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Una empresa china anuncia el primer impago de deuda del país desde 1997

La firma de paneles solares Chaori reconoce que no es capaz de abonar 10,5 millones El anuncio pone en evidencia el cambio en las condiciones para acceder al crédito

La empresa china Chaori Solar ha anunciado que no podrá pagar los intereses de una emisión de deuda por 89,8 millones de yuanes (el equivalente a unos 14,6 millones de dólares o 10,5 millones de euros al cambio), lastrado por los graves problemas financieros que arrastra ante el descenso de precios de las placas de silicio. No obstante, el verdadero punto de atención de la noticia es que es el primer impago que sufren los inversores chinos en el mercado interno del país desde 1997, cuando el Banco Central empezó a regular la renta fija. Este mercado mueve unos 4,2 billones de dólares

La decisión de Chaori, radicada en Shanghai y que compite en el saturado mercado de las placas solares, también deja en evidencia las tensiones de crédito que están surgiendo en el gigante asiático. Las restricciones a la financiación son una consecuencia del cambio de criterio de los supervisores oficiales, que han impuesto más controles y garantías adicionales de capital a las entidades para evitar el sobreendeudamiento de la economía. En otra consecuencia de este cambio de tendencia, las autoridades tuvieron que salir al rescate de un producto emitido por la entidad China Credit Trust en enero.

En este ambiente de crédito restringido, el sector de las energías renovables chinas afronta el pago a lo largo de 2014 de 7.700 millones de dólares. Las empresas han llegado a esta cifra tras acudir al mercado a captar cifras récord de dinero con el que financiar un desarrollo que, visto su resultado, ha sido excesivo. La propia Chaori venía de sufrir pérdidas millonarias en 2013 por tercer año consecutivo, aunque hasta ahora había podido seguir pidiendo prestado. De hecho, algunas firmas del sector como LDK o Suntech han optado por dejar de pagar a los inversores internacionales.

Por este motivo, los analistas llegan a ver lo sucedido como algo hasta positivo en tanto en cuanto supone poner los pies en el suleo de la realidad del sector de las renovables. También supone un saludable ejercicio de realismo para el mercado de renta fija, añaden desde Fitch, que considera que así "se fomenta una mayor disciplina para fijar precios de forma más efectiva".

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