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Gestiones más ágiles para los bancos

La madrileña Pich Technologies se hace un hueco en uno de los mercados B2B más difíciles: las empresas financieras

El equipo directivo de Pich Technologies. De izquierda a derecha, Munia Gwisai, Julio Pedreira, Pablo Pérez e Ignacio Gamoneda.
El equipo directivo de Pich Technologies. De izquierda a derecha, Munia Gwisai, Julio Pedreira, Pablo Pérez e Ignacio Gamoneda.Carlos Rosillo
Thiago Ferrer Morini

Si, por norma general, las start-ups españolas lo tienen complicado, las que se centran exclusivamente en servicios para empresas (en inglés, business to business o B2B) lo tienen difícil por partida doble. Los procesos por los que las compañías eligen socios suelen estar diseñados para evitar el riesgo, precisamente el punto débil de una empresa emergente o de un producto innovador. Este conservadurismo se redobla en el sector bancario, en el que hay que sumar los factores de la extrema sensibilidad de los datos y —en muchos casos— el alto coste de reemplazar tecnologías ya existentes.

Con esos antecedentes, la decisión de los socios de Pich Technologies de desarrollar un software para permitir a sus clientes acceder a los datos de sus clientes en los grandes bancos de manera más ágil, sencilla y, sobre todo, barata fue un reto de primera magnitud. Pero sus dos cofundadores, el español Ignacio Gamoneda y el zimbabuense Munya Gwisai, se enfrentaron a ese desafío.

Quizás porque no era lo que soñaban cuando estaban terminando su curso de Negocios en el Instituto de Empresa. En aquel momento, su intención era una plataforma de pagos online. “Pero conforme fuimos evolucionando, vimos que había otras posibilidades e incorporamos dos socios más”, explica Gamoneda, hoy director de operaciones de la compañía. “Pablo Pérez, el director de desarrollo de negocio, venía del sector del private equity, mientras que nuestro director tecnológico, Julio Pedreira, ha trabajado 16 años en el sector financiero, en empresas como BBVA y Equifax. Le contamos nuestro proyecto y se vino con nosotros”.

El poder de convicción de la idea de Pich no se limitó únicamente a sus socios. El 80% de los 120.000 euros de la primera ronda de financiación procedió de un grupo de inversores privados “bastante grandes”, en palabras de Gamoneda. “Solo teníamos un powerpoint, un buen plan y un buen equipo”.

En breve

» Perfil. Dos estudiantes del IE se asocian para fundar un negocio orientado al sector financiero. La firma ahora tiene siete clientes y, según sus directivos, cubre costes.

» Proyectos. Pich trabaja con un objetivo ambicioso: el liderazgo de las plataformas multibanco para terceros. También quiere llevar el negocio a Reino Unido y a los países nórdicos.

La empresa tiene dos productos cuyos nombres en inglés prácticamente se explican solos. El primero, Link (conexión), conecta al usuario con la red de las entidades bancarias colaboradoras y le permite obtener los datos que solicita de forma rápida y ordenada. El otro, Verify, conecta al usuario con los bancos para comprobar que la información personal y bancaria que sus clientes facilitan es correcta.

“Nos diferenciamos de nuestros rivales por la calidad de nuestra tecnología”, defiende Gamoneda. “Por un lado, ahorramos muchísimo tiempo a nuestros clientes: si antes solicitar un año de movimientos bancarios tardaba minuto y medio, con nuestra tecnología solo tarda seis segundos y es muchísimo más fiable”.

La ventaja de ser pequeños

Pero la tecnología no es el único argumento de la empresa. Su pequeño tamaño, que podría ser una desventaja, también es para Pich un factor positivo. “Podemos ofrecer un servicio mucho más personalizado”, considera el director de operaciones. La empresa tiene siete clientes consolidados —en su mayoría, pequeñas entidades de crédito como Contante o Québueno— “y varios en proceso de entrar”, apunta.

La empresa espera terminar el año con una facturación de entre 100.000 y 130.000 euros, suficiente, según Gamoneda, para cubrir gastos. Sin embargo, su objetivo a corto plazo no es dar beneficios. “Nosotros queremos captar fondos para crecer y crecer para invertir”, defiende el directivo.

“España es un mercado muy complicado de entrar, pero lo estamos consiguiendo”, considera Gamoneda. El director de operaciones reconoce las dificultades del mercado B2B en España, pero señala: “Las empresas están cambiando. Ya no puede ser ‘voy a contratar a la empresa de mi amigo’; como no sofistiquen su estrategia digital lo pueden pasar mal en la próxima década”.

Además, trabajar con empresas tiene sus ventajas. “Entrar es complicado, pero cuando captas un socio su compromiso es mucho más estable y su motivación está clara”, cree Gamoneda. “Un usuario normal simplemente puede desinstalar la aplicación”.

La empresa ha sido una de las tres nominadas en la categoría de“Software bancario innovador” en los Premios Europeos de Fintech, que se entregarán la semana próxima en Ámsterdam. La empresa quiere aprovechar esa exposición para crecer fuera de España. “Nuestro objetivo es Reino Unido y los países nórdicos. El británico es el mayor mercado de préstamos rápidos de Europa”. La firma planea para los próximos meses una nueva ronda de financiación mucho más ambiciosa que las anteriores.

Ocasiones de negocio en ascenso

La cara visible de la última generación de tecnologías financieras son, sin duda, las aplicaciones para móvil que permiten al usuario pagar sin llevar consigo la tarjeta o gestionar varias cuentas bancarias desde un mismo smartphone. Pero muchos de los 11.100 millones de euros que, según la consultora Accenture, se invirtieron en la última generación de fintech, están destinados a un mercado igualmente prometedor: el de los servicios para empresas y entre empresas.

La lista elaborada por la consultora KPMG en la que enumera las 100 empresas más prometedoras del sector incluye varios nombres cuyo mercado es empresarial. Firmas como FundingCircle, que conecta compañías necesitadas de crédito con aquellas que quieren sacarle un mayor rendimiento a sus flujos de caja, o como Ebury (fundada por dos españoles y con sede tecnológica en Málaga), especializada en el mercado de divisas, han atraído el interés de los inversores internacionales. En noviembre del año pasado, Ebury cerró una ronda de financiación por 77 millones de euros.

La financiación de pymes y los pagos transfronterizos están entre los negocios más en auge dentro del sector fintech, pero no son los únicos. En el catálogo del sector B2B, están compañías dedicadas a las domiciliaciones bancarias y a los pagos directos en tarjeta de débito (como Gocardless o Twikey), facturas electrónicas (Viewpost o Taulia), gestión de flujos de caja (C2FO o PrimeRevenue) o que ofrecen custodia de bienes como servicio (Armor, recientemente adquirida por Payoneer). Y, por supuesto, las aseguradoras, la "última frontera" de la tecnología financiera.

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Sobre la firma

Thiago Ferrer Morini
(São Paulo, 1981) Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Complutense de Madrid. En EL PAÍS desde 2012.

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