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GE redobla su apuesta española

La multinacional ofrece ayuda para financiar crecimiento y ahorro

Operario en la planta de GE en Zamudio (Vizcaya)
Operario en la planta de GE en Zamudio (Vizcaya)

"Que algo no funcione como tú esperabas no quiere decir que sea inútil”. La frase de Thomas Edison, el fundador hace 130 años de General Electric (GE), es parte de la filosofía que aún mantiene este gigantesco conglomerado de empresas (opera en más de 100 países, fabrica en 32, ocupa a más de 300.000 personas y en 2011 facturó 147.000 millones de dólares).

GE sabe que la situación no es buena en España en los últimos tiempos, incluso la sufre, pero la estadounidense, que lleva 60 años aquí y que está presente en la mayoría de los grandes sectores de la economía, ha decidido reafirmar su apuesta por este mercado y su voluntad de permanencia en la península Ibérica, con declaraciones de su presidente para España y Portugal, Daniel Carreño, y también con hechos concretos, como la inversión de 11 millones en un centro de producción y de I+D en Zamudio (Vizcaya), o la inversión de siete millones en el maltrecho sector inmobiliario, en la modernización de un centro comercial en Madrid.

Hay cosas que a GE no le gustan y que afectan a sus negocios, como es el excesivo coste de la energía, los frecuentes cambios en determinadas regulaciones o los dilatados plazos y demoras en el pago de algunas Administraciones públicas a los proveedores, pero aun así el mercado ibérico, que aporta al grupo una facturación de unos 2.000 millones de dólares anuales, sigue figurando entre sus 10 áreas geográficas más importantes por volumen de ventas.

Y como quiere que siga siendo así, en mayo suscribió un importante acuerdo con Iberdrola para la asistencia técnica y el mantenimiento de un total de 310 aerogeneradores de su marca. Y a finales de marzo inició las inversiones previstas para su planta de contadores eléctricos inteligentes en Zamudio. El 41% de esta inversión se destina a actividades de I+D+i. El centro tendrá una plantilla inicial de 50 trabajadores que aumentará a 100 el próximo año. Su capacidad inicial de producción será de un millón de unidades año, pero podrá llegar a ocho millones en función de la demanda. Abastecerá al mercado nacional y europeo y en una segunda fase venderá equipos a los mercados de África y Oriente Próximo.

Factura 2.000 millones en España y Portugal y destina el 7% a  I+D

Pieza clave en la actual estrategia de la multinacional en el ámbito del I+D y en sus negocios ibéricos es el área de salud. La escasez de recursos, el envejecimiento de la población y la transformación de muchas enfermedades letales en crónicas (representan ya el 70% del gasto sanitario) obliga a un cambio de modelo de atención que se articule desde la prevención de las enfermedades, el adelanto de los diagnósticos sobre enfermedades o futuras enfermedades (los tratamientos en los primeros estadios son cinco veces más eficaces y tres veces más económicos), recurriendo cada vez más a la medicina personalizada a través de la genómica y la terapia protónica, y con un cambio sustancial de la gestión sanitaria.

“Es necesario industrializar esa gestión sanitaria. Protocolizar los tratamientos y evitar así la mayor desviación en el gasto que proviene hoy de la variabilidad”, señala Carreño. Una misma enfermedad se está tratando de forma diferente no solo entre distintos hospitales sino incluso entre distintos servicios de un mismo centro, explica el directivo de GE, y hay informes de prestigiosas universidades que demuestran que con un proceso adecuado de protocolización se puede reducir el coste de la atención y mejorarla en hasta en un 70%.

Para protocolizar, agrega Carreño, hay que disponer de la información y digitalizarla. De ahí el acuerdo suscrito entre GE y Microsoft que permitirá compartir información a distintos centros sanitarios, con distintos grados de acceso a los datos, evitando la frecuente repetición de pruebas que dispara los costes y que en algunos casos, como los tratamientos radiológicos, pueden ser perjudiciales para el paciente. Facilitarán además las interconsultas entre centros y profesiones y acelerarán y mejoraran los diagnósticos y los tratamientos.

Un protocolo adecuado reduciría el coste de la sanidad hasta en un 70%

GE quiere que España sea uno de los primeros países en acceder a estas tecnologías y modelos de gestión, en los que la multinacional es líder, y ha establecido ya contactos para iniciar auditorías sobre las necesidades y requerimientos del sistema previas a fijar objetivos de ahorro de gasto y presupuestos de implantación.

