podían ver productos de Disney en algunos de los comercios y hasta había figurantes disfrazados de Capitán América, Mickey Mouse o de las tropas de asalto de Star Wars.
En China, el turismo es una industria en medio de una fuerte expansión. En 2015 la inversión en este sector se disparó un 42% con respecto al año anterior y los cálculos oficiales muestran que el actual volumen generado por la actividad -unos 545.000 millones de euros- se doblará en 2020. Wanda, que se ha convertido en una de las empresas más grandes de China gracias a su negocio inmobiliario, ha invertido en los últimos años grandes sumas en turismo, cultura o deporte para depender cada vez menos del ladrillo.
Las grandes ventajas de Wanda, según Zhao, son su capital, capacidad de ejecución y experiencia en el país. "Tiene agencias de viajes, hoteles y muchos otros recursos que puede combinar para promocionar su negocio de parques temáticos", subraya. Y, si bien Disney ha apostado por estar cerca de una megalópolis como Shanghái, los proyectos de Wanda se construyen en ciudades de segunda o tercera categoría dentro de provincias muy pobladas en las que difícilmente existe una oferta de entretenimiento similar. "La entrada de Disney es un desafío para los parques temáticos domésticos, pero Disney también tendrá que enfrentarse a la dura competencia de las firmas chinas", concluye Zhao.
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