GE ha puesto en marcha también programas de ayuda y colaboración que permiten a los hospitales acceder a equipos y tecnologías, cuyo precio es muy elevado, en tiempo de restricciones presupuestarias y escasez de recursos. Lo han puesto en práctica ya, por ejemplo, en Palma de Mallorca (hospital de Son Espases). Son proyectos de colaboración público-privada donde se produce una transferencia del riesgo tecnológico desde el cliente público hacia el proveedor, en este caso GE, que pasa a ser un socio a lo largo de periodos de tiempo amplios, entre 8 y 30 años, en los que garantiza los equipos, su funcionamiento y su actualización.

En el negocio financiero en España, GE dispone de una cuota importante en los mercados de equipamiento industrial y gestión de flotas y está presente en el sector inmobiliario. Tiene activos (oficinas, fábricas, centros logísticos y comerciales) por valor de más de mil millones, y se dedica sobre todo a la explotación patrimonial de los inmuebles. GE opera también en alianza con varias cajas en créditos al consumo, tarjetas y préstamos personales (esta semana ha vendido a Banco CAM un 49,5% de la firma de créditos al consumo cuya propiedad compartían por 252,1 millones de euros).

Entre sus negocios españoles destacan, además, los vinculados a la energía en todas sus facetas (equipamiento y mantenimiento, consultoría, inversiones) y sectores (renovables, cogeneración, nuclear, redes de distribución inteligentes, contadores inteligentes…); los ligados a la aviación; los del sector del agua (plantas de tratamiento, desaladoras…); y los del sector de la iluminación (tecnologías led, alumbrado público…).

GE, señalan en la filial ibérica, promueve la innovación en la búsqueda de soluciones a los retos importantes de España y Portugal. Los productos e iniciativas del programa ecomagination, que ha puesto en marcha mundialmente, permiten cumplir con los compromisos internacionales de reducción de emisiones de CO2. Más del 25% de la electricidad que se genera en España se produce con equipos de GE.

Su presencia tampoco es pequeña en los sectores de marina y aeronáutica. Unos 1.200 motores de aeronaves militares y civiles tienen en España tecnología de GE. Además, la multinacional participa en la modernización de las Fuerzas Armadas Españolas y ha suministrado al portaaviones Juan Carlos I una turbina de gas que produce electricidad para el consumo a bordo.

Recetas contra la crisis

GE dice que el secreto de su larga vida hay que buscarlo en su capacidad de reinventarse, de abandonar a tiempo algunos negocios y de entrar en otros. “Se trata de mantener un equilibrio estable”, señala Carreño, con cambios que les permiten preservar las grandes cifras de empleo y ventas del grupo. Así, por ejemplo, GE ha salido del sector del plástico (tenía, entre otras, una planta en Cartagena) o ha dado un giro a su estrategia en el área de salud sustituyendo su presencia en reactores nucleares y radioterapia por los negocios de la medicina personalizada, la genómica y la protónica.

En GE , dice Carreño, se suele echar mano de una metodología que es muy útil en momentos de confusión y volatilidad como el actual y que consiste en centrarse en lo básico, en el elemento nuclear del problema. Y España como país debería hacer algo parecido y centrarse en el crecimiento. “Son las dudas sobre su capacidad de crecer lo que genera incertidumbre y agrava el resto de los problemas y percepciones sobre su economía”. Pero para crecer más hay que ser más competitivos, agrega el presidente regional, y eso en la filosofía de GE pasa por ser más eficientes (hacer más o lo mismo con menos), replicar las políticas y las regulaciones de quienes lo hacen mejor que nosotros y en lo que hacen mejor, y apostar decididamente por la innovación. “GE la tiene en su ADN desde los tiempos de Edison. Invierte más de 8.000 millones de dólares anuales en I+D y contabiliza un promedio de nueve nuevas patentes cada día”. Es lo que te hace entrar en un círculo virtuoso, dice Carreño, y es lo que debería hacer España. Y no se trata de inventar la rueda, explica, hay que partir de lo que ya existe.

GE, según el presidente, aplica ya esta metodología a sus mercados peninsulares en donde cuenta con una treintena de centros de trabajo y fabricas, varios centros de I+D (destina cada año entre el 6% y el 7% de su facturación a innovación) y da empleo a 2.700 personas.

